Ya sabes que en El Telescopio hemos decidido dedicar cada día, hasta la vuelta al cole, un espacio a los Objetivos de Desarrollo Sostenible [ODS] de Naciones Unidas. Los repasamos de dos en dos y hoy nos centramos en el 11, ciudades y comunidades sostenibles, y el 13, acción por el clima. Esperamos que toda la audencia telescópica tengáis por lo menos un recuerdo [¡y una acción!] para ambos.

Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades
Ciudades y comunidades sostenibles
La acumulación de personas en grandes núcleos es un proceso que continúa en nuestros días. “La España vaciada”, es solo un ejemplo de algo que sucede en todo el planeta. “El mundo cada vez está más urbanizado. Desde 2007, más de la mitad de la población mundial ha estado viviendo en ciudades, y se espera que dicha cantidad aumente hasta el 60 por ciento para 2030”, señalan desde Naciones Unidas.
Este fenómeno supone un enorme reto, tanto para sacar el máximo partido a sus ventajas, como para reducir al mínimo sus aspectos negativos. Como explica la ONU: “Las ciudades y las áreas metropolitanas son centros neurálgicos del crecimiento económico, ya que contribuyen al 60 por ciento aproximadamente del PIB mundial. Sin embargo, también representan alrededor del 70 por ciento de las emisiones de carbono mundiales y más del 60 por ciento del uso de recursos”.
Además, este proceso genera aún más desigualdades y provoca que exista “un número creciente de habitantes en barrios pobres, infraestructuras y servicios inadecuados y sobrecargados (como la recogida de residuos y los sistemas de agua y saneamiento, carreteras y transporte), lo cual está empeorando la contaminación del aire y el crecimiento urbano incontrolado”.
La organización internacional advierte de las consecuencias que la pandemia está provocando en la población urbana menos favorecida: “El impacto de la COVID-19 será más devastador en las zonas urbanas pobres y densamente pobladas, especialmente para los mil millones de personas que viven en asentamientos informales y en barrios marginales en todo el mundo, donde el hacinamiento también dificulta cumplir con las medidas recomendadas, como el distanciamiento social y el autoaislamiento”.
Además, el organismo de Naciones Unidas para los alimentos, la FAO, ha advertido de que “el hambre y las muertes podrían aumentar de manera significativa en las zonas urbanas que no cuentan con medidas para garantizar que los residentes pobres y vulnerables tengan acceso a alimentos”.

Es necesario tomar medidas urgentes para abordar la emergencia climática
Acción por el clima
Según cifras de Naciones Unidas, 2019 fue el segundo año más caluroso de la historia y marcó el final de la década más calurosa (2010-2019) desde que se registran las temperaturas del planeta.
Además, “los niveles de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero en la atmósfera aumentaron hasta niveles récord en 2019”.
La ONU advierte de las graves consecuencias de esta situación: “El cambio climático está afectando a todos los países de todos los continentes. Está alterando las economías nacionales y afectando a distintas vidas. Los sistemas meteorológicos están cambiando, los niveles del mar están subiendo y los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos”.
El Covid-19 ha tenido un impacto positivo: se estima que las emisiones de gases de efecto invernadero hayan caído alrededor de un 6 por ciento en 2020 debido a las restricciones de movimiento y las recesiones económicas.
Sin embargo, desde Naciones Unidas advierten de que “esta mejora es solo temporal. El cambio climático no se va a pausar. Una vez que la economía mundial comience a recuperarse de la pandemia, se espera que las emisiones vuelvan a niveles mayores”.
La llamada a la acción por parte de la ONU deja bien claro que se nos acaba el tiempo: “Es necesario tomar medidas urgentes para abordar tanto la pandemia como la emergencia climática con el fin de salvar vidas y medios de subsistencia”.
En cifras:
En 2030 vivirán en ciudades 5.000 millones de personas.
El 95 por ciento de la expansión de los terrenos urbanos en las próximas décadas tendrá lugar en el mundo en desarrollo.
Actualmente, 883 millones de personas viven en barrios marginales y la mayoría se encuentran en Asia oriental y suroriental.
Las ciudades del mundo ocupan solo el 3 por ciento de la tierra, pero representan entre el 60 por ciento y el 80 por ciento del consumo de energía y el 75 por ciento de las emisiones de carbono.
Desde 2016, el nueve de cada diez habitantes de las ciudades respiran aire que no cumple las normas de seguridad establecidas por la Organización Mundial de la Salud, lo que ha provocado un total de 4,2 millones de muertes debido a la contaminación atmosférica.
Más de la mitad de la población urbana mundial está expuesta a niveles de contaminación del aire al menos 2,5 veces más altos que el estándar de seguridad.
Las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) han aumentado casi un 50 por ciento desde 1990.
Entre 2000 y 2010 se produjo un incremento de las emisiones mayor que en las tres décadas anteriores en conjunto.
Si se adopta una amplia gama de medidas tecnológicas y cambios en el comportamiento, aún es posible limitar el aumento de la temperatura media mundial a 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.