Si 2020 es recordado como el año del confinamiento y 2021 como el de la desescalada, 2022 va a ser recordado sin duda como el año de una recuperación económica frustrada por la guerra. La invasión rusa, las sanciones, la guerra energética de Putin y la subsecuente alza de los precios han obligado a las economías del euro a dar un giro de timón y reconducir sus políticas económicas para frenar el alza de la inflación. En su denodada lucha contra la crisis de precios los bancos centrales han intentado doblegar la curva a golpe de subidas de tipos que han provocado una peligrosa subida del Euríbor que se