El nuevo secretario general del Partido Popular, Miguel Tellado, ha estrenado este lunes su cargo con una afirmación tajante que, sin embargo, ha dejado más dudas que certezas. “Es un compromiso de Feijóo. No habrá gobierno de coalición”, ha declarado ante los periodistas. Pese a la rotundidad de sus palabras, las sucesivas repreguntas han puesto de relieve la falta de un compromiso explícito y cerrado por parte del PP respecto a un posible pacto con Vox, el incómodo socio con el que el partido de Alberto Núñez Feijóo ya gobierna en varias comunidades autónomas.

La intervención de Tellado se ha producido pocas horas después de su primera comparecencia en la sede de la calle Génova como número dos del partido, tras su nombramiento en el congreso celebrado este fin de semana. En ese cónclave, Feijóo ya expresó su deseo de gobernar “en solitario”. Pero ese “deseo” no se tradujo en un compromiso firme de evitar acuerdos de coalición con otras formaciones, salvo con EH Bildu, el único veto explícito que el líder popular mantiene.

Durante su intervención en la clausura del congreso, Feijóo insistió en no establecer un cordón sanitario a Vox: “Es la tercera fuerza del país, sus votantes merecen respeto y no estoy dispuesto a arrinconarles”. Una declaración que, lejos de cerrar la puerta a futuros pactos, parece normalizar la posibilidad de apoyos mutuos en un escenario postelectoral.

La ambigüedad se ha trasladado a las intervenciones de este lunes. La nueva portavoz parlamentaria del PP, Ester Muñoz, entrevistada en Telecinco, evitó comprometerse cuando se le preguntó si Santiago Abascal podría ser vicepresidente de un hipotético gobierno de Feijóo: “Vamos a esperar a que haya elecciones y ver los diputados que tenemos”. La respuesta ilustra la prudente estrategia del PP: evitar concreciones mientras las encuestas no clarifiquen el escenario.

Tellado, por su parte, ha tenido que afrontar hasta tres preguntas directas sobre este asunto en su comparecencia vespertina. Y en las tres ha optado por rodeos y generalidades, remitiéndose al discurso de Feijóo en el congreso. “El presidente Feijóo explicó que quiere un Gobierno en solitario, un Gobierno sólido y un Gobierno unido”, ha repetido. Tellado ha contrastado esa aspiración con lo que ha denominado el “gobierno de colisión” de Pedro Sánchez, una fórmula que el PP ha convertido ya en lema para desacreditar al Ejecutivo de coalición.

En su intento por esquivar una respuesta concreta, el nuevo secretario general ha reiterado los mantras del partido: “Es evidente que España necesita un Gobierno único que sirva al interés general y no dé los espectáculos que el primer Gobierno de coalición que ha presidido Pedro Sánchez le ha dado a nuestro país a lo largo de siete años”. Pero el verbo elegido, “querer”, ha despertado el lógico interés de la prensa, consciente de que entre un deseo y un compromiso existe una notable diferencia.

El segundo intento de aclaración de Tellado ha seguido el mismo guion. “Yo creo que Feijóo se ha expresado con una claridad mediana. Él quiere para España un Gobierno único, un Gobierno centrado en el interés general”, ha señalado, eludiendo de nuevo una respuesta inequívoca sobre un eventual pacto con Vox. Las palabras de Tellado han vuelto a dejar en el aire si el PP está dispuesto a repetir el esquema autonómico a nivel nacional o si, en caso de no lograr la mayoría absoluta, optaría por forzar una repetición electoral antes de gobernar con Abascal.

Preguntado por la posibilidad de convocar nuevas elecciones antes que pactar con Vox, Tellado ha zanjado: “Ustedes quieren incidir en las preguntas y yo incidir en mi respuesta”. Una fórmula que evidencia las dificultades del PP para despejar las incógnitas de su estrategia postelectoral.

Como colofón, el dirigente gallego ha reiterado el argumento que se ha convertido en escudo de los populares frente a las críticas por su cercanía a Vox: “No estamos aquí para establecer un cordón sanitario a Vox, como nos pide la izquierda. Vox es la tercera fuerza política de este país. Sus votantes merecen un respeto y desde luego nosotros no estamos aquí para arrinconarles”.

El nuevo equipo de Feijóo ha optado así por un discurso que aspira a contentar a todos: distanciarse formalmente de los de Abascal para tranquilizar al electorado moderado, pero sin cerrar la puerta a acuerdos con quienes podrían ser la llave de la Moncloa. La ambigüedad calculada sigue marcando la estrategia de un PP que, a pesar de sus apelaciones a la unidad y al interés general, no termina de definir hasta dónde está dispuesto a llegar para alcanzarla.

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