El año 2021 vuelve a dejar unas cifras terribles con 43 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. Pero junto a estas 43 mujeres hay otro dato que hace más demoledor el asunto: siete niños y niñas fueron asesinados por sus padres con el único objetivo de hacerles daño a las madres. El dato positivo, si puede haber algo positivo cuando se habla de violencia de género, es que ha sido el año con menor número de asesinatos machistas desde que se tienen registros (2003).

Aunque todos los años hay menores que son asesinados por sus padres, ha sido este 2021 el que ha enseñado a España qué es la violencia vicaria. Todo el país contuvo la respiración cuando dos niñas, Anna y Olivia desaparecieron. Su padre, Tomás Gimeno, se llevó a las pequeñas y las arrojó al mar. Tras una angustiosa búsqueda, el buque Ángeles Alvariño encontró el cuerpo de Olivia, el de su padre y su hermana pequeña nunca han aparecido. La entereza de su madre, Beatriz, encogió el corazón de un país entero.

La última víctima de la violencia vicaria de 2021 ha sido una niña de tres años que fue asesinada por su padre el pasado 30 de diciembre en el barrio madrileño de Lavapiés. Además de estos siete niños, hay otros 30 que se han quedado huérfanos tras el asesinato de sus madres este año que se ha cerrado.

Las cifras son dramáticas, un fallo sin paliativos, aunque solo hubiera una, ya sería un fallo. Sin embargo, 2021 acaba con 30 víctimas menos del terrorismo machista que, por ejemplo, el 2010, cuando 70 mujeres fueron asesinadas.

Ana Orantes y Ley Integral

La historia de la lucha contra la violencia de género tiene nombre y apellidos: Ana Orantes. Un nombre que abrió la brecha en esta lucha. Sin embargo, el precio que se tuvo que pagar para que España abriera los ojos fue el más alto que se puede pagar. Ana fue asesinada por su exmarido en su casa, después de denunciar en televisión los años de maltrato a los que había sido sometida por la persona que debía haberla amado y respetado.

Corría el año 1997 cuando Ana fue asesinada, y no sería hasta siete años después que el panel luminoso del Congreso de los Diputados emitía 320 síes de 320 votos, se acababa de aprobar la Ley Integral contra la Violencia de Género. El consenso fue total, y uno de los mayores éxitos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Un consenso que desde la irrupción del partido de ultraderecha Vox se ha roto. El partido liderado por Santiago Abascal no solo ha resquebrajado ese consenso, sino que ha inoculado el germen del negacionismo en ciertos sectores de la sociedad. Y todo mientras las mujeres y sus hijos siguen siendo asesinados y los niños quedando huérfanos. 2022 será otro año de lucha sin descanso en una guerra que ahora, gracias a Vox, no solo se lucha contra los maltratadores, sino también en el plano político.