El cáncer de próstata es el más común en hombres. Pero, además, y aunque afecte solo a los varones porque se trata de una glándula exclusiva del cuerpo masculino (en términos biológicos) también hay años que es el más numeroso para ambos sexos, como ocurrió en 2021 según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica. La pregunta que surge inmediatamente al leer estas cifras es por qué no tiene la misma visibilidad que otros tipos de tumores con menor incidencia. La segunda pregunta, es qué se está haciendo por atender a los miles de hombres, más de 35.000 cada año, que lo padecen.  Vamos a tratar de responderlas en este artículo con ayuda de algunos profesionales y especialistas en la materia. Pero primero, vamos a entender un poco cómo es la vida de un enfermo de cáncer de próstata, ese gran desconocido.

Secuelas del Cáncer de Próstata

La Doctora Laura Morales Ruiz es especialista en rehabilitación del suelo pélvico masculino, una de las partes más afectadas tras un tratamiento o intervención. Secuelas como la incontinencia crónica son muy habituales en estos pacientes, aunque no son las únicas y son grandes desconocidas para la mayoría de la gente que no conviva de forma muy directa con alguno de ellos. Lo primero que le preguntamos es por estas consecuencias:

A día de hoy, el tratamiento más frecuente en los pacientes con cáncer de próstata localizado (limitado a la glándula prostática) es la cirugía —nos explica la Dr. Morales—. Un alto porcentaje de los pacientes intervenidos quirúrgicamente presentan disfunción eréctil e incontinencia urinaria, La gravedad de ambas es variable, en función de factores como la edad, la situación previa a la cirugía, el tipo de tumor, etc. Su evolución a medio-largo plazo también es variable, habiendo pacientes cuya evolución es satisfactoria mientras que en otros persisten las pérdidas de orina y la disfunción sexual. 

Este tipo de secuelas varían en función de si el paciente ha sido operado quirúrgicamente o tratado con quimio o radioterapia ¿Qué diferencias hay?

La radioterapia a priori es una técnica menos invasiva que la cirugía, aunque su aplicación conlleva el daño de estructuras vecinas, por lo que puede provocar dolor, sangrado, disfunciones urinarias (como incontinencia de orina, urgencia miccional o aumento de la frecuencia miccional), o disfunciones defecatorias (diarrea, incontinencia fecal). Los efectos secundarios más frecuentes son, a nivel general, la fatigabilidad y alteraciones analíticas (anemia, etc.); de forma local puede producir lesiones en la piel (radiodermitis). Estos efectos suelen ser transitorios aunque algunos persisten en el tiempo.

Otros efectos secundarios, que en ocasiones aparecen de forma tardía, son la disfunción eréctil o el linfedema (aumento del volumen en la pierna por dificultad para el retorno venoso por la afectación de los ganglios linfáticos por la radiación).

 

Otros tratamientos como la quimioterapia (destruye las células cancerosas; prolonga la supervivencia y alivia el dolor), el tratamiento hormonal (actúa disminuyendo la testosterona o bloqueando su acción) o la inmunoterapia están habitualmente indicados cuando el cáncer está diseminado y actúan de forma sistémica (en todo el organismo). Algunos de los fármacos utilizados en quimioterapia pueden provocar efectos secundarios graves como alteraciones analíticas (bajada de los glóbulos blancos, las células de defensa de la sangre), reacciones alérgicas u otros efectos comunes con otras modalidades de quimioterapia (urticaria, alteraciones cardiacas o procesos inflamatorios). 

Es decir, que miles de hombres conviven en silencio con unas secuelas que merman considerablemente su calidad de vida y de las que raramente hablan. Y si ellos no lo hacen, el resto menos. Esa era una de las principales preguntas que nos hacíamos al inicio de este artículo y que le hemos trasladado a la doctora Morales. 

¿Por qué cree que hay tanto desconocimiento sobre esta realidad, y se convierten en hombres que no existen?

“No me resulta fácil contestar a esta pregunta porque para mí también es difícil entender este desconocimiento. Uno de los motivos puede ser que, ante un diagnóstico de cáncer, el foco lo ponen (tanto el paciente como el médico), en el tumor. El objetivo prioritario es mejorar la supervivencia del paciente. Una vez tratado el tumor y cuando el paciente quiere retomar su vida habitual, dan la cara los posibles problemas derivados de su tratamiento. Pero a veces el paciente no lo consulta (el varón sigue teniendo más dificultad para abordar sus problemas íntimos), y el médico no lo pregunta (por la presión asistencial, por mantener el foco únicamente en el proceso oncológico, etc.). 

