El proceso de investidura avanza aunque con partidos políticos a distintas velocidades. Ya pasada la fallida votación de Alberto Núñez Feijóo y una vez iniciada la ronda de consultas de Pedro Sánchez, Vox se encuentra en plena batalla interna para salir adelante en medio de diversas polémicas y fugas que desangran la formación. Los ultras de Santiago Abascal intentan rearmarse dando más poder al ala más dura de su dirección, liderada por Jorge Buxadé, en medio de las sombras sobre la financiación de su fundación privada, Disenso. A las primeras fugas de la cúpula por parte de Iván Espinosa de los Monteros, entre otros, se suman cambios en el organigrama y rupturas de gobiernos de la mano del Partido Popular.

Vox se rearma en su ala ultra

De triunfar el 28 de mayo y entrar en sendos gobiernos municipales y autonómicos, a una debacle electoral, perder fuelle en el Congreso y ser protagonistas de un desangramiento interno y polémicas administrativas. Este es el camino que ha recorrido la formación que lidera Santiago Abascal en tan solo cinco meses, en los que ha tenido que reestructurar el grupo parlamentario por la salida de Iván Espinosa de los Monteros así como otras fugas estratégicas. De hecho, en las últimas semanas se han tenido que enfrentar a ceses no comunicados y dimisiones inesperadas. Todo con una fecha marcada en rojo en el calendario: la manifestación del 8 de octubre contra la amnistía en Barcelona, una cita en la que no han conseguido brillar y que ha sido empañada por la complicada situación en la que se encuentra la organización.

Al agujero que le ha creado el resultado de las elecciones del 23 de julio en el Hemiciclo se suman las rupturas en distintas administraciones y la reorganización del organigrama de la cúpula. El primer caso le impide liderar ofensivas judiciales ante el Tribunal Constitucional o presentar mociones de censura por falta de diputados, mientras con el segundo la dirección intenta rearmarse. Eso sí, en el ala más ultra, cambiando algunos asesores así como vicesecretarías orgánicas, como la de Acción de Gobierno o la de Coordinación Parlamentaria. Pero los cambios a nivel regional también resuenan. Por ejemplo, la única consejera de Vox en Extremadura, Camino Limia, ha dimitido en las últimas semanas por discrepancias con la cúpula, y el ayuntamiento de Gijón ha expulsado a Vox por intentar politizar un certamen de cine.

Buxadé, más poderoso y líder

En medio de las salidas, una entrada con fuerza. Jorge Buxadé figura como ahora coordinador jurídico de la formación en sustitución de Marta Castro, que ha sido relevada el pasado viernes sin notificación ni publicidad y era muy cercana a Macarena Olona. Precisamente esta fuga aparentemente forzosa se produce tan solo unos días después de que tanto Olona como Javier Ortega Smith hayan criticado públicamente que la formación se haya convertido en una "agencia de colocación" y se conoce al mismo tiempo que la dimisión de Juan José Aizcorbe, responsable de la gestión económica de Vox en medio de las sospechas por presuntas irregularidades a través de su fundación. Por el momento no hay sustituto para este puesto. Buxadé es eurodiputado, vicepresidente del Comité de Acción Política y dirigente del ala más ultraderechista del partido.

De esta forma, el representante europeo continúa ganando peso dentro de Vox y se asienta en el nuevo núcleo duro de la sede de la calle Bambú en medio del desangramiento que está experimentando el clan ultra, incluso en el Hemiciclo. Una presencia cada vez más evidente del sector más conservador que ha levantado en armas a sus críticos, quienes le sitúan como uno de los "cuatro jinetes del apocalipsis" y causante de la debacle electoral del pasado 23 de julio. No solo está Buxadé, sino también Ignacio de Hoces, negociador territorial y responsable de elaborar las listas; Kiko Méndez-Monasterio, consejero de Abascal; y Gabriel Ariza, fundador de Tizona Comunicación e hijo de Julio Ariza, dueño de Intereconomía y de La Gaceta de los Negocios, medio de cabecera y altavoz de los ultras, relacionado a su vez con la polémica fundación privada del partido.

Sombras en la financiación de Disenso

En medio de esta reorganización interna resuenan las sombras sobre la financiación de Disenso, la fundación privada de Vox que preside el propio Abascal. Una organización dedicada casi en exclusividad a extender la ideología del partido a través de ciclos, conferencias y participaciones en medios de comunicación que, además, se financia directamente por la formación. En cuatro años ha recibido siete millones de euros, tal y como ha publicado ElPlural.com en los últimos años a raíz de una información del periódico elDiario.es. Ahora se conoce que este brazo político se presentó en los años 2021 y 2022 a todas las subvenciones que dan los Ministerios de Cultura y Exteriores a las fundaciones vinculadas con los partidos políticos, pese a estar en contra de las "paguitas" e incluso defender su eliminación.

La batalla de Vox contra las subvenciones, especialmente las culturales, es ampliamente conocida. "Suprimiremos todos los organismos ideológicos y subvenciones a partidos, sindicatos, patronales y otros entes jurídicos. No habrá igualdad entre los españoles mientras una casta privilegiada viva del esfuerzo del español de a pie", aparece reflejado en el programa electoral de los de Santiago Abascal. Pero tal y como publica este lunes elDiario.es, el partido se presentó a través de Disenso a las subvenciones de Cultura y Exteriores para fundaciones que dependen de formaciones en los años 2021 y 2022. Unas ayudas públicas que han obtenido por valor de cerca de 220.000 euros, que han destinado a su principal función: difundir su ideario ultraderechista.

Hasta cuatro subvenciones

De esta forma, la Fundación Disenso concurrió desde el primer momento a todos los subsidios directos que pudo en las convocatorias de 2021 y de 2022. En total, cuatro ayudas, tal y como queda reflejado en el Sistema Nacional de Publicidad y Subvenciones, y para cuya presentación se necesita presentar documentación. En concreto hay que presentar un proyecto, describir las actividades a las que se dedica, calcular los costes de dicho planteamiento así como los gastos indirectos. Es decir, no es un proceso automático. Así, la organización decidió elaborar todo el papelo para concurrir pese a calificar esto en numerosas ocasiones de "chiringuito", como a los sindicatos, organizaciones empresariales o las propias fundaciones.

Una de las primeras a las que se presentó fue a las del Ministerio de Exteriores, dedicadas a "contribuir al fortalecimiento de la democracia en los países objetos de Cooperación" y por el que le dieron 34.000 euros en diciembre de 2021 para elaborar un informe sobre "las consecuencias negativas de la Agenda 2030", uno de los puntos de embiste de los ultraderechistas contra el Gobierno de España en materia de medio ambiente. Según el citado diario en conversaciones con la cartera, la fundación devolvió "voluntariamente" dicha cantidad. Pero optaron a otras. Y es que ese mismo año Disenso se presentó con un corto -contra el Foro de Sao Paolo con la participación del hijo de Jair Bolsonaro, Giorgia Meloni o Hermann Tertsch- a la subvención del Ministerio del Cultura y por la que se llevó otros 77.000 euros.