La Unión Europea ha vuelto a pronunciarse este domingo sobre la situación en Gaza, centrando esta vez su condena en la difusión de imágenes de rehenes israelíes por parte de milicias palestinas. La Alta Representante para Política Exterior, Kaja Kallas, ha calificado las escenas como "espantosas" y ha acusado a Hamás de "barbarie", reiterando que "todos los rehenes deben ser liberados de inmediato y sin condiciones".

Hamás debe desarmarse y poner fin a su gobernanza en Gaza. Al mismo tiempo, debe permitirse que la ayuda humanitaria a gran escala llegue a quienes la necesitan", ha señalado. Sin embargo, la declaración ha sido criticada por diversos sectores sociales y analistas internacionales por su sesgo evidente hacia el relato israelí, omitiendo una vez más el contexto humanitario devastador que vive la población civil de Gaza.

Las imágenes difundidas por Hamás y Yihad Islámica mostraban a dos rehenes visiblemente desnutridos. Según las milicias, el deterioro de su estado físico es consecuencia directa del bloqueo israelí, que ha imposibilitado proporcionarles comida y atención médica. Una de las escenas muestra a un rehén cavando su propia tumba, lo que fue presentado como una denuncia desesperada de las condiciones impuestas por el asedio.

Lo que la UE no menciona, y que numerosos informes de organizaciones humanitarias independientes han documentado, es que la catástrofe humanitaria en Gaza ya se ha cobrado más de 60.400 vidas palestinas, muchas de ellas civiles, y al menos 170 personas han muerto por hambre o desnutrición severa.

La respuesta de Bruselas también ha evitado cuestionar la narrativa del gobierno de Benjamin Netanyahu, que ha afirmado este sábado no tener responsabilidad en la situación de los rehenes y ha asegurado que la “entrada de ayuda humanitaria” está garantizada. Según el mandatario israelí, es Hamás quien "priva de comida deliberadamente".

Trump elude hablar de genocidio

Organizaciones humanitarias están alertando de que los gazatíes se están muriendo de hambre -más de 100, según el Ministerio de Salud del enclave- mientras que sus propios trabajadores se están desmallando por falta de alimentos. Pese a ello, Estados Unidos se ha mantenido como un aliado cercano a Israel y su administración ha evitado exigir un cambio en la estrategia israelí en la gestión de ayuda humanitaria, a diferencia de gobiernos occidentales como los de España o Francia. Sin embargo, ahora, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirma estar trabajando en un nuevo plan de distribución, al tiempo que elude hablar de genocidio y continúa situando el foco de culpa en Hamás.

El enviado especial de la Casa Blanca para Oriente Medio, Steve Witkoff, ha viajado este viernes a la Franja para observar uno de los puntos de distribución humanitaria. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, explicó este jueves que el viaje, en el que Witkoff va acompañado del embajador estadounidense para Israel, Mike Huckabee, tiene como objetivo asistir en “aprobar un plan final para la distribución de ayuda humanitaria en la región”.

"Queremos que la gente esté alimentada. Queremos que la gente de Gaza sobreviva. Es algo que debería haber ocurrido hace mucho tiempo", ha explicado Trump en una breve llamada telefónica con Axios. Witkoff, por su parte, ha detallado en redes sociales que ha pasado “más de cinco horas” en la Franja para elaborar un informe para “ayudar al presidente Trump a comprender la situación humanitaria a fin de elaborar un plan para entregar alimentos y ayuda médica a la población".

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