Afortunadamente tanto médicos como pacientes estamos siendo cada vez más conscientes de las secuelas que puede dejar el cáncer de próstata tras su tratamiento. Les animamos a que nos las cuenten para poder ofrecerles tratamientos que mejorarán su calidad de vida y les permitirá dejar de ser hombres desconocidos". 

Hombres, tenemos que hablar

Para los creadores de la marca social Prstt, la cuestión está muy clara. José Carlos León Delgado, fundador de esta iniciativa que busca dar visibilidad a estos "hombres que no existen" a través de campañas de marketing y publicidad financiadas con la venta de productos solidarios para hombres, “el cáncer de próstata se encuentra al mismo nivel que el cáncer de mama hace veinte o treinta años: no se hablaba de ello o se decía “una larga enfermedad”. Hoy, las mujeres afectadas tienen un reconocimiento, apoyo y visibilidad que ya la quisieran los hombres con cáncer de próstata. Tenemos que aprender mucho de cómo lo han logrado”. Y esa visibilidad y apoyo se traduce también en que no solo se ayude a los enfermos sino que se invierta en prevención, quiere insistir: “El mero hecho de que se hable del tema, con normalidad y trasparencia —añade José Carlos León— ya permite que muchos hombres tomen conciencia de sus riesgos y acudan a hacerse revisiones a partir de los 40 o 50 años, mejorando las posibilidades de tratamiento y supervivencia. Por eso una de nuestras campañas dice simplemente “Tenemos Que Hablar”. 

La detección temprana es tan importante, que marca la diferencia en las tasas de supervivencia.

 

Mientras que en España se llega al 90% por la rapidez en la detección y los medios disponibles en nuestro sistema sanitario, en países como Liberia se conoce como el asesino de hombres. Los cooperantes de la Misión Monrovia 2023 de la ONG Surg For All lo saben muy bien. Allí, cuando llega un caso es en estado avanzado en el que poco se puede hacer. De hecho, el país no cuenta con urólogos, mucho menos con servicios de radioterapia o quimioterapia. La asistente social del St. Joseph’s Catholic Hospital de Monrovia se sorprendía de que aquí los hombres no quisieran ir a médico, pudiendo, cuando allí es imposible incluso teniendo dinero para ello. Por eso, celebrar un Día Mundial es tan importante.

El objetivo de la detección precoz para salvar miles de vidas

Los hombres de países como el nuestro cuentan con una suerte de la que muchos no parecen ser conscientes. Aunque la sanidad es gratuita, los seguros privados complementarios tienen cuotas asequibles, los tratamientos están disponibles y la detección se realiza de forma rápida y sencilla, muchos hombres no acuden a ellos por tabú, miedo o vergüenza. Este desinterés parece contagiar también a las autoridades sanitarias que, pese a que lo ha pedido recientemente la Comisión Europea y hasta hay una petición en Change.org que lleva más de 92.000 firmas, aún no se ha incluido el cáncer de próstata en los planes de cribado del Sistema Nacional de Salud, salvo recientemente en la Xunta de Galicia. Estos cribados rutinarios y preventivos se realizan en cambio para detectar cáncer de colon, de mama y de cérvix, que hemos dicho tienen menos casos. 

Estudios recientes sugieren que este cribado salvaría la vida del 30% de los fallecidos actualmente.

 

¿Por qué no se hace entonces? Se lo hemos preguntado a GEPAC (Grupo de Pacientes de Cáncer en España) y arrojan algo de luz al respecto:

“Es cierto que la Directiva de la Comisión Europea establece el cribado del cáncer de próstata para el año 2025, pero la implantación de cualquier proceso de cribado requiere del desarrollo y establecimiento de los protocolos correspondientes y eso lleva su tiempo”.

Desde GEPAC apuntan también a la propia estructura de nuestra sanidad pública:

“En España, por las características propias de nuestro Sistema Nacional de Salud, el Ministerio de Sanidad puede establecer el plan pero su desarrollo ya es competencia de las Comunidades Autónomas, lo que implica también una demora en su implementación —aunque restan importancia a la demora en los nuevos protocolos dada su complejidad—.  Somos conscientes que ya hay algunas Comunidades Autónomas que están trabajando en estos protocolos, pero creemos que lo más importante es definir de forma clara las características de la población que pueden someterse a ese cribado,  la periodicidad con que se deben llevar a cabo las pruebas correspondientes, para que el cribado sea realmente efectivo.

