Desde su salto a la parrilla de Televisión Española, el programa ‘Malas Lenguas’, presentado y conducido por Jesús Cintora, ha conseguido no solo consolidarse en la cadena pública sino convertirse en altavoz de la actualidad política, ahora también en dos franjas diarias. Desde su estreno el pasado mes de abril, la audiencia ha respondido al trabajo que hay detrás del programa, con unas cifras que han llevado a convertir el programa en el más visto del día en múltiples ocasiones.
Con todo, un programa que ofrece rigurosa actualidad y que cuenta con la opinión de diferentes profesionales que acuden a plató para debatir sobre los temas de más candente actualidad, y que ha llegado a estar bajo la lupa de la extrema derecha y agitadores ultras por contar la verdad y ejercer el periodismo.
Su presentador, en esta entrevista con ElPlural.com, defiende el ejercicio del periodismo y de los profesionales de la casa y asegura seguir trabajando porque, según señala, “el mejor programa está por hacer”.
P.: ¿Qué balance haces de estos cuatro meses con 'Malas Lenguas' en la parrilla de Televisión Española?
R.: Ha sido un periodo en el que hemos trabajado mucho, con algunas dificultades incluso, pero lo más importante es que el programa lo hemos consolidado. Además, el nombre del programa se ha convertido en algo ya familiar para bastante gente. Ha tenido también la dificultad del cambio; primero era un solo programa y luego ha pasado a ser dos diarios en La 1 y en La 2, por lo que hemos tenido que trabajar mucho más, aunque esto también ha podido beneficiar en dar a conocer el programa. Nos hemos convertido en un programa que gusta y que acompaña a mucha gente y también un programa que molesta a otra, desde gente que nos han dicho que quería quitarlo hasta gente que nos ha dicho que le hacemos mucha compañía.
P.: Cumplís estos cuatros meses con una doble emisión, con dos franjas en La 1 y en La 2. ¿Hay diferencias entre ambas franjas?
R.: Intentamos hacer los contenidos lo más diferentes posibles dentro de que son dos programas en el mismo día y hay que prepararlos. Habrá gente que verá los dos, otra que se conecta a uno, otra que se conecta a otro, pero hacemos los dos con el mismo esfuerzo, la misma ilusión y con las mismas ganas de que guste. Creo que estamos en un tiempo en el que es muy necesario intentar contar las cosas porque hay asuntos que no siempre se cuentan. Hay también mucho contenido que está circulando por las redes y hay contenido magnífico, pero también hay muchos bulos. Intentamos hacer un esfuerzo por acercar con un lenguaje natural y con un punto de vista entretenido la actualidad. Un punto de vista que gusta mucho a algunos, a otros menos, y a otros nada, incluso nos quisieran quitar, pero intentamos hacerlo con el mismo esfuerzo y la misma ilusión.
P.: En este periodo de tiempo, las audiencias os han acompañado. ¿Esperabais estos buenos datos?
R.: Las audiencias han sido magníficas, premian el enorme esfuerzo que ha habido que hacer por el hecho de haber tenido que hacer dos programas. Consolidar y asentar un programa de televisión no es fácil, lleva una labor de picar piedra, y siempre es bueno que la gente nos vea. No obstante, a mí me gusta intentar relativizar las audiencias porque, a fin de cuentas, de lo que se trata es de intentar hacer un programa que la gente vaya conociendo poco a poco e ir aprendiendo. Yo cada día intento aprender y sigo pensando que el mejor programa está por hacer.
P.: Por lo que respecta a la misión de servicio público de RTVE, ¿combatir el bulo y el discurso del odio forma parte de esta tarea?
R.: Intentamos poner luz y poner un punto de vista interesante para la gente que nos ve. Hay una ingente cantidad de bulos, de mentiras, de gente que intenta adulterar la realidad. Estos días acabamos de ver cómo, por ejemplo, se adulteran los currículums, me parece una forma bastante patética pero bastante simbólica de lo que hay ahí fuera. De gente que tiene un cargo público me parece bastante ridículo falsificar un currículum, pero también indigna el hecho de que pueda hacerlo gente que ocupa un puesto con un importante sueldo público cuando hay otra que está teniendo serios problemas para encontrar un trabajo o que el que tiene es precario. Se vive un espectáculo del bulo en el que intentan que parezca que la mentira hasta se premia y, al mismo tiempo, también una ceremonia de la confusión, si dices que tienes tres titulaciones y no tienes ninguna…no caben medias tintas. Y, a veces, en el día a día, en los pueblos no se habla con tanta media tinta. El lenguaje tiene que ser mucho más directo y mucho más claro, cuando intentan enredar el lenguaje es porque, probablemente, te quieren engañar.
P.: A raíz de la cobertura que hicisteis de los altercados en Torre Pacheco, la ultraderecha ha intensificado los ataques al programa. ¿Podría decirse que esto es reflejo de que algo se está haciendo bien?
R.: Estamos en un tiempo en el que hay varias amenazas en lo que significa la comunicación. Una es, al mismo tiempo, una oportunidad y un peligro, que es el cambio de consumo productor, las vías por las que te llega la información. La red tiene aspectos muy buenos pero también se ha colado gente que esparce mentiras y también hay intereses económicos porque hay ideas que, por ejemplo, la extrema derecha está extendiendo a través de estas redes porque eso está financiado. Estamos en un tiempo en el que hay gente que cree que da igual la Sanidad Pública que la privada, hay gente que cree que da igual la precariedad que defender un mundo en el cual hay menos desigualdad; gente que está extendiendo que las pensiones públicas son una estafa, que extiende el discurso de que el cambio climático no existe. O este tipo de mensajes tan peligrosos que calan, gente que equipara el machismo con el feminismo... Es una industria porque detrás de eso hay grupos de interés. Es una amenaza enorme y el periodismo es más necesario que nunca para intentar desde el oficio aplicar un punto de vista de servicio público. Es más necesario que nunca, además en un tiempo en el que grandes corporaciones a las que probablemente no se toca tanto en los medios privados porque tienen una capacidad de quitar y poner campañas de publicidad. Creo que los medios públicos son más necesarios que nunca en mitad de un tiempo muy convulso y con un montón de intereses.
P.: Atendiendo a las consecuencias que se derivan de ello, como se pudo ver con la agresión a vuestra reportera Esther Yáñez en Torre Pacheco, ¿son tiempos duros para el reporterismo?
R.: El programa tiene de bueno que se ha dado a conocer, que está ya asentado. Y luego se da el hecho de que nos han cogido la matrícula a algunos y cuando salimos a trabajar lo ponen complicado. También hay quien está haciendo campañas para desprestigiarlo o que incluso ha dicho abiertamente, como dijo Abascal, que quiere llegar al poder y quitarlo. Somos conscientes de que nos han cogido la matrícula y somos conscientes de que hay quien nos daría una palmada en el hombro porque le gusta el programa y quien, si pudiera, nos clavaría el puñal. No es un programa que deje indiferente.
P.: Este odio que se refleja y cristaliza en el acoso al periodista, ¿es reversible?
R.: Un programa de la televisión es posible desde la labor periodística, hasta quien maquilla o quien se encarga de la iluminación, es una labor de equipo. Somos gente que trabaja, que intenta hacer un programa que esté bien, que la gente vea, que acompañe, que cuente lo que pasa y nada más. No queremos mucho más. Al final somos simples periodistas que hacemos el trabajo y solamente digo que se nos deje trabajar y la gente que lo quiera ver, que lo vea. No tiene sentido que pongan en la diana a gente que solo quiere trabajar.