La ultraderecha de Vox ha vuelto a marcar perfil este martes en el Congreso con su discurso contra la inmigración, dejando claro que no piensa suavizar sus postulados ni aunque ello implique tensar sus relaciones con el Partido Popular. La portavoz parlamentaria del partido de Santiago Abascal, Pepa Millán, ha aprovechado su intervención para arremeter contra los inmigrantes, el Gobierno y también contra el PP, al que acusa de haber sido cómplice de una “entrada masiva” de personas en situación irregular.

Lejos de limitarse a su tradicional enfrentamiento con el Ejecutivo de PSOE y Sumar, Vox ha lanzado un mensaje de advertencia al principal partido de la derecha. “Si el PP insiste en regularizar inmigrantes, Feijóo no logrará gobernar en solitario si quiere nuestros votos”, advierten fuentes de la dirección parlamentaria del partido ultra. Una amenaza explícita que pone de relieve hasta qué punto la estrategia de Vox pasa por imponer su agenda como condición para cualquier pacto.

Mientras tanto, desde el PP intentan hacer malabares con su discurso. El secretario general del partido, Miguel Tellado, ha intentado marcar distancias con Vox en una entrevista en Onda Cero. “Acuerdos con Vox sí, por supuesto, claro que sí. Y creemos que Vox en el Gobierno, no”, ha declarado. Una afirmación que busca tranquilizar a sectores moderados de su electorado, pero que no oculta que el PP sigue dependiendo de Vox para gobernar en numerosos territorios.

Tellado ha asegurado no compartir la posición de Vox sobre inmigración y ha defendido los mecanismos de regularización previstos por la ley de extranjería para “esas personas que viven en España, llevan ya tiempo conviviendo con nosotros y quieren vivir y trabajar en nuestro país”. Sin embargo, su discurso se ha visto desautorizado, al menos parcialmente, por su propia compañera en el Congreso. La portavoz parlamentaria del PP, Ester Muñoz, ha rechazado de forma tajante las deportaciones masivas propuestas por Vox, citando el artículo 4 de la Convención Europea de Derechos Humanos y el artículo 19 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, que prohíben tales prácticas. Aun así, Muñoz también se ha mostrado contraria a las regularizaciones masivas, en una postura ambigua que refleja las dificultades del PP para ofrecer una alternativa clara al extremismo de su socio potencial.

Desde el Gobierno, la respuesta ha sido contundente. La portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, ha recordado que las medidas de Vox “no van a suceder” y ha advertido del peligro de que el PP blanquee un discurso radical con tal de acercarse al poder. “Este mensaje de Vox no es que nos detalle lo que son, un partido racista; lo más peligroso es que el PP está dispuesto a normalizar y blanquear este delirio xenófobo con tal de gobernar”, ha declarado tras el Consejo de Ministros.

Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reivindicado en redes sociales la vocación acogedora de España: “España fue durante décadas una tierra de partida, de esfuerzo fuera de nuestras fronteras. Hoy es tierra de acogida, y quienes llegan contribuyen con su esfuerzo a construir una mejor España. No olvidemos de dónde venimos para entender quiénes somos”.


Lejos de moderarse, Vox insiste en redoblar su ofensiva. Millán ha anunciado que su grupo ha registrado una iniciativa parlamentaria para exigir la reprobación del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al que culpa de una “mala gestión” migratoria. La portavoz ultra ha vuelto a vincular directamente la inmigración con episodios de violencia, una estrategia habitual del partido para alimentar el miedo.

Millán también ha tenido tiempo para atacar a los medios de comunicación, a los que ha acusado de “mentir” sobre las declaraciones de Rocío de Meer, su portavoz de Políticas Sociales, quien habría estimado en ocho millones los inmigrantes a deportar. Aunque ha negado ese cálculo exacto, Millán ha reiterado que su formación defiende la repatriación de todos los inmigrantes ilegales, incluso de “segunda generación” si no se integran. “Es un problema complejo”, ha dicho Millán, “y la solución solo puede ser mala o menos mala”. En esa línea, ha reivindicado las expulsiones masivas para evitar que “España se convierta en un país como Francia, que ya no se conoce a sí mismo”.

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