La invasión de Rusia a Ucrania cumple un año y 365 días después todavía son muchas las preguntas que están sobre la mesa de lo que se presuponía una guerra relámpago y que, sin embargo, va para largo, según la mayoría de los expertos y pese a que hay voces que sitúan el fin del conflicto en este mismo año. Han sido meses tediosos que han obligado a la Unión Europea (UE) y a la OTAN a exhibir músculo como potencia(s) capaz (ces) de hacer frente a la que para muchos es la mayor amenaza en mucho tiempo.
Lejos del aspecto estrictamente político, el trabajo desde aquel 24 de febrero ha ocupado diferentes ámbitos que ha hecho posible que a día de hoy se sepa un poco más del que se ha convertido en el conflicto de mayores dimensiones del siglo presente. Partiendo de esta base, ElPlural.com ha querido ahondar un poco más en el escenario bélico para buscar respuestas -a sabiendas de que una guerra nunca tiene razón- sobre un origen que podría situarse en 2013/2014 -con el Euromaidán y la anexión de Crimea-, así como los planes del mandatario ruso desde ahora, teniendo asimismo en cuenta su amenaza nuclear y sus últimas intervenciones en casa.
También se busca un resumen certero de lo que ya ha pasado, pero que nunca se va a olvidar, así como dibujar la hoja de ruta del continente europeo y el país americano. Sobre esto último, ¿qué podemos o debemos hacer? ¿El camino recorrido hasta ahora es el correcto o hay que redoblar esfuerzos? ¿Es el envío de armas una solución eficaz? Para dar respuesta a todas estas cuestiones hablamos con dos expertas en la materia: María Amparo Tortosa (Experta en seguridad y política internacional) y Pilar Bonet (ex corresponsal de El País en Moscú).
Tercera etapa “con China”
Como cualquier conflicto bélico y/o hecho histórico, la guerra de Ucrania ha pasado hasta el momento por varios etapas. Según Tortosa, el escenario ha atravesado dos (una con apoyos puntuales bielorrusos, chechenos y de Wagner, y otra que se centra en la franja suboriental del país) y se dirige casi irremediablemente a una tercera en la que entra China. En cualquier caso, asegura la especialista, los planes de Putin para que la guerra durara apenas unos días se vieron truncados rápidamente: “En ningún caso habría conseguido tomar todo el país tan rápido. Por eso en la segunda ofensiva se centra en esta franja, pero tampoco iba a pasar de ahí”.
En septiembre de 2022 Rusia cuenta con el respaldo de Irán y ahora parece que podría aumentar el del gigante asiático. “Si le proporcionan misiles de largo alcance la guerra entraría en una espiral de mayores proporciones”.
Pese al binomio, Rusia está aparentemente sola aún teniendo en cuenta que tanto ella como China son dos de las grandes potencias (la otra -Estados Unidos (EEUU)- está de parte de Ucrania). Y eso se lo ha ganado el líder ruso a pulso:“Hay intentos de desestabilización por parte de los países vecinos con los que existen tensas situaciones fronterizas”.
Bonet, que ha trabajado durante muchos años en territorio ruso defiende que esta tercera etapa llega después de que el país invasor “haya conseguido corregir algunos errores de cálculo que tienen que ver con el clima o el estado del suelo” y que, sumado al apoyo chino, darían como resultado un país “mejor preparado moral y materialmente” para acometer ahora la ofensiva o esperar.
Europa juega un papel de desgaste
En la partida actual, Europa y el país de Biden juegan un papel fundamental, tal y como vienen demostrando todo este tiempo, y es que la situación en el este del continente está conduciendo nuevamente a la división en dos bloques, ya que Putin “seguirá con la guerra híbrida atacando infraestructuras que nos afecten a los europeos como las energéticas y las comunicaciones, con las fake news y el apoyo a grupos e iniciativas pro-rusas en Europa”. “Que no se nos olvide que Rusia lleva años intentando desestabilizar nuestras democracias y haciéndonos ciberataques”, recuerda Tortosa.
“Trabajar iniciativas con los aliados de Putin que le pueden poner el cascabel, las sanciones y su desconexión de Occidente, junto con sus propios conflictos internos, harán decaer a Rusia como potencia. Pero esto en el largo plazo, de momento es más la influencia china la que puede hacer algo”, asume a la vez que incide en los fallos de Putin en tanto en cuanto se considera superior.
Esta vez, ni Europa ni mucho menos el pueblo ucraniano se han quedado de brazos cruzados. “Es una evidencia que el ejército de Ucrania está obsoleto, en parte por culpa de la corrupción, pero también que Putin les subestimó, igual que a Occidente cuando pensaba que seguiría sin reaccionar ante otro abuso suyo, solo que éste era mayor que apropiarse solo de Crimea”, enfatiza la experta en política internacional.
Bonet respalda esto casi coma a coma: “Esperaba que los ucranianos, que él ve como rusos ‘descarriados’, recibieran su entrada con los brazos abiertos, pero han adoptado una gran determinación a defender su tierra con el apoyo de Occidente”.

Envío de armas: “Si no se hiciera, los siguientes seríamos nosotros”
Europa se pliega para la compra conjunta de armas mientras en nuestro país sigue siendo uno de los temas que tensiona al Gobierno de coalición entre PSOE (a favor) y Unidas Podemos (en contra). Las dos protagonistas de estas líneas se muestran a favor de lo que consideran una medida más. Además, emplazan a quienes las envían a preguntarse si esto y las sanciones económicas impuestas hasta el momento son suficientes.
