Guillem Clua (Barcelona, 1973), Premio Nacional de Literatura Dramática en 2020, siempre quiso contar historias y compartir su mundo con los demás. Con apenas 10 años empezó a hacer versiones propias de los libros que leía, por ejemplo ‘La historia interminable’, de Michael Ende. “Cuando lo terminaba, cogía una libreta y me ponía a escribir en una versión mejorada, obviamente con dibujitos. Eso lo hacía con 10-12 años”, nos explica en una entrevista concedida a ElPlural para El Tren de la Cultura, un proyecto de ElPlural desarrollado en colaboración con la productora TresiMedia y Renfe, con el que nos adentraremos en el mundo interior de reconocidos creadores y artistas. Desde aquellos primeros pasos en el mundo de la creación ha llovido mucho y hoy en día se ha convertido en una de las voces indispensables del teatro y la ficción televisiva en nuestro país.

Quedamos con él a las puertas del Teatro La Villaroel de Barcelona, situado en la calle del mismo nombre y muy cerca del barrio donde se crio. Allí puede verse en estos momentos la función L’Oreneta, escrita por él mismo. Se trata de uno de los títulos más internacionales de la dramaturgia catalana y cuenta la historia de una profesora de canto que da clases a un joven que quiere mejorar su voz para actuar en el memorial de su madre, recientemente fallecida.

"Entré en periodismo, que era lo que hacías en esa época cuando te gustaba escribir"

Nos recibe en el silencio de la sala, con esa aura especial que se siente al entrar al patio de butacas. Cuando era pequeño todavía no sabía que su gran pasión sería el teatro. “Entré en periodismo, que era lo que hacías en esa época cuando te gustaba escribir, y poco a poco fui descubriendo que la ficción era lo que más me tiraba y que el teatro en particular era lo que más me llenaba. Y así es como he acabado escribiendo teatro en el momento en el que me di cuenta de que en esto era mi profesión y que además me podía ganar la vida con ello”, recuerda.

“No fue un sueldo ni un contrato, porque eso cuesta mucho encontrarlo, sino que me presenté a un concurso con una obra de teatro que había escrito para pasar el rato y resulta que gané un premio y me dieron dinero por ello y dije anda, sí, esto ocurre”. Pero la sorpresa creció y se convirtió en su profesión. “Nunca me lo habría imaginado”, enfatiza poniéndose en el lugar de aquel niño creativo que ha conseguido alzar su voz en el panorama dramático español.

Un ciudadano del mundo

Aunque es barcelonés hasta la médula, su paso por Londres, donde inició su formación como escritor, Nueva York o Madrid, complementaron su mirada. “El hecho de cambiar de ciudad te coloca en un ambiente distinto y te obliga a comenzar de cero, de algún modo, a aprender otras culturas, a veces otras lenguas que relativizan todo lo que conoces hasta ese momento. Y creo que es muy saludable, sobre todo para un creador, para alguien que cuenta historias”, subraya en la entrevista.

Nos cuenta que Nueva York marca un antes y un después en su carrera. “Ahí encontré una representante que empezó a mover mis obras de teatro internacionalmente y creo que fue un punto de inflexión. Si tú estás dispuesto a pedirle algo a esta ciudad, es algo que a lo mejor te lo dará. Todo lo que te puede ofrecer esa ciudad durante un día es lo que te puede ofrecer España entera en un año. Bueno, no tanto…, pero me entiendes”, reflexiona agradecido a la ciudad de los rascacielos, que convirtió su vida allí en un sueño hecho realidad.

"Madrid es una ciudad muy hospitalaria, que te acoge, que te abraza, que te enseña muchísimo”

Sin embargo, pese a su enamoramiento de Nueva York, tiene claro que no podría vivir allí toda la vida. “El sistema de vida americano para mí es terrible. Así que volví a España y me fui a Madrid, una ciudad muy distinta a Barcelona, que aporta muchísimo a todos los que llegan a ella. Es una ciudad muy hospitalaria, que te acoge, que te abraza, que te enseña muchísimo”, asegura. “Pero al final las raíces siempre acaban llamando”, reconoce y ha vuelto, al menos de momento, a Barcelona.

