La guerra interna entre Vox y Revuelta ha dejado de ser un conflicto soterrado. La publicación esta semana de audios internos por ElPlural.com permite reconstruir cómo la dirección del partido valoró distintas vías para disolver la organización juvenil tras acusarla de desviar fondos recaudados para las víctimas de la DANA. Las grabaciones, difundidas en exclusiva por este periódico, documentan conversaciones mantenidas en el entorno de la formación ultra en las que se analizan distintas salidas para cerrar Revuelta, en pleno choque político, orgánico y judicial entre ambas estructuras.

El origen del conflicto se sitúa en la decisión de Vox de denunciar a Revuelta por el presunto uso irregular de donaciones obtenidas para ayudar a los damnificados por la DANA que afectó a varias zonas de España en 2024. A partir de ese momento, la relación entre el partido y la organización juvenil se deterioró de forma acelerada. Vox optó por desvincularse públicamente de Revuelta y trasladar el conflicto a los tribunales, mientras que desde la asociación se defendió la legalidad de su actuación y se acusó a dirigentes del partido de intentar tomar el control de la marca y de sus estructuras.

En este contexto, los audios publicados por ElPlural.com revelan que, meses antes de recurrir a la vía judicial, en el seno de Vox se debatieron distintas fórmulas para liquidar Revuelta y minimizar el impacto político y reputacional del enfrentamiento. Las grabaciones recogen al menos tres soluciones distintas planteadas en conversaciones internas.

La primera de ellas pasa por una disolución controlada que permita al partido desligarse del problema sin asumir responsabilidades futuras. En uno de los audios se escucha: “UPyD existió y todo el mundo tiene buen recuerdo (…). Hay que upeidizar Revuelta. Y nos quedamos el honor y la gloria y no la denuncia”. La referencia al partido fundado por Rosa Díez aparece como ejemplo de una estructura que desapareció del mapa político sin dejar una carga judicial significativa para sus promotores, según se desprende de la conversación.

Otra de las opciones planteadas en los audios apunta a una disolución abrupta de la organización juvenil y al uso de sus canales digitales por terceros. En una de las grabaciones difundidas por ElPlural.com, uno de los interlocutores afirma: “Estoy hasta la polla de Revuelta. Quiero disolverlo todo. Y las redes dárselas a una pajera de Onlyfans. Que usen los seguidores para que se masturben con sus tetas”.

La tercera vía que aparece en los audios tiene que ver con el uso del conflicto sobre la marca “Revuelta” como elemento externo para zanjar la disputa. En ese contexto, uno de los participantes señala: “Pues a lo mejor lo impugna Broncano y no tenemos nada que discutir. A lo mejor llega Broncano y dice ‘esta marca es mía’”. En este caso, la conversación alude a un posible conflicto de marcas que podría dejar sin recorrido legal a la organización juvenil.

La voluntad era cerrar el círculo: “Hacer un Alvise”

Las grabaciones forman parte de un conjunto de audios en los que se muestra cómo la dirección del partido trató de neutralizar la crisis generada por los miles de euros recaudados tras la DANA y que, según explican los interlocutores, “no se habían gastado en la DANA”. Las conversaciones, protagonizadas en gran parte por Arturo Villa —asesor del eurodiputado Jorge Buxadé y vinculado a Revuelta hasta hace pocos meses— se centran en cómo cerrar el asunto, no en cómo esclarecerlo.

En ese contexto aparece una frase que resume el enfoque adoptado: “Nos marcamos la de Alvise”, en referencia a la estrategia de donaciones millonarias y opacas asociada al eurodiputado Alvise Pérez. La preocupación no se limitaba al fondo recaudado, sino a la posibilidad de que la historia derivara en un escándalo que acabase involucrando directamente a la cúpula.

Durante esas reuniones, Mariscal es tajante al describir la situación interna: “Lo que yo estoy viendo con todo esto (…) es que esta situación nos está arrastrando a todos nosotros a situaciones muy dispares. A todos nos está llevando a algo malo”. Su mensaje final siempre converge en la misma conclusión: “Hay que acabar con esto por la tranquilidad de todos”.

Las grabaciones incluyen una conversación especialmente delicada entre Manuel Mariscal y Arturo Villa, en la que ambos enumeran posibles irregularidades cometidas por la organización juvenil. Villa es explícito: “Somos una asociación de mayores haciendo cosas para jóvenes. Pedimos dinero para la DANA pero lo gastamos en cosas para etarras. Hemos pagado cero euros de impuestos. Cero”. En la misma línea, advierte de las consecuencias de que el caso saliera a la luz: “Si sale algo, lo que no puede permitirse el partido es que esto salga sin que el partido actué. (…) Revuelta pagó cero euros de impuestos. Es heavy”, además de mencionar que la organización “pidió dinero a los valencianos y no se los gastó en…”. Mariscal, lejos de desmentirlo, suma su propia hipótesis: “O Revuelta estafó a Hacienda diciendo que tal…”.

Pese a lo evidente de los audios, Villa asegura a este periódico que solo buscaba "conocer y cumplir con todas las obligaciones de la asociación". "Se debía cumplir con los fines sociales de inmediato" y "exigí a los directivos de la DANA y a su Presidente cumplir con las obligaciones con Hacienda y con los damnificados de la Dana", añade. 

El conflicto salta del ámbito interno al espacio público

Los audios, cuya autenticidad no ha sido cuestionada, han intensificado la crisis entre Vox y Revuelta y han añadido una nueva dimensión al enfrentamiento. A raíz de su publicación, distintos grupos parlamentarios han anunciado que solicitarán que las grabaciones sean incorporadas a la comisión que investiga la gestión de las ayudas y la respuesta institucional a la DANA, con el objetivo de aclarar el destino de los fondos recaudados.

Desde Vox, la estrategia ha sido insistir en que Revuelta no forma parte orgánica del partido y que su funcionamiento era independiente. La formación ha subrayado que la denuncia responde exclusivamente a la necesidad de esclarecer el uso de las donaciones y ha tratado de marcar distancia con los responsables de la asociación juvenil. Al mismo tiempo, ha defendido que las conversaciones recogidas en los audios corresponden a debates internos sin consecuencias prácticas.

Por su parte, Revuelta ha negado cualquier irregularidad en la gestión de los fondos y ha sostenido que las donaciones se destinaron a los fines anunciados. La organización ha denunciado una maniobra política para desacreditarla y ha señalado que el conflicto responde a una pugna por el control de la marca y de la movilización juvenil que había logrado en los últimos años.

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