Tortosa recuerda que “existe el derecho a la legítima defensa, consagrado en la carta de la ONU”. “Las ayudas armamentísticas están aprobadas por parlamentos y gobiernos democráticos. Además, Putin nos ha amenazado de sobra a todos (…) Esta es una guerra que nos afecta a todos los europeos, los ucranianos están luchando también por nosotros. Si no se les armara y diera apoyos tácticos y de inteligencia los siguientes seríamos nosotros”, apunta.
“Es una guerra no provocada en la que Rusia invade la integridad territorial de un país vecino con el que tenía unos acuerdos de respetarla, y además haciendo el nazi. ¿Es que se nos olvida que ha violado el Memorándum de Budapest y los acuerdos de Minsk?, de ahí que será difícil llegar a la negociación. Putin se ha destacado por no respetar ningún acuerdo de paz tras las ya muchas guerras en que se ha embarcado”, añade.
Putin ha entrado en Ucrania haciendo el nazi (...) Se nos olvida poner la vista en su imperialismo cuando se agitan soflamas anti-atlantisas
En la misma línea, la también especialista en seguridad pone de manifiesto las innumerables excusas que Putin ha esgrimido para entrar por la fuerza en Ucrania: “Primero una supuesta amenaza de ampliación de la OTAN cuando todos sabemos que lo hizo tras un cambio de acuerdos económicos hacia la UE y por el giro democrático que estaba dando Ucrania, es decir, porque iba a perder su influencia en el país. Y cuando atacó el Donbas en 2014 desde luego que no puso como excusa a la OTAN. Se nos olvida poner la vista en su imperialismo cuando se agitan soflamas anti-atlantistas y el no a la guerra (algo que deberían dirigir a Putin). Todo esto va de su pérdida de influencia en estos países, que se están democratizando y prefieren a la UE que seguir en organizaciones postsoviéticas”.
La que fuera periodista del diario español también considera “vital” seguir dotando de armamento al territorio de Volodimir Zelenski, aunque cuestiona si con esto basta y hasta dónde es capaz de alargar Occidente su capacidad armamentística: “Se ha visto que la OTAN se había relajado bastante en la producción y el mantenimiento que ahora necesitan con urgencia”.
Más presión
Por lo tanto, el envío de armas es importante, pero el resto de las presiones deben continuar e incluso doblarse. Algunas de ellas las ha mencionado Tortosa. Bonet está de acuerdo con ellas e insta a la Comisión y demás organismos a un tercer factor decisivo: la paciencia: “No hay que olvidar que la acción puede no ser inmediata y que Rusia tiene modos de saltarse vía terceros países las restricciones exportadoras impuestas por Occidente a tecnologías de uso dual y a otras mercancías”.
“Mantener sanciones exige unidad a los países occidentales y también un trabajo ininterrumpido y diario para mantener esta unidad y para evitar tentaciones de países específicos de sacar ventaja propia de unas relaciones particulares exclusivas con Rusia”, incide a la vez que habla de un trabajo de filigrana “coordinado para persuadir a esos terceros países de que sus intereses están mejor servidos si se suman a Occidente”.

Amenaza nuclear: ¿farol o peligro real?
Seguramente sea en este apartado de esta especie de entrevista a dos en el que más difieren las dos especialistas. Así las cosas, la experta en política internacional lo tiene claro: Putin va de farol: “Nunca he creído en la implementación real de este tipo de guerra nuclear con la que amenaza, de la que entre otras cosas Rusia se vería también afectada. Con el tiempo que lleva amenazando con esto, si hubiera querido ya lo habría hecho. La cuestión nuclear se ha empleado siempre más como un arma de disuasión política. Otra cosa es que pueda llegar a utilizar armas nucleares de corto alcance, las llamadas tácticas, pero esto también acabaría afectando a los rusos”.
La excorresponsal en Moscú se muestra algo más cauta a la hora de referirse al término. “La posibilidad se incrementa en la medida en que los controles de armamento desaparecen y en la medida en que un dirigente de una potencia nuclear decide que va a lograr sus objetivos cueste lo que cueste”, subraya considerando un factor que hasta el momento no se había tocado en la conversación: la salud mental del hombre que mantiene en jaque a medio mundo.
“Hay que ver en qué condiciones se produciría esa guerra, qué tiene en la cabeza Putin y en qué medida funciona el mecanismo para apretar el botón”. En cualquier caso, reconoce que por el momento “son conjeturas” y que “la realidad está basada en información interna que nadie posee”.
Previsiones futuras
La pregunta del millón es hasta cuándo puede durar la guerra. Por el momento, “hay elementos para pensar que pasará mucho tiempo hasta entonces”, según Tortosa, quien hace un análisis más técnico del futuro mientras insiste en el papel de China. “Dependerá de cómo se involucre y de hasta dónde lleguen las capacidades rusas. Pero hoy por hoy, y pudiendo pasar más cosas en adelante que puedan llevar a lo contrario, hay elementos para pensar así”, lamenta. “Y los ucranianos querrán refrendar cualquier acuerdo y sacrificio territorial en las urnas”, añade para pedir una perspectiva histórica que “nos sigue faltando”: “Estamos asistiendo al final del tutelaje ruso sobre las repúblicas exsoviéticas, y normalmente son procesos muy costosos”.
Bonet emplea un lenguaje más social y moral para contestar: “Nadie está dispuesto a ceder. Así que seguirán muriendo personas inocentes y jóvenes que hubieran podido dedicar su vida a otras cosas en vez de enfrentarse en el campo de batalla, unos por agredir en nombre de una quimera y los otros por el imperativo moral de defender a su país”. Un buen resumen de lo que es una guerra, sin duda.