Alfredo Arrién se convirtió en uno de los abogados más mediáticos después de su defensa a Elisa Mouliáa en su denuncia contra Íñigo Errejón por presunta agresión sexual.

La investigación sigue su cauce, pero podría encontrarse en un momento delicado para la denunciante después de que se haya filtrado una conversación de ésta con una amiga suya en la que reconoce que el ex portavoz de Sumar en el Congreso de los Diputados no cometió un delito.

ElPlural.com se ha puesto en contacto con su defensa para conocer su versión después de estas declaraciones. En declaraciones a este periódico, Arrién considera que se trata de un comentario “sesgado”: “Ella lo que quiere decir es que no es tan grave lo que ocurrió entre ella y el político, no es distinto a lo que ha dicho en otras declaraciones que ha dado”.

En la misma conversación, el abogado indica que su clienta “no es muy buena comunicadora”, pero que tampoco “perito en leyes”. “El juez Don Alfonso Carretero sigue viendo delito y continúa con la instrucción”, señala. “Es verdad que se trata de un comentario desafortunado en la intimidad con la que era su amiga, pero que claramente tiene una animadversión provocada porque habla con Errejón”, añade.

Así las cosas, considera que ella tendría que haber emitido que “no era tan grave, pero que, efectivamente, nos encontramos ante una agresión sexual”. “Mantiene que ha sufrido una agresión sexual, sin penetración, por lo que las penas no son tan grandes como en otro tipo de agresiones sexuales en las que sí existe una violencia más fuerte o penetración, pero sigue existiendo una agresión sexual”, asevera.

La conversación de Mouliáa con su amiga

En las últimas horas, ha salido a la luz una conversación incorporada a la causa y recogido en un informe policial entre la intérprete y una amiga suyo a la que la primera pidió a la segunda testificar en la misma línea que ella en el juicio contra el exparlamentario. En concreto, Mouliáa pedía que no diera datos que pudieran poner en duda su denuncia.

La parte más delicada es aquella en la que la actriz reproduce lo siguiente: “Yo tampoco creo que fuese un delito. Pero yo tuve que contar lo que a mí me hizo. Todo explotó por muchas denuncias anónimas contra este tío. Yo tengo la obligación moral de contar lo que pasó ese día”.

En ese sentido, expone que no lo consideró delito porque “estamos demasiado acostumbrados a los babosos”. “Este tío hacía abuso de poder y se aprovechaba de la situación en la que estaba”, aseveraba.

En lo que respecta al resto del intercambio de mensajes, Mouliáa envió varios a la persona que organizó la fiesta solicitándole que dijese “la verdad” y diciéndole que tenía “pruebas de todo”, a lo que la testigo respondió: “No amenaces, Elisa. Yo responderé a lo que me pregunten que viví y sé. Punto. No más y no menos. Es mi deber como ciudadana. Lo que le haya hecho a otras, no lo sé. Y tampoco es el caso”.

En medio del cruce, la actriz advirtió a la que fuera su amiga que “si (la causa) se archiva, que se archive por falta de rotundidad, pero no por denuncia falsa”. “Si empiezas a decir que me fui happy a su casa me jodes viva. Es tu palabra contra la mía. No quiero que me sienten en un banquillo y me acusen de denuncia falsa con todo lo que tendría que pagar, que no puedo”, acuñaba.

No obstante, la amiga acusaba a Mouliáa de no informarla: “En casa entrasteis y te pregunté si te había pasado algo y lo primero que me dijiste es que os besasteis en el ascensor. Luego me dijiste que te entró a saco y que le tuviste que decir que aquí no. Seguiste en la fiesta tranquila. Esto es lo que pasó y lo que recuerdo yo y otras personas”.

La testigo reconoce estarlo pasando mal y acusa a la denunciante de haberse “metido en esta movida” por una cosa que ella no vio y que no se le contó así. “Yo no iba pedo y me acuerdo de todo y de las conversaciones al día siguiente. Quedamos más veces y me contaste solo que era un baboso, nada malo”.

En este sentido, la amiga de la intérprete afea que está a punto de “poner en la cárcel” a un tipo “por algo que no ha hecho”, recriminándole que le estuviese diciendo lo que tenía que hablar. “Me estás tratando de chantajear”, concluye.

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