Para las elecciones de la Comunidad de Madrid, el pasado 4 de mayo, la presidenta Isabel Díaz Ayuso envió una carta a los madrileños con su propaganda electoral. En ella, había solo una propuesta, solo una palabra: Libertad. Ese lema arrasó a sus rivales en los comicios y se convirtió en su bandera y, durante un tiempo, en la del Partido Popular. Ahora, con la práctica totalidad del país vacunado, y con Génova zapando sus posiciones, Ayuso rectifica por primera vez y ante el avance de Ómicron reconoce que “no vamos a tener libertad sin salud”. Y avisa a los madrileños: “Vienen semanas complicadas”.

El 23 de abril, el día en que los madrileños se encontraron en sus buzones una carta en blanco con la palabra Libertad y una fotografía de Ayuso como única propuesta electoral del PP, en España tenían la pauta completa de vacunación sólo el 8,3% de la población, según el informe de vacunación del Ministerio de Sanidad. Y 10,7 millones, el 22, 8% de la población, había recibido al menos un pinchazo. Para entonces, la prioridad de Ayuso era la economía y su propuesta era la de apertura total y una confrontación abierta contra cualquier restricción sanitaria que viniera del Gobierno central. La política de terrazas y cañas que tanto éxito le daría.

Una fórmula de éxito que ha intentado repetir contra Génova en su pugna interna por hacerse con el control del Partido Popular de Madrid, exigiendo que se adelante el Congreso en el que aspira a ser elegida como presidenta de la formación, tras cuatro años de interinidad. Lo que antes eran terrazas, ahora eran cenas de Navidad, y lo que antes era Moncloa, ahora es Génova.

En el entorno de Ayuso defienden que la prohibición de las cenas busca evitar que la presidenta sea aclamada en las reuniones navideñas y, a su vez, acerque posturas con los militantes de cara al Congreso que tendrá lugar en 2022. Desde la dirección de Pablo Casado aseguran que todo se basa en responsabilidad sanitaria de evitar contagios y brotes entre sus filas.

La semana arrancaba con una Isabel Díaz Ayuso más guerrera que nunca, acusando a su partido de contradictorio y de boicotear la estrategia sanitaria de la Comunidad de Madrid, hasta el punto de tirar de sorna y decir que “donde manda patrón no manda marinero”. Pero algo ha cambiado, quizás a raíz de que uno de los barones del PP, el murciano Fernando López Miras, diese la cara por Génova. Y es que es habitual que los líderes regionales filtren sus posturas contrarias a Ayuso, pero el único que se parte la cara a diario por la dirección es el alcalde de Madrid y portavoz nacional, José Luis Martínez-Almeida. Hasta que López Miras salió a decir eso de “no hay que contagiarse para tener libertad”.

Una frase de apenas siete palabras que disparó por primera vez y en abierto al discurso simple pero efectivo con el que Ayuso lleva meses cosechando el aplauso de los madrileños. Y que, bien por la oleada de contagios que sufre la Comunidad de Madrid en esta semana, bien por la ofensiva de Génova, o bien sea porque empiezan a llover los contagios en el entorno de la propia Ayuso, parece que ha terminado calando en la presidenta madrileña, que ha modulado sus palabras, tan solo 24 horas después de pedir a los madrileños que actuasen "con total normalidad" ante el tsunami vírico de la sexta ola.

"No vamos a tener libertad sin salud"

“La vida, junto con la salud, son los dos bienes más preciados y no vamos a tener libertad sin salud”, ha proclamado este viernes la presidenta madrileña, en un acto en el Hospital de La Paz, donde ha avisado a los madrileños de que “vienen semanas complicadas”. Unas palabras que luego ha rebajado en una entrevista exprés con La Sexta, paseando por la Puerta del Sol: “Mientras esto no revista más presión en los hospitales tenemos que seguir hacia delante, hemos optado por un camino intermedio donde la salud es lo primero, pero la economía también”.

Ayuso incluso ha llegado a decir que “la variante, durante unas semanas, nos va a dar más casos de contagios y brotes” y ha insistido en que “tenemos que protegernos, seguir las recomendaciones” y ha pedido que la normalidad se viva “en la calle, con ventilación y precaución”, cuando hace unas horas mantenía una guerra por continuar con las cenas de navidad y los macroeventos en lugares cerrados, como el concierto de Raphael de este viernes al que tenía previsto acudir en el Wizink Center. Pero, sobre todo, choca el cambio de actitud, aunque ella insiste en que no ha rectificado, porque mientras en mayo la tasa de vacunación estaba en el 11%, hoy el 90% de la población diana está vacunada