También hemos preguntado por este asunto a Joan Carles March, prestigioso experto en salud pública:

“Yo creo que el pasado marca el presente y el futuro. Los programas de cribado de cáncer de próstata basados en la determinación sérica del antígeno específico de próstata han llevado hasta ahora a un sobrediagnóstico y, como consecuencia, a un sobretratamiento y en un porcentaje de varones diagnosticados, el tumor que no progresa o lo hace lentamente. Esta tasa de sobrediagnóstico supera el 17%.

Pero hay que saber que el cáncer de próstata es una de las formas de cáncer más frecuentes en los hombres de todo el mundo y es una de las principales causas de muerte en los hombres en Europa: el número uno en Suecia, el número dos en Alemania y el número cinco en muchos otros países. En el Reino Unido, cada año mueren más hombres de cáncer de próstata que mujeres de cáncer de mama. A pesar de ello, todavía no disponemos de un programa de cribado del cáncer de próstata en España.

El cribado del cáncer de próstata implica que las pruebas de diagnóstico se realicen en ausencia de síntomas o indicaciones de la enfermedad.

 

Estos exámenes incluyen el examen rectal digital, el análisis de sangre del antígeno prostático específico (PSA) y la biopsia guiada por ultrasonido transrectal. El objetivo del cribado es identificar el cáncer en una etapa precoz y tratable, lo que aumenta las posibilidades de éxito del tratamiento y mejora al mismo tiempo la calidad de vida futura del paciente. 

Aunque el cribado puede llevar a un sobrediagnóstico, hay investigaciones demuestran que puede posponer y evitar los daños que puede provocar el cáncer de próstata. Esto inclina la balanza a favor de seguir desarrollando programas de cribado.

La resonancia magnética sería el mejor arma para los cribados de cáncer de próstata: cero invasiva y con una fiabilidad altísima. Las guías no lo señalan como una recomendación de grado fuerte, porque no todos los países y centros disponen de los medios para hacerla. Por eso, no se puede hacer extensiva la recomendación.

Hasta que las cosas cambien al respecto, los expertos coinciden en que la PSA es la mejor herramienta de cribado poblacional. Con ello, además, se ganarían muchísimos pacientes en consultas, pues el tacto rectal lleva asociado una serie de estigmas.”

Miedo a ir al médico y vergüenza en los hombres

A estas alturas vamos teniendo que esos estigmas son más fuertes y poderosos de lo que deberían, y que representan el primer escollo a salvar.  La campaña lanzada este año por la ANCAP tiene por mensaje precisamente ese: Sinvergüenza. Pero al tratarse de una cuestión relacionada directamente con la vida sexual, los reparos se acrecientan. Aunque los tiempos cambian poco a poco y la sociedad en general se va desprendiendo de eso que llaman masculinidad tóxica, y hablar de diferencias por sexo o género es políticamente incorrecto, parece evidente que los hombres aún hablan menos de sus debilidades y su salud. Sobre la invisibilidad y diferencia de atención a los pacientes sabe mucho Marius Soler, presidente de la Asociación INVI, que representa a los hombres con cáncer de mama (un 2% de los casos) y que está logrando sacar a la luz esa otra realidad paralela. Se da la circunstancia que, aunque sí se realicen cribados de cáncer de mama, no se cita a los hombres por su baja tasa de incidencia. Esto hace que cuando se detecta suela ser ya en estado muy avanzado. Esa baja probabilidad no tiene justificación en el cáncer de próstata. En su opinión, las razones por las que los hombres no tienen la misma visibilidad se debe a cuestiones sociales como que “ellas se cuidan más, conocen mejor su cuerpo y se interesan más por la salud. Sólo hay que fijarse en los productos de belleza que consumen frente a los que utilizan los hombres. Además —añade Soler— cuentan con una ventaja en las costumbres higiénicosanitarias pues desde la llegada de la pubertad están habituadas a las revisiones ginecológicas”.

¿Importa la salud del hombre? 

Sin entrar en debates sobre lucha de sexos, y teniendo en cuenta que hoy hasta la ley reconoce la independencia de la identidad de género, nos entraba la duda de si la salud masculina era suficientemente atendida en su justa medida. Entendiendo por justa una atención a algo que no le resta nada de protagonismo a la salud femenina, puesto que la próstata es solo de ellos. Pero puestos a hablar de discriminación, positiva o no, junto al cáncer de próstata hay otras dos cuestiones de salud que son llamativas por su descompensación y opacidad: tanto el suicidio como las ETS afectan mayoritariamente a los hombres, y son igualmente tabú. Le hemos pedido su opinión al Dr. Joan Carles March también al respecto, y esta ha sido su respuesta:

