Sin sorpresas. Así ha terminado el XXI Congreso Nacional del PP: como empezó, con un objetivo claro, aunque inconfesable en sus formas y explícito en el fondo. El único propósito del PP es que Pedro Sánchez se vaya, sea como sea y cueste lo que cueste.

Ni una sola propuesta para mejorar la vida de la ciudadanía. El PP ha dejado claro que no tienen un proyecto de gobierno, solo una estrategia de desgaste. ¿Por qué tendría que irse Pedro Sánchez? Porque ellos lo dicen. Porque la derecha cree que España es suya, que solo ellos pueden decidir quién gobierna y cómo. Y si no son ellos, entonces vale todo: desestabilizar, crispar, manipular y hasta alentar el odio.

Pero lo más grave es lo que no han dicho. Entre discursos vacíos, eslóganes huecos y chascarrillos sobre frutas, han escondido lo que realmente planean para nuestro país. Han aprobado una ponencia política de apenas 39 folios, que la derecha mediática ha tratado de ocultar. Un plan que, de conocerse en profundidad, alejaría a millones de votantes de Feijóo. Porque es un programa sin alma, sin ambición social, sin compromiso con la mayoría. Un plan redactado con medias verdades y omisiones sospechosas. Pero algunos sí la hemos leído. Y lo vamos a contar.

Pensionistas, escuchen bien: el PP quiere privatizar el sistema público de pensiones. En la página 25 de su ponencia afirman que “garantizarán un sistema de pensiones sólido, transparente y viable”. ¿Qué palabra falta? “Público”. Porque no quieren un sistema público de pensiones, lo que quieren en realidad es abrir la puerta a los planes privados. Lo que quiere el PP, es lo mismo que plantea Vox: que quien pueda pagar una pensión la tenga, y quien no, que se las arregle como pueda.

Tampoco en la ponencia política del PP se comprometen a mantener el poder adquisitivo de las pensiones. Esto deja claro que, si gobiernan, volverán a las subidas mínimas o la congelación. Ya ocurrió con Rajoy. Las pensiones solo subían 1 euro, ¿o a algunos ya se les ha olvidado? Al PP no le importa lo más mínimo nuestros mayores. Quizás algunos pensionistas deberían replantearse su voto futuro.

Otro de los objetivos del PP en su documento político: debilitar y atacar los derechos laborales. CCOO y UGT lo han advertido. El PP quiere retroceder en avances como la subida del SMI, la reforma laboral pactada con sindicatos y empresarios o la reducción de la temporalidad… Todo eso les molesta. Y como siempre que gobiernan la derecha, pretenden aplicar la misma receta: Menos salario, menos derechos y más desigualdad.

En la ponencia política del PP debatida el pasado fin de semana afirman que la propiedad privada es la mayor garantía de libertad. ¿Es más libre el que tiene un ático en Chamberí que quien vive de alquiler en un barrio humilde? No se quieren enterar. Son los derechos los que nos hacen libres.

Un detalle elocuente: en toda la ponencia solo se mencionan dos veces la palabra “paro”, una vez la palabra “desigualdad”, “alquiler” o “cambio climático”. No hay referencia ninguna a LGTBIQ+, ni a la Dana, ni a emergencias, financiación autonómica o gestión del agua. Eso sí, “España” aparece 70 veces, “nación” 15, “inmigración” 12 y “libertad” 18. Este es realmente el proyecto de país de la derecha: un país donde solo caben unos pocos.

La foto del congreso popular no deja dudas. Feijóo quiso rodearse de Aznar y Rajoy, sus grandes referentes de un pasado marcado por la corrupción, los recortes y la mentira. Con más de 30 causas judiciales abiertas entre 2025 y 2030, el PP pretende aún presentar a estos dos expresidentes como modelos éticos. ¿Se han olvidado la guerra ilegal de Irak? ¿De las mentiras del 11-M? ¿Del Yak-42? ¿De los sobres en B, Gürtel o la Kitchen? ¿Ya no se acuerdan de sus recortes salvajes?

¿Y Pablo Casado? El único líder del PP que se atrevió a hablar —aunque tímidamente— de la corrupción interna. Fue laminado, ha sido borrado de la historia oficial del partido. Porque en el PP no hay sitio para quien diga la verdad. La imagen más elocuente del congreso, sin embargo, fue la de Ayuso siendo obligada a quedarse en una foto junto a Feijóo, con gesto de incomodidad y clara tensión. La relación entre ambos es un secreto a voces: ella busca proyectarse como la líder del ala dura del partido, mientras Feijóo intenta aparentar moderación mientras copia a Vox en contenido y forma. Ayuso, con su show de fresas y frases vacías, se ha convertido en el símbolo de una derecha populista, que apela más a las vísceras que a la razón.

Y mientras tanto, Mazón recibía un aplauso cerrado. Esta es la prueba de lo que le importan al PP las víctimas. ¿Qué se puede esperar de gente así? Y Albiol fue elegido para presidir el congreso popular. Un político que ha coqueteado sin tapujos con postulados de ultraderecha, y que ahora es encumbrado como rostro del “nuevo” PP. ¿Este es el futuro de la derecha en España? ¿Un partido cada día más próximo a Abascal y cada vez más alejado del centro político?

Feijóo ha colocado como personas de máxima confianza a Miguel Tellado y a Ester Muñoz. No por su capacidad de diálogo. No por su experiencia en gestión pública. No por tener una visión de país. Los ha elegido por su fidelidad al barro, al bulo y al enfrentamiento. Tellado se ha convertido en el rostro de la crispación parlamentaria, del insulto gratuito y la provocación calculada. El nuevo PP ha dejado de disimular: no quieren construir país, quieren incendiarlo si eso le acerca al poder.

Termina el congreso del PP y nada ha cambiado. Como reconocía Feijóo en otra de sus frases para enmarcar: “Ya sé que esta lista solo interesa a los nombrados”. Y es verdad. Han sido tres días sin propuestas ni ideas ni un mínimo de honestidad política. Solo ruido, espectáculo y rencor. Han elegido competir con Vox en el terreno del extremismo. Han renunciado a ser un partido de Estado para convertirse en una maquinaria de oposición sin escrúpulos. Frente a esto, el PSOE seguirá defendiendo un proyecto progresista, inclusivo, comprometido con la mayoría social. Una España plural, con derechos, con un Estado del Bienestar fuerte, donde nadie quede atrás.

La pregunta que debemos hacernos es clara: ¿queremos una España construida desde el odio como pretende del PP o desde la esperanza? ¿Deseamos una forma de hacer política basada solo en la bronca o donde el centro de las políticas sean las personas? ¿Apostamos por un país donde prime el enfrentamiento o el avance social? La ciudadanía tiene la palabra.

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