Las previsiones económicas de autoridades independientes y organismos internacionales para 2023 comienzan a ver la luz en los meses finales del año y un término resalta entre las líneas de sus inmensos informes: recesión técnica. El Gobierno la niega, asegurando que “no hay ningún indicador económico que apunte a que España va a entrar en recesión técnica”; mientras, múltiples instituciones, como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), contradicen esta versión con datos que sí apuntan a ella. El catastrofismo y las estimaciones agoreras se suceden y el término se repite constantemente, dos veces ya en estas líneas, pero ¿qué significa recesión técnica? ¿Qué supone para la economía, las empresas o lo trabajadores?

¿Qué es la recesión técnica?

Siguiendo parámetros técnicos, un país entra en recesión técnica cunado se registran contracciones de su Producto Interior Bruto (PIB) durante dos trimestres consecutivos. El término fue acuñado hace casi 100 años, pero no fue hasta 1975 cuando el economista Julius Shiskin especificó espectro temporal de dos meses. Sin embargo, aunque su denominación pueda inducir a confusiones, una recesión técnica no es lo mismo, ni de lejos, que una recesión o crisis económica. En estos momentos, España no cuenta con ningún trimestre en negativo, por el contrario, Estado Unidos se encuentra en recesión técnica desde el segundo trimestre

Una recesión o crisis económica es un periodo temporal en el que se produce un decrecimiento significativo de la economía que, acarrea inestabilidad en los merados y una afectación directamente a los principales macroeconómicos. Esto significa que el empleo, el consumo interno, los niveles de producción y la capacidad de pago (ahorro) se desploman. Por el contrario, una recesión técnica no trae aparejada por naturaleza ninguna de estas situaciones.

¿Corre España el riesgo de entrar en recesión técnica?

Si España corre el riesgo de entrar en una recesión técnica es un debate que actualmente enfrena a los técnicos, pero habrá que esperar a la llegada de los datos para conocer el desenlace. Lo que sí se puede aseverar es que, por el momento, ninguno de los indicadores económicos anteriormente mencionados está sufriendo. De hecho, los últimos datos recogidos, correspondientes al segundo trimestre del año, muestran un crecimiento del PIB a precios de mercado del 6,8% anualmente y del 1,5% trimestralmente.

Para comprender la situación económica que atraviesa en estos momentos el país se puede realizar una comparación con la crisis económica que se detonó en 2008. Entre los años 2007 y 2013, en España se destruyeron casi cuatro millones de empleos, 900.000 en 2008, lo que supuso el 80% de todo el empleo perdido en Europa en ese periodo. Sin embargo, actualmente, tras 18 meses consecutivos de crecimiento, la Seguridad Social cuenta con el récord de afiliados de toda la historia, reflejando 20.239.355 trabajadores. Además, el paro marca también los niveles más bajos desde antes de la anterior crisis económica, situándose por debajo de los tres millones y del 13%.

Otro indicador que muestra la diferencia es la capacidad de ahorro de las familias y las empresas. Según los datos del Banco de España, el conjunto de los depósitos de hogares y empresas residentes en España se situó en 1,312 billones de euros en septiembre, lo que supone un aumento del 0,11% en el mes y del 5,59%. Concretamente, el ahorro de las familias ha crecido un 5,6% con respecto al año pasado y el de las empresas un 5,98%, lo que les otorga una mejor capacidad para afrontar problemas y situaciones controvertidas.  

En lo referido a consumo interno, la contabilidad nacional del segundo trimestre (últimos datos) refleja un incremento del gasto en consumo final del 0,9% con respecto al mismo periodo del 2021, del 2,5% en el caso del gasto de los hogares. Si bien es cierto que en el segundo trimestre del año se produjo una caída de un punto en relación con el trimestre anterior, la aportación de la demanda de los hogares supuso una aportación del 1,4% sobre el PIB.

Por último, en lo referido a capacidad de producción, el Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja que, en el mes de agosto, último mes con datos disponibles, el Índice de Producción Industrial creció 1,4 puntos con respecto al mes de julio, marcando un valor del 0,4%. En comparación con el mismo mes de 2021, el dato es un 5,5% más alto una vez eliminados los elementos estacionales, un 5,8% superior si se cuenta con ellos.

En definitiva, más allá de las discusiones entre técnicos y economistas, no puede asegurarse en estos momentos que España esté en riesgo de entrar en recesión económica, si bien podría atravesar una recesión técnica, cuya confirmación requerirá esperar a los datos. Además, cabe destacar en estos momentos de incertidumbre internacional, provocada por la guerra de Ucrania y la crisis energética, cualquier variación puede tirar por el suelo y modificar todas las predicciones realizadas. En el caso europeo, por ejemplo, ningún país podría evitar una caída si el gigante alemán, muy afectado por el corte de gas ruso, se desploma.