Guillem Clua encuentra en el tren una de sus zonas de confort. El simple traqueteo durante los viajes, que compara con el mecer de una cuna, le hace relajarse y conciliar el sueño hasta en los momentos más estresantes. “Me tranquiliza mucho estar en un tren, he hecho largos viajes en tren, pero a la vez también es un sitio muy bueno para trabajar”.

El viaje de Guillem Clua: del teatro a las plataformas

Para la mirada curiosa de Guillem no hay fronteras y cree que las plataformas de contenidos son una gran oportunidad para continuar creando y llegando al público. “Las plataformas han cambiado el paradigma del consumo televisivo a nivel mundial”, enfatiza.

”Nos hemos liberado un poco de las cadenas que teníamos a la hora de crear"

Para él han resultado liberadoras: ”Nos hemos liberado un poco de las cadenas que teníamos a la hora de crear y de emitir ciertos contenidos que tenía que tener cierta duración, que respondían a los deseos de muy pocos productores o de muy poca gente con poder. Se ha desatado una oleada de creatividad maravillosa que apela a muchísimos tipos de público y que genera muchísimos tipos de contenido”.

Sin embargo, la cara B de esta nueva realidad indica también un riesgo, el da la saturación y el consumo rápido, muy compulsivo.  “Como todo, como todo avance tecnológico tiene su lado bueno y su lado malo. Para mí, ahora mismo, el beneficio para la industria y para los espectadores es innegable. Pero tenemos que tener cuidado de que no se nos vaya de las manos, que no sea una burbuja, que acabe explotando y que acabe perjudicando a muchísima gente”, advierte.

El éxito de 'Smiley'

'Smiley' es sin duda su éxito más emblemático. Se trata de un ‘Love Actually’ renovado, ambientado en Barcelona y protagonizado por dos homosexuales antagónicos. Inicialmente fue una obra de teatro en clave de comedia que, tras su éxito internacional, dio el salto a Netflix como serie de ficción. Está en el Top 50 de las series mejor valoradas de esta plataforma de streaming por parte de usuarios de todo el mundo. 

Para Guillem Clua es un auténtico "regalazo". Destaca el poder de “una plataforma orgullosa de su diversidad” que logra catapultar su obra a 140 países, exhibiendo al mundo “una realidad diversa desde un lugar muy concreto, muy local, como es Barcelona, en el que, además, se muestra una realidad bilingüe, en catalán y castellano, donde muchísimas historias, identidades y orientaciones conviven pacíficamente y se complementan para mostrar una realidad diversa y rica”.

"Soy muy consciente que, aparte de entretener, las historias que contamos tienen un valor social"

Para este defensor de la igualdad y los derechos LGTBI, es importante dar visibilidad en la ficción generalista este tipo de cuestiones, “porque lo que no se muestra, no existe”. Entiende, además, que tiene una responsabilidad extra como creador. “Soy un hombre gay y tengo no sólo la responsabilidad, sino la necesidad de contar las historias desde el punto de vista de mi colectivo, porque soy muy consciente que, aparte de entretener, las historias que contamos tienen un valor social, tienen un impacto en las personas que las ven y contribuimos de algún modo con esa visibilidad”, argumenta.

El objetivo de Guillem Clua es construir "un mundo más diverso y más seguro para todos”

La cultura nos convierte en mejores personas y nos permite crecer como sociedad. De esta manera, Guillem Clua pone su granito de arena para construir lo que describe como “un mundo más diverso y más seguro para todos”.

Este contador de historias se considera un privilegiado por haber tenido el apoyo institucional necesario para poder desarrollar su creatividad y alerta sobre la necesidad de apoyar a las nuevas generaciones. “Me interesa muchísimo todo lo que viene detrás, las nuevas voces que están surgiendo ahora en salas más alternativas, más pequeños, pero que tenemos que nutrir para que nuestra cultura, tanto la catalana como la española, se vaya enriqueciendo, vaya creciendo de una manera orgánica y viva y estemos construir un ecosistema tanto literario como teatral que podamos dejar a futuras generaciones como algo valioso”.

