La noticia saltaba en la tarde del miércoles. Dos días después de que María Dolores de Cospedal abandonara su puesto en el Comité Ejecutivo del PP, la ex ministra de Defensa ha anunciado lo que resultaba inevitable: abandona su escaño en el Congreso de los Diputados. Un asunto que ha traído de cabeza a la dirección nacional conservadora y sobre el que incluso han hecho lo imposible por no pronunciarse al respecto, como Teodoro García Egea.

Pero el día llegó y pilló de sorpresa a todo el mundo, incluyendo a un Pablo Casado que se encontraba inmerso en el congreso que el Partido Popular Europeo celebra en Helsinki. De hecho, el líder popular pensaba que Cospedal mantendría su escaño y no haría nada para no eclipsar la campaña conservadora de cara a los comicios andaluces del 2 de diciembre.

Cuando los audios de Villarejo se filtraron, el mutismo se instauró en Génova 13 y en los pasillos del Congreso. Nadie - salvo Dolors Montserrat - abría la boca para mostrar siquiera su apoyo a la ex secretaria General de la formación en plena crisis.

Según desvela El Confidencial, Casado conocía la intención de Cospedal de abandonar su escaño pero no entraba en su cabeza que lo hiciera con tanta premura. Es más, la ex titular de Defensa telefoneó al líder del PP para transmitirle su decisión cuando este acababa de aterrizar en la capital finesa.

La sorpresa se apoderó de un Pablo Casado que estaba próximo a su estreno en la convención de la formación de centro derecha europea. De hecho iba a participar en el acto para conversar sobre inmigración y buscar un apoyo en su lucha por la unidad de España y en contra del secesionismo. Una jornada nada conveniente para enterarse de tamaña información. Pero el plato fuerte llegaría en la noche, cuando Merkel y él coincidirían y posarían para una foto.

Rajoy, el detonante

Pero el seísmo absoluto estalló en el Partido Popular cuando en los audios se aludió indirectamente a Mariano Rajoy. En la formación conservadora son conscientes de que al expresidente del Gobierno no le ha sentado muy bien que se le haya mencionado en las grabaciones.

Este hecho podría haber precipitado la decisión de una María Dolores de Cospedal que se debatía entre la vida y la muerte – políticamente hablando – y en un momento en el que apenas contaba con apoyo alguno dentro del partido, al menos públicamente. La alusión a Mariano Rajoy ha prendido la mecha de esta bomba a toda velocidad, hasta tal punto que su sucesor ha quedado sorprendido por el vertiginoso transcurso de los acontecimientos.