El auto de la Sala de apelaciones del Tribunal Supremo que finalmente sentará al fiscal general del Estado en el banquillo demuestra una cosa: los jueces ni conocen, ni entienden ni, mucho menos, saben cómo funcionamos los periodistas. Llevo años escuchándoles decir: “Los jueces hablamos con nuestros autos y sentencias”, y lo hacen como excusa barata para no sentarse con nosotros. Pues bien, mis queridos togados, creo que habéis sentado a un inocente en el banquillo por no tener ni idea del funcionamiento de la prensa. Así de simple a la par que lamentable. Ante las posibles respuestas a este primer párrafo, si me lo permiten voy a explicarme, pues hay varias afirmaciones en ese auto que me duelen especialmente.

La principal, la que más me duele, es que no se creen al compañero de la Cadena Ser, Miguel Ángel Campos, porque, según afirman...si fuera verdad que hubiera tenido una información tan relevante la habría publicado. Bueno, y si ahora les digo que yo me enteré del famoso pitufeo del ayuntamiento de Valencia antes que la UCO, y que me comí la exclusiva con patatas porque primero quien me lo contó no me dejó publicar (esa cosita llamada off the record), y luego los investigadores me pidieron por favor que me callara y dije que sí, qué me dicen. Pues como mi historia, las hay a patadas en este oficio. La de Campos es una más de la larga lista.

Por eso, señorías, les digo que hacer esa afirmación es no tener ni idea de cómo funciona un periodista. Pero ya se lo digo yo: antes la vida que la fuente. La fuente de información es sagrada. Es más sagrada que la familia o los amigos. La fuente lo es todo. La fuente es Dios. Y el off the record, sagrado.

Pero claro, para los jueces, poco dados a sentarse con nosotros y mucho menos a escucharnos, es más sencillo decir eso de que hablan con sus autos que asumir que no tienen ni idea de cómo trabajamos o del oficio que ejercemos. Pues vale, pues bien, pues de acuerdo…pero luego no se quejen de que nos metamos con sus togas, sus puñetas y con su manía de miccionar Chanel número 5. Eso por no hablar de su elitismo que siempre nos deja fuera a los mismos, a los periodistas. El día que se den cuenta de que somos una pieza más del engranaje de la Justicia, la ciudadanía y el justiciable habrán ganado una batalla crucial.

No voy a poner nombres en este artículo porque, de verdad, que no hago una lectura política del auto, pero sí periodística. No creo que ninguno de los dos magistrados que han sentado en el banquillo al fiscal general lo hagan por mandato de nadie. Pero sí creo que han fallado. No adrede, pero sí por puro desconocimiento, pues de leyes sabrán mucho pero de periodismo ya les digo yo que nada. Es mi opinión, y es tan válida como la del que opine lo contrario.

Ahora voy a la segunda parte. Hoy escribo en mi artículo: “En cuanto al hecho de que varios periodistas hayan afirmado en sede judicial que tuvieron acceso al famoso correo antes que el fiscal general, dicen los dos magistrados que "es preciso enfatizar que los periodistas que afirmaron conocer o haber visto el correo de 2/02/24 se han acogido a su derecho al secreto profesional, lo que priva a sus declaraciones de toda posibilidad de corroboración, limitando objetivamente la fuerza probatoria de las mismas", dejando así el derecho constitucional a no revelar una fuente en entredicho, pues se pone en tela de juicio la veracidad de sus declaraciones por proteger lo más sagrado que tiene un periodista, sus fuentes, aún cuando no se pone en esa misma tela de juicio sus publicaciones”.

Pues bien, retornando a lo de antes…que varios periodistas afirmen que la filtración no vino del fiscal general, pero se nieguen a decir el nombre de la fuente, no es que mientan cuando su información publicada es fetén. Si dicen que la fuente es otra, es que es otra. En su declaración judicial podrían simplemente haber dicho que se acogían a su derecho a no declarar porque cualquier dato podía afectar a la fuente, pero no hicieron eso, les dijeron que no fue García Ortiz la persona que filtró. Esos periodistas les estaban diciendo: “Que no sale del fge” alto y claro. Pero vuelvo a lo mismo, y siento ser reiterativa, porque si siguen negándose a tratar con nosotros, a saber cómo trabajamos, cómo somos, a entendernos…y si se siguen emperrando en vendernos la milonga de que hablan con autos y sentencias…seguirán sentando inocentes en el banquillo cuando la inocencia dependa de lo que declare un periodista.

Eso sí, me juego una cerveza a seguirán haciéndolo los mismos que, en ocasiones, cuando les ha interesado, cuando buscan titulares, cuando han querido lanzar mensajes más allá de sus autos, nos es que hayan “colaborado” con la prensa, es que nos han utilizado, pero claro, siempre con la ambigüedad de citar fuentes jurídicas, nunca judiciales no vaya a ser que se les viera la punta de la puñeta asomar por algún lado. Ustedes verán qué haces señorías.

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