Alberto Núñez Feijóo ha decidido electoralizar su hoja de ruta. Para ello, su gran promesa programática de cara a un hipotético adelanto de las elecciones -algo completamente descartado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en cada una de sus intervenciones- es derogar el sanchismo. O lo que es lo mismo: cargarse poco a poco todas las leyes aprobadas por los dos gobiernos de coalición desde los que el líder del Ejecutivo ha impulsado los acuerdos de legislatura alcanzados primero con Podemos y luego con Sumar. Para esta tarea, la más importante a ojos del presidente del PP, la séptima planta de Génova, 13 ha designado a una persona: Alma Ezcurra (Madrid, 1986).
La madrileña se ha convertido en la ‘número tres’ de Feijóo a nivel orgánico. Pese a que Miguel Tellado prácticamente monopoliza la coordinación con los territorios y la gestión de los equipos, fruto de las prolíficas tareas encargadas por el propio presidente del PP a su mano derecha, la labor de Ezcurra, recientemente nombrada vicesecretaria de Coordinación Sectorial del PP -labor que compagina con su actividad como eurodiputada-, está focalizada en el interior de Génova, en las sombras, en el terreno donde mejor se ha movido en su ya dilatada trayectoria política.
Porque a nadie se le escapa que hay que conocer muy bien la fontanería de un partido como el PP para pasar de los brazos de Aznar, donde empezó como becaria en FAES, a los de Rajoy, donde se asentó. Sus consejos también han sido importantes y muy escuchados por Isabel Díaz Ayuso -y, por ende, Miguel Ángel Rodríguez-, quien, como alumna aventajada del núcleo irradiador de Esperanza Aguirre, dio su visto bueno al ascenso dictaminado por Alberto Núñez Feijóo.
Ezcurra ha sobrevivido a todas las familias políticas del PP. El aznarismo, con su cordón umbilical radicado en Madrid, y el rajoyismo, con acento gallego. Ahora, tal y como ha adelantado El Independiente, Feijóo ha decidido que sea ella la encargada de centralizar la recepción de todas las propuestas que emanen del resto de vicesecretarías, aconsejando en su elaboración y consiguiendo que a partir de septiembre los enunciados gocen de un poso con el que superar las atrabiliarias promesas enumeradas desde un primer y raquítico boceto.
Este cometido, explica el medio previamente mencionado, dibuja un corto y medio plazo cargado de trabajo para la madrileña. La misión principal será la derogación de las leyes del sanchismo, con especial mención a aquellas que llevan monopolizando el debate político desde hace años, como la Amnistía.
No es nueva en lo suyo
Lo cierto es que Alma Ezcurra es tan desconocida para el público general como apreciada internamente. Sin hueco en las portadas, hasta ahora, pero de esa clase de trabajadoras que todo el mundo quiere en su equipo. Acostumbrada a hacer programas electorales y curtida en todas las esferas del partido -nacional, Madrid y Europa-, además de los think tanks de José María Aznar, donde empezó como becaria, o del propio Feijóo -número dos del laboratorio de ideas Reformismo 21-, la plenipotenciaria de la Coordinación Sectorial del partido ya ayudó en la confección de la ponencia del Congreso del PP celebrado el primer fin de semana de julio.
Este fue su último encargo, pero su currículum vitae atesora un sinfín de proyectos similares dispuestos por decenas de jefes. Desde Aznar en FAES hasta Ana Botella en el ayuntamiento de Madrid, Javier Fernández Lasquetty en la Comunidad, Rajoy en presidencia y en el Congreso o Ayuso en la Asamblea. Siempre entre bastidores, donde verdaderamente se cuece el juego de la política. Siempre entre susurros.