Llegados al ecuador de la legislatura, el Gobierno aún no ha conseguido sacar adelante ningún proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE). Lo ha intentado hasta la saciedad, pero la situación electoral o la compleja aritmética parlamentaria han truncado los deseos de la Administración. El presidente del Gobierno siempre ha manifestado su compromiso para “sudar la camiseta” y presentar las cuentas públicas, dándose de bruces contra la realidad de un Congreso que ha tumbado los pasos previos a la ley final. El horizonte para 2026 es similar, pero desde Moncloa ya han expresado su deseo de que, esta vez sí, sea la definitiva. Para ello, 24 horas después de que Pedro Sánchez verbalizara sus intenciones, el Ejecutivo se ha puesto manos a la obra y ha activado la Operación Presupuestos antes de las vacaciones.
“Se están dando los primeros pasos”. El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, confirmaba este martes que en Moncloa se ha dado el toque de corneta para llegar a tiempo – si es que esta expresión es válida tras dos años de prórroga – de cara al próximo ejercicio 2026. Sánchez exhibió en su balance de final de curso la “determinación y energía” de su Gobierno para desplegar la “agenda social, económica, medioambiental, progresista y ambiciosa” que queda pendiente. ¿Dentro de esa carpeta están los Presupuestos? Al parecer, la respuesta es afirmativa.
Energía y determinación
Que salgan o no adelante lo determinará la mano del PSOE en las negociaciones con sus socios parlamentarios, pero el ánimo es claro en el Complejo presidencial. Como cristalino es que un naufragio del proyecto presupuestario no conducirá a un adelanto electoral. “Las legislaturas duran cuatro años”, advirtió Sánchez mientras repasaba la buena marcha del país en el plano económico, refrendada, por cierto, con el dato que publicaba este martes la Contabilidad Nacional al elevar el PIB un 0,7%.
El Gobierno “va a pelear” por aprobar los Presupuestos Generales del Estado y no quiere oír hablar de un escenario negativo para sus intereses. Aunque tampoco ha aclarado si su “determinación y energía” implica llevar las cuentas públicas al Pleno del Congreso, sí certificó que abrirá ronda de contactos con “todos los interlocutores” y socios parlamentarios para conseguir su apoyo. Ello implica también a un Carles Puigdemont con el que la relación ha entrado en un impasse tras la imputación en el caso Koldo de Santos Cerdán, principal negociador del PSOE con el líder neoconvergente.
Pese a que el escenario no es el más adecuado por la tensión con los aliados del bloque de la investidura, en Moncloa se ven con fuerzas para recomponer los puentes. Máxime cuando en la otra esquina pernocta una figura como la de Alberto Núñez Feijóo que se encarga de engrasar la mayoría con sus discursos incendiarios, como ya ocurriera en el Pleno monográfico sobre corrupción del pasado 9 de julio. Al margen, claro, de las 42 leyes que el Gobierno ha sacado adelante a lo largo de estos dos años de legislatura. Lo que se traduce en un 45% de los compromisos cumplidos, pese al panorama “apocalíptico” que dibujan desde la oposición.
Primeros pasos
Son estos datos los que alimentan el optimismo de la coalición, que ya ha dado orden a su equipo para colocar los cimientos de los Presupuestos del próximo ejercicio. Antes de la entrada del equipo de fontanería, el Gobierno se ha activado para trabajar inmediatamente en el boceto del proyecto, aunque tampoco dejan crecer el suflé con recordatorios de estos dos años sin cuentas públicas, que no han supuesto un impedimento para acometer los gastos e inversiones necesarias.
El ministro de Economía lo justificaba de este modo ante los micrófonos de la Cadena COPE, donde reivindicaba que la acción de gobierno no se ha visto torpedeada por la carencia presupuestaria: “Hemos sido capaces de llevar a cabo todos nuestros compromisos”. Una explicación que la engrasaba con el objetivo de “reducir poco a poco” el déficit y la deuda con respecto al Producto Interior Bruto.
La hoja de ruta presupuestaria arranca habitualmente con la publicación en el BOE de la orden que da inicio a la elaboración de los Presupuestos. Algo que ocurre en el primer semestre del curso para, antes de la conclusión de julio, que el Consejo de Ministros bendiga el techo de gasto y los objetivos de estabilidad presupuestaria que presenta a las comunidades autónomas en un Consejo de Política Fiscal y Financiera. No obstante, Moncloa admite que por el momento no hay previsión de concertar la cita entre la Administración central y las territoriales para escudriñar los objetivos de estabilidad, aunque Cuerpo confirma que ya hay un equipo trabajando en cimientos presupuestarios.
Génova se ancla en el escepticismo
La determinación del Gobierno no se interpreta de igual manera en el cuartel general del Partido Popular. El escepticismo no abandona las paredes de Génova 13 y así lo ha escenificado su vicesecretario de Hacienda, Vivienda e Infraestructura, Juan Bravo, que, en declaraciones a Más de Uno, en Onda Cero, auguraba otro fracaso presupuestario para el Gobierno. Es más, incluso vaticinan que ni siquiera llegarán al Congreso de los Diputados. “Ha tenido más prórrogas que presupuestos en siete años”, remataba.
Bravo percutía en las dificultades del Gobierno para engrasar la mayoría de la investidura, a pesar de las 42 leyes aprobadas hasta el ecuador de la legislatura. “Parece que en el 2026 vamos por el mismo camino, porque a día de hoy ni se ha iniciado el trámite”, reflexionaba el gurú económico del Partido Popular, que insistía en que las dos últimas tentativas del Ejecutivo han desembocado en sendos “callejones sin salida”. Entienden que para sacar adelante las cuentas públicas, Sánchez deberá hacer “concesiones a sus socios” y sospechan que éstas pueden rimar con la financiación singular de Cataluña. O dicho desde su óptica, una nueva “ruptura con la unidad de España” desde el prisma fiscal y tributario.
Para ello, Bravo ironizaba con que la mejor salida para el presidente y para España “es no tener Presupuestos”. “El resto del mundo, el resto de presidentes de este país estaban equivocados cuando aprobaban presupuestos. Los presidentes autonómicos están equivocados”, percutió, antes de afear a Sánchez que hable de “legislaturas de cuatro años” sin haber aprobado un solo proyecto presupuestario durante ese periodo. “Hay que cumplir con la sociedad, con los sectores y con la Constitución”, remató el dirigente conservador antes de insistir al jefe del Ejecutivo para adelantar elecciones y “devolver la voz a los españoles”.