Las macrogranjas se han convertido en el tema principal de la precampaña de las elecciones de Castilla y León, que se celebrarán el próximo 13 de febrero. El PP ha utilizado las palabras del ministro de Consumo, Alberto Garzón, -asegurando que contaminan y la carne que se produce en ellas es de peor calidad- para irse al campo, apoyar a los ganaderos e, incluso, negar la existencia de este tipo de explotaciones. Pero la realidad en Castilla y León es muy distinta. Cuenta con 631 instalaciones de este tipo (540 porcinas y 91 avícolas), además de las 81 que están en trámite, según los datos de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente.

El impacto ambiental negativo que las macrogranjas producen sobre el terreno en el que se asientan es evidente y así lo han determinado diferentes estudios realizados al respecto, aunque parece que ahora desde el PP se han mostrado a favor de esta industria, pese a que anteriormente han firmado y apoyado iniciativas que luchaban contra la proliferación de este modelo de producción cárnica.

Son 631 las macrogranjas instaladas en Castilla y León y, entre otras, es en Palencia donde se quieren poner en marcha otras 14 más. Concretamente, es en un radio de 20 kilómetros a la redonda, en Herrera del Pisuerga, donde se ha presentado un proyecto de la empresa Decamed Trading para ubicar 14 macrogranjas porcinas con capacidad para más de 110.000 cerdos. A raíz de este proyecto, que todavía no ha sido autorizado, surgió la plataforma Pisoraca y Comarcas Vivas con el objetivo de luchar contra ello para que no logre materializarse.

La oposición de la comarca

Pedro Gutiérrez, portavoz de la Pisoraca y Comarcas Vivas,explica en declaraciones a ElPlural.com la actividad de la organización y su lucha contra este proyecto. “Este tipo de industria no tiene ninguna repercusión positiva para el entorno, solo negativa”, denuncia. Ya en 2020 recogieron y presentaron ante la Junta de Castilla y León más de 10.000 alegaciones, sin obtener ningún tipo de respuesta por parte del Gobierno autonómico.

Gutiérrez señala que el proyecto se encuentra en el “limbo” y están esperando a ver “si la empresa desiste de una vez de su empeño por envenenar la comarca o de si tienen intención de seguir adelante con el proyecto”. En este sentido, recuerda que en 2020 se sacaron a información pública once de los 14 proyectos, ya que dos no estaban obligados a hacerlo por un decreto que había aprobado la Junta y en el que, entre otros aspectos, se determinaba que las macrogranjas que no son de la capacidad máxima no están obligadas a salir a información pública. El restante no salió a información pública, creen, porque estaba proyectado sobre una parcela que es un enclave de un monte de utilidad pública.

Después de la presentación de las más de 10.000 alegaciones, la Junta, a instancias del PSOE, aprobó una propuesta no de ley instando a la empresa a presentar un estudio de impacto ambiental conjunto, con las 14 macrogranjas.

Macrogranjas y pandemias

Los impactos en el medio ambiente de este tipo de explotaciones son numerosos. También tiene una relación directa con la proliferación de pandemias, tal como desvela un estudio de Greenpeace. La ganadería industrial es la principal impulsora de la destrucción mundial de los bosques: entre el 75 y 80% de la deforestación mundial está asociada a la expansión agrícola, tanto para obtener pastos como para la producción de piensos. Los investigadores estiman que el 31% de los brotes de enfermedades emergentes están relacionados con el cambio del uso de la tierra, debido a la invasión humana en las selvas tropicales.

Además, la ganadería industrial supone otro factor importante en lo que a enfermedades se refiere. Según el citado estudio, se estima que el 73% de todas las enfermedades infecciosas emergentes se originan en animales y que la ganadería transmite una cantidad extraordinaria de virus, como los coronavirus y los virus de la influenza.

La ganadería industrial también contribuye a otros problemas de salud, como es la contaminación del aire con amoníaco y el agua con nitrógeno, además de la propagación de la resistencia a los antimicrobianos.

A estos problemas se le suma el impacto sobre la economía. Pedro Gutiérrez es conciso y rotundo al respecto: “Este modelo de ganadería es la principal amenaza que tiene el sector ganadero actualmente. La ganadería industrial no solo no crea empleo, sino que lo destruye. Es la ruina para la ganadería”

Reacción a la postura del PP

El portavoz de la plataforma también se pronuncia sobre la campaña del Partido Popular sobre las macrogranjas, que ha cargado contra el ministro Garzón y ha llegado a asegurar que este tipo de instalaciones no existen en España. “Es ridículo. Sale Mañueco diciendo que no existen las macrogranjas y Milagros Marcos diciendo que en España están prohibidas… Precisamente fue Milagros Marcos, exconsejera de Agricultura de la Junta, quien estuvo en la presentación de este proyecto en Palencia, respaldándolo y enumerando los beneficios que supondría, y ahora dice que no existen las explotaciones de más de 10.000 cerdos”, subraya.

Solamente en la provincia de Palencia existen tres instalaciones de más de 10.000 cerdos. Además, en una respuesta dada a Ecologistas en Acción, entre 2009 y 2019, en Castilla y León se aumentó un millón de cabezas de cerdo en la comunidad, al tiempo que se perdieron casi 200.000 habitantes. En ese mismo tiempo, el aumento de las cabezas de cerdo supuso la apertura de 67 explotaciones de más de 3.500 cerdos y el cierre de más de 5.000 explotaciones de menos de 2.500.

Finalmente, Gutiérrez tacha de ridícula la postura del PP al hacer referencia a la manipulación que se ha hecho de las palabras del ministro de Consumo. “Se manipulan las declaraciones de Garzón para decir que está atacando a todo el sector ganadero, cuando precisamente al sector ganadero se le está defendiendo. Se está atacando a lo que es la ruina para el sector, que son las explotaciones de ganadería industrial”, sentencia.