“Importa la salud masculina sin duda. El problema es que importa algunas enfermedades más que otras. Es difícil darle importancia al cáncer de mama masculino, es difícil que las ETS y el suicidio tengan un papel diferenciado y que hombres y mujeres tengan una valoración diferente. Así también pasa con las mujeres y la enfermedad cardiovascular (ellas ni siquiera identifican con precisión y agilidad los síntomas de un infarto, en ocasiones distintos a los hombres, ya que aparte del dolor en el pecho, que pueden tenerlo o no, las mujeres también sufren dolor en el cuello u opresión en la mandíbula: Una de cada tres mujeres muere por enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, y también uno de cada tres hombres. Es la principal causa de muerte tanto en hombres como en mujeres) y su participación en ensayos clínicos es menor.

Pero ante ello, tenemos que tener en cuenta las diferencias en salud en hombres y mujeres. Hay cuestiones como la del cáncer de próstata que hay que abordarlas de una forma clara y directa, pero sin pensar que la salud masculina no importa. Quizás no importa a algunos hombres, en todo caso. Y hay que ponerlo encima de la mesa a partir de casos y situaciones de gente muy diversa que permita avanzar en la salud de los hombres”.  

¿Qué necesitan los pacientes de cáncer de próstata?

Ya hemos visto que en España hay miles de hombres con esta patología que pasan a diario desapercibidos para la mayoría de nosotros. También vimos al principio cómo la Dra. Morales nos hablaba de las secuelas que sufren los supervivientes, y cómo ellos mismos son los primeros en ocultarlo. Por eso le hemos preguntado a GEPAC por cuáles son las necesidades que ellos consideran deben ser atendidas de forma prioritaria.

La primera cuestión vuelve a ser precisamente la visibilidad:

“El cáncer de próstata pese al número de casos que se diagnostican cada año y su prevalencia, es un cáncer silenciado, del que no se habla mucho, quizás por nuestra propia condición como hombres y la serie de tabús y mitos existentes alrededor del mismo”.

La siguiente cuestión, tiene que ver con el abordaje de todo el problema de forma integral:

“Una de las principales problemáticas es el impacto que puede tener en diferentes aspectos que influyen en la calidad de vida del paciente y para abordar esos temas es necesario la existencia de equipos multidisciplinares, que puedan atender las necesidades que tienen los pacientes para, al menos, recuperar la calidad de vida previa al diagnóstico.”

Y la tercera, otra vez la cuestión burocrática de nuestro sistema:

“Por otro lado, se están produciendo importantes avances en la investigación, pero nos encontramos con la situación de que en nuestro país su aprobación se ve demorada en el tiempo o bien se aprueban con restricciones sobre la ficha técnica de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), y eso supone desigualdades entre los diferentes pacientes y eso hoy en día es un problema que se tiene que solucionar a la mayor brevedad posible”.

Por todo ello, además del resto de iniciativas que llevan a cabo otras organizaciones, desde GEPAC se llevan a cabo acciones concretas: “desde el año 2012 llevamos trabajando por visibilizar, no solo el cáncer de próstata, sino también las necesidades de los pacientes con este tipo de cáncer. Ello nos llevó a declarar el día 11 de junio como Día Mundial del Cáncer de próstata y a intentar establecer la corbata verde como símbolo del mismo.

Independientemente de las actividades que llevamos a cabo con motivo de la celebración del Día Mundial, trabajamos durante todo el año por sensibilizar a la población, así como formar a los pacientes a través de la realización de diferentes jornadas informativas, así como seminarios on line, que están disponibles en nuestra web, a fin de que en cualquier una persona, sea paciente o no, pueda acceder a los mismos.

Desde el año 2019 tenemos puesto en marcha el programa Gepac contigo: cáncer de próstata, programa de soporte a pacientes coordinado por un equipo de psico-oncólogos que, además de atender las necesidades emocionales de los pacientes, intenta facilitar información y aclarar las dudas que le puedan surgir a los pacientes, a preparar la consulta con el especialista, así como a mejorar la comunicación con el médico. Todo ello sin olvidar cualquier otra duda que le pueda surgir al paciente en relación con cualquier aspecto que pueda tener influencia en su calidad de vida, pues detrás del programa contamos con un equipo multidisciplinar de profesionales que colaboran en el programa de forma altruista”.

El domingo 11 de junio volverán a verse campañas y comunicados con motivo del Día Mundial del Cáncer de Próstata, muchos menos que cuando se conmemora el de otros tipos de cáncer, pero son los primeros pasos hacia una normalización de la realidad que convierte a miles de hombres que no existen el resto del año. Nosotros trataremos de que no caiga en el olvido.