¿Qué piensa del futuro?

Las expectativas del Guillem Cua adulto siguen siendo las mismas que cuando era niño. Su brújula vital es seguir contando historias. “Para mí el éxito es eso, no son los premios, no son los viajes, no son las superproducciones, al final es tener esa necesidad de escribir y tener la opción de mostrarla al público. Ese es el verdadero lujo, el verdadero privilegio y espero poder hacerlo durante muchos años”, concluye.

Todo sobre Guillem Clua y su obra

Guillem Clua nació en Barcelona en 1973. Muy activo en Twitter, se define como "dramaturgo, guionista, director, hilandero tuitero, prosopagnósico, concebollista, transfeminista, Premio Nacional de Literatura Dramática y maricón". Licenciado en periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), inició su formación en escritura en la London Guildhall University (Londres, Gran Bretaña) en 1994. Recibió en 2020 el Premio Nacional de Literatura Dramática, otorgado por el Ministerio de Cultura. 

La crítica le considera como una de las voces internacionales más innovadoras y versátiles del teatro nacional actual. Además de teatro, es guionista y algunas de sus obras, como la exitosa Smiley, han dado el salto a la gran (o pequeña pantalla). Su objetivo, según se explica en su página web, es "contar historias y hacerlas próximas al espectador, utilizando mecanismos de intriga, comedia o melodrama, un ritmo trepidante, e incluso elementos propios de otros medios, como la televisión, internet y el cine".

Se nutre de la actualidad y grandes titulares de prensa, incluidos los conflictos armados. Entre sus obras destacan piezas de alto voltaje político (La piel en llamasEl sabor de las cenizasLa golondrina), dramas épicos (MarburgInvasiónJustícia), musicales (Killer73 raons per deixar-te), espectáculos de teatro-danza (Muerte en VeneciaEn el desierto), adaptaciones de clásicos (IlíadaLa revoltosa) y comedias (SmileyAl damunt dels nostres cants).

El autor cuenta, además, con una amplia y reconocida experiencia como guionista de cine y televisión y profesor de escritura dramática. Entre sus guiones recientes destacan las adaptaciones cinematográficas de Los renglones torcidos de Dios, por la que fue nominado al Premio Goya, y de algunas de sus propias obras (La piel en llamas, Invasión, La bandera), así como la serie de Netflix Smiley de la que es showrunner. Este mismo año se ha encargado de escribir el guion de la película de terror 'La niña de la comunión'.

Las entrevistas de 'El Tren de la Cultura'

Guillem Clua se suma de esta manera a la serie de entrevistas audiovisuales que integran 'El Tren de la Cultura', un proyecto de ElPlural, en colaboración con Renfe y la productora audiovisual Tresimedia para viajar al interior y el entorno de diferentes personalidades del mundo de la creación. La actriz y presentadora de televisión Paula Vázquez, la cocinera Lucía Grávalos, el arquitecto César Portela, la actriz Berta Castañé, el fotógrafo Jordi Sarrà, la pintora Paula Bonet, la diseñadora Celia B, los cineastas Benito ZambranoManuela Burló, el grupo La La Love You, el bailarín Chus Western, la cantante y compositora Alice Wonder, el actor Raúl Tejón y el artista multidisciplinar Okuda San Miguel son el resto de protagonistas de este apasionante recorrido.

Además de Renfe, han colaborado con nosotros en este apasionante proyecto el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de EspañaCulturaPress y la asociación de compositores Musimagen.

Las entrevistas se han grabado en lugares emblemáticos para cada uno de los artistas y creadores que han accedido a compartir con nosotros sus vivencias, al igual que ya hicimos con los escritores que entrevistamos para Vivir, Viajar y Leer. Entonces, nuestros protagonistas fueron Luis García MonteroCarme ChaparroMáximo HuertaSusana GisbertMikel SantiagoOriol NolisMaría ZaragozaEva OrúeClara Sánchez y Alice Kellen y recorrimos diferentes puntos del territorio nacional: desde los molinos de Campo de Criptana al histórico Teatro Montecarlo de Buñol pasando por El Retiro de Madrid o la Albufera de Valencia.