Los intentos de la comunidad internacional de frenar los avances de las tropas rusas en Ucrania para acabar con la guerra no han dado los frutos esperados para hacer que Vladimir Putin cese su brutal y devastadora ofensiva. Este 24 de abril se cumplen dos meses desde que estalló el conflicto bélico y, con él, se han ido sucediendo una serie de catástrofes atípicas en la Europa del siglo XXI.

Son muchos los puntos estratégicos en los que los militares rusos han sembrado el terror, pero son los casos de ciudades como Mariúpol o Bucha, zonas cero de la masacre humana, las que preocupan encarecidamente a Occidente.

El precio humano de la guerra

El Kremlin celebró este jueves el control total de la ciudad portuaria ucraniana, operación que se tildó como de “éxito”. No obstante, Mariúpol ha quedado completamente devastada por los bombardeos y, en palabras de ministro de Exteriores, Dimitro Kuleba, esta “ya no existe” y la única resistencia que queda en pie se concentra en la acería de Azovstal.

Las imágenes de Bucha con cientos de civiles asesinados en plena calle preocuparon al mundo y provocó una oleada de condenas en las que se acusó a Rusia de perpetuar crímenes de guerra en Ucrania. “Es hora de hacer todo lo posible para que los crímenes de guerra de los militares rusos sean la última manifestación de tal maldad en la tierra. Los asesinos, torturadores, violadores y saqueadores que se hacen llamar a sí mismos el Ejército, solo merecen la muerte”, sentenció el presidente Volodímir Zelenski.

 

Irpin, Gostomel, Borodyanka o Jersón han sido otros puntos clave de la guerra en los que los soldados rusos se han cobrado miles de vidas ucranianas en su objetivo de “desnazificar” el país, tal y como prometió Putin al comienzo de la ofensiva. En los últimos días, el ejército ruso ha desplazado sus movimientos hacia el este del país, a las repúblicas prorrusas de Donetsk y Lugansk, donde pretenden consumar su “liberación total”.

Según los datos aportados este viernes por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, cerca de 2.500 civiles han muerto y otros 3.000 han resultado heridos, apuntando así que la mayoría de estas defunciones se habrían producido por el uso de armas explosivas de “amplia área de impacto”, es decir, con artillería pesada y ataques aéreos.

El amenazante potencial armamentístico ruso

Con las consecutivas sanciones económicas y políticas impulsadas por Occidente y Estados Unidos desde el 24 de febrero, Rusia, a modo de respuesta, ha puesto sobre la mesa una amenaza más que preocupante: uso de armas químicas. Ante las informaciones que llegaban el pasado 11 de abril desde Ucrania por varios casos de heridos con “insuficiencia respiratoria” en Mariúpol, la Unión Europea alzó la voz para tachar de “inaceptable” que Rusia pueda usar armas de este calibre, sosteniendo así que esto constituye un claro crimen de guerra.

Las investigaciones continúan abiertas y hasta el momento no se ha podido confirmar que las fuerzas de Putin estén utilizando armas químicas, pero es un escenario que la UE no descarta: “Es un escenario que hay que tener presente”, advertía la ministra de Defensa española, Margarita Robles, este lunes.

El último aviso lanzado por el Kremlin ha sido en forma de un misil balístico intercontinental, el Sarmat, el cual tiene un radio de alcance de hasta 17.000 kilómetros. 

Zelenski refuerza sus lazos internacionales

El mandatario ucraniano ha conseguido alzarse como una figura política y de resistencia admirable por todo el mundo en pleno escenario bélico. Para ello, su estrategia se ha centrado en sus dotes comunicativas, tanto con su pueblo como a escala mundial.

Durante las últimas semanas, Zelenski se ha trasladado telemáticamente a los parlamentos europeos, además del estadounidense y canadiense, donde ha recurrido a la hemeroteca histórica de cada país para comparar la situación de Ucrania con otras catástrofes terroríficas. El atentado contra las Torres Gemelas del 11-S, el discurso de Winston Churchill de Lucharemos en las playas en la II Guerra Mundial o los lemas que se defendieron en la Revolución Francesa fueron algunos de los hechos que citó. En su intervención en el Congreso de los Diputados, hizo memoria para recordar los cientos de vidas que se perdieron en Gernika durante la Guerra Civil española: “Estamos en abril de 2022, pero parece que estamos en abril de 1937, cuando ocurrió el desastre de Gernika”, afirmó.

 

Estas comparecencias se han traducido en visitas cara a cara de las principales figuras europeas hacia el corazón de Ucrania, Kiev. En primer lugar, fueron la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el alto representante de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, quienes se desplazaron hasta allí. Después, le siguió el acercamiento por sorpresa del primer ministro británico, Boris Johnson y, este mismo jueves, el encuentro del presidente español, Pedro Sánchez, y la primera ministra danesa, Mette Frederiksen.