Se acerca el final de año, momento idóneo para las formaciones políticas para hacer balance y evaluar la situación, subsanar sus puntos negros, limpiar sus manchas y esbozar sus estrategias de cara a 2019, año clave por las diversas citas electorales. Pero en el caso del Partido Popular, Pablo Casado deberá esperar hasta el último momento, casi con las uvas, para analizar los daños sufridos. ¿El motivo? La citación en el seno de la comisión de investigación de la caja B del PP, que ha citado al portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Senado, Ignacio Cosidó; al chófer de Luis Bárcenas, Sergio Ríos; al exministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, y al marido de María Dolores de Cospedal, Ignacio López del Hierro.

Todas las comparecencias tendrán lugar antes de finalizar el año. El 11 de diciembre acudirán Fernández Díaz y Cosidó, y el 18 de diciembre Ríos y López del Hierro.

Esta nueva batería de citaciones tiene por objeto arrojar luz sobre las implicaciones de todos estos protagonistas en la red del comisario retirado José Manuel Villarejo, así como dilucidar la relación del entramado y sus diferentes personajes con la caja B del PP.

El  juez Diego de Egea, de la operación Kitchen; y el juez José de la Mata, de los papeles de Bárcenas, tendrán acceso a toda la documentación -salvo la encriptada- después de que el Gobierno levante el secreto. Estos documentos probarían el espionaje al extesorero del PP.

El motivo por el cual tanto Cosidó como Fernández Díaz como el chófer de Bárcenas se ven abocados a acudir a la comisión de la caja B del PP no es otro que la red de “inteligencia y penetración” de Villarejo en la trama Gürtel.

Ha trascendido que el excomisario formaba parte de un operativo de hasta 80 agentes (después condecorados) que escapaba al control judicial y cuyo objetivo era recuperar documentos del extesorero del PP que pudieran comprometer a Cospedal, Arenas o Soraya Sáenz de Santamaría -entre otros-.

Este despliegue, denominado Operación Kitchen, fue coordinado por Ignacio Cosidó, entonces director general del Cuerpo Nacional de Policía. Uno de lostopos de esta red de espionaje (que llegó a utilizar las cámaras del Metro de Madrid para seguir a familiares de Bárcenas) era el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, quien cobró 2.000 euros al mes entre 2013 y 2014 por sus servicios. Y cumplió. ¡Vaya si cumplió! Gracias a Ríos, la Policía incautó documentos que probarían la financiación ilegal del PP a nivel nacional. Unos nuevos papelesque no fueron puestos a disposición de la Audiencia Nacional (hasta ahora). Y todo esto bajo el mandato de Jorge Fernández Díaz como ministro de Interior.

López del Hierro no solo solo podría ser preguntado por aparecer unas siglas vinculadas con su nombre en los Papeles de Bárcenas, lo cual fue negado por Cospedal en su comparecencia ante la comisión, sino también por sus vínculos con Villarejo. Según las grabaciones publicadas por Moncloa.com -que a la postre provocaron la dimisión de Cospedal tanto de la Ejecutiva del partido como de su escaño-, López del Hierro despachaba asiduamente con el excomisario, haciendo las veces de intermediario (junto con su mujer) entre Génova y Villarejo con el objetivo de torpedear investigaciones.

Entre ambos, López del Hierro y Villarejo, fraguaron una reunión con Cospedal que se celebró en Génova 13 con nocturnidad y alevosía. Todo esto cristalizó en encargos de la exministra de Defensa y exsecretaria general del PP al polémico comisario para que investigara a Javier Arenas por sus relaciones con Luis Bárcenas y al hermano de Alfredo Pérez Rubalcaba. Por supuesto, estos trabajos fueron pagados, a pesar de que el PP no tiene constancia de dichas facturas, tal y como desveló ElPlural.com.

Aviones y libros

De entre la documentación que podría comprometer al Partido Popular destacan dos asuntos: aviones y libros.

Según desveló ElPlural.com, la formación usó dinero negro para comprar 15.000 libros sobre Mariano Rajoy. En concreto, en el año 2004 se destinaron 88.000 euros al título Rajoy, camino a la Moncloa. Este diario ha tenido acceso a las facturas, las cuales fueron sustraídas a Luis Bárcenas mediante la red policial que, sin control judicial, tenía por objeto recuperar documentos comprometedores con la cúpula del PP en el seno de la Operación Kitchen. Lo llamativo es que, ahora, no queda ni rastro de dicho libro.

Como si de un fantasma se tratase, ha desaparecido. A día de hoy, es imposible encontrar ni un solo ejemplar del libro Rajoy, camino a La Moncloa ni en Amazon ni ninguna otra librería digital. Tampoco en la web del Grupo Zeta o en la base de datos de libros del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. ElPlural.com ha contactado con el Grupo Zeta, pero remiten a la extinta Ediciones B, ahora, adquirida por Penguin Random House, donde tampoco hemos encontrado respuestas. Y Google no registra ni una sola imagen o referencia de aquellos años sobre el libro. Algo sorprendente para un libro que, al menos, tiene 15.000 ejemplares circulando.

Pero las facturas existen, y el libro se publicitó. ¿Qué ha sido de él? Esta misma pregunta la ha trasladado este periódico al Partido Popular de Alicante, pero aseguran que no tienen conocimiento alguno de dichos ejemplares y remiten a la antigua dirección, formación que pagó una parte del montante total, en concreto, 32.267 euros por 5.500 libros. El resto del pago, 55.733 euros por 9.500 ejemplares, se hizo a través del PP nacional.

El entonces presidente del PP de Alicante y presidente de la Diputación Provincial, José Joaquín Ripoll, ha asegurado que “desconozco por completo” tanto las facturas como el libro.

En declaraciones a ElPlural.com, argumenta que “no he firmado ni conozco ninguna factura” y cuestiona su veracidad: “A saber quién las ha hecho y quién las ha pagado…”. “Que yo recuerdo, ni yo ni mi gerente hemos pagado esas facturas ni las hemos visto”, insiste, y concluye: “Yo también, por curiosidad, estuve buscando el libro y parece que el libro existe”.

Dentro de esta documentación, también se encuentran papeles relativos al contrato para que los dirigentes del Partido Popular de Valencia pudieran viajar en un “avión turbo-hélice”, es decir, en un jet privado.

Las facturas registran un gasto de 2 millones de pesetas, IVA no incluido, para la contratación del “transporte de pasajeros con nuestro Avión BEECHCRAFT B-200”.