Cuando se acerca la Nochevieja y empezamos a pensar dónde despedir el año, casi siempre miramos a grandes ciudades o a destinos muy conocidos, buscando un lugar donde disfrutar en familia, pero también donde encontrar ambiente para salir a tomar el aperitivo o brindar con los más queridos. Sin embargo, existen lugares que ofrecen algo mucho más especial. Destinos que, aunque no presuman de ser los más concurridos, destacan precisamente por lo contrario: tranquilidad, tradición, buena gastronomía y un entorno natural que invita a empezar el nuevo año con buen pie. Loja, en el Poniente Granadino, es uno de esos pueblos perfectos para celebrar la Nochevieja sin prisas, sin masificaciones y con mucho encanto.

Situada a unos 55 kilómetros de Granada capital, Loja es la puerta de entrada a la Andalucía oriental. Con cerca de 20.000 habitantes, combina a la perfección historia, naturaleza y vida local, lo que la convierte en un destino ideal tanto para una escapada invernal como para una visita en cualquier época del año. Pasar aquí el final de año es apostar por un ambiente acogedor, temperaturas suaves y la posibilidad de disfrutar del pueblo con calma.

Callejear entre siglos y leyendas

Loja es una ciudad con siglos de historia, declarada Conjunto Histórico-Artístico, y eso se nota nada más comenzar a pasear por su casco antiguo. El mejor punto de partida es el Mirador de Isabel I de Castilla, desde donde se obtiene una de las vistas más bonitas del conjunto urbano, con la Alcazaba dominando el paisaje.

Desde aquí, el recorrido continúa por el Barrio Alto, uno de los más antiguos, donde las calles estrechas y empinadas conservan el aire tradicional andaluz. En el camino aparecen joyas como la Iglesia de Santa María de la Encarnación, uno de los templos más importantes de la ciudad, y la Plaza de la Constitución, corazón administrativo y social de Loja.

En esta plaza se encuentran edificios tan destacados como la Antigua Casa de Cabildos y el Palacio de Narváez, un elegante edificio decimonónico que hoy alberga el Ayuntamiento. Merece la pena entrar para admirar su patio interior, la escalera imperial y el antiguo salón de fiestas, ahora convertido en Salón de Plenos.

La Alcazaba, símbolo de Loja

Visible desde casi cualquier punto de la ciudad, la Alcazaba de Loja es uno de sus grandes iconos. Construida sobre una base de roca, fue parte fundamental del sistema defensivo de la antigua Medina Lawsa. A lo largo de los siglos ha tenido múltiples usos: fortaleza, residencia, cárcel y cuartel.

Dentro de su recinto se encuentra el Caserón de los Alcaides Cristianos, que hoy alberga el Museo Histórico Municipal. En él se pueden ver restos arqueológicos que van desde la Edad del Bronce hasta época medieval. De especial interés son el aljibe del siglo XI, la torre del homenaje y los tramos de muralla con sus torres defensivas.

Uno de los rincones más especiales es el Mirador Arqueológico de la Alcazaba, desde donde se obtienen vistas espectaculares del Barrio de San Francisco, el Monte Hacho, la iglesia de San Gabriel y, en días despejados, incluso Sierra Nevada o la cascada conocida como la “Cola del Caballo”.

Iglesias, palacios y nombres que dejaron huella

Otro imprescindible es la Iglesia de San Gabriel, una de las mejores muestras del Renacimiento granadino. Diseñada por Juan de Maeda, discípulo de Diego de Siloé, destaca por su armoniosa arquitectura y su impresionante bóveda interior, donde los apóstoles rodean la figura de Cristo.

Loja también está ligada a personajes históricos como Gonzalo Fernández de Córdoba, “El Gran Capitán”, que fue alcalde de la fortaleza entre 1508 y 1515, o al escritor Washington Irving, que quedó fascinado por la ciudad y la mencionó en sus “Cuentos de la Alhambra”.

Empezar el año entre agua, sierras y senderos

Uno de los grandes atractivos de Loja es su entorno natural. El río Genil, los manantiales y las sierras que la rodean crean paisajes muy variados y llenos de vida. Para quienes disfrutan caminando, hay numerosas rutas de senderismo.

La Ruta de los Infiernos es una de las más populares: corta, sencilla y con cascadas, cuevas y miradores que sorprenden por su belleza. La Sierra de Loja ofrece rutas más exigentes, pero con vistas panorámicas que recompensan el esfuerzo. Y para los más aventureros, la subida a la Cruz del Periquete, a más de 1.000 metros de altitud, es una experiencia inolvidable.

Desde Loja se pueden realizar interesantes excursiones, como la visita a la piscifactoría de Riofrío, famosa por su caviar, o acercarse a pueblos cercanos como Montefrío, uno de los más bonitos de Granada.

Comer, dormir y alargar la escapada

Celebrar la Nochevieja o pasar unos días en Loja también es una excelente oportunidad para disfrutar de su gastronomía y de una amplia oferta de alojamientos adaptados a todo tipo de viajeros. En el municipio y sus alrededores encontrarás hoteles con encanto, casas rurales y alojamientos turísticos pensados tanto para parejas como para grupos grandes, ideales si viajas con familia o amigos.

Hay opciones para pocas personas y también casas amplias para grupos, muchas de ellas con jardín, patios soleados y espacios exteriores perfectos para disfrutar del buen clima de la zona incluso en invierno. Algunos alojamientos se sitúan en plena naturaleza, ofreciendo tranquilidad y vistas a la sierra, mientras que otros están en el centro histórico, lo que permite moverse a pie y vivir el ambiente local.

En cuanto a la mesa, Loja responde con nota. Restaurantes como La Finca, integrada en el hotel La Bobadilla, ofrecen una experiencia gastronómica de alto nivel. Para una comida más informal pero de calidad, destacan clásicos como Restaurante Flati, Restaurante Alacena o la Taberna Cilantro, donde se combinan recetas tradicionales, productos de la comarca y un ambiente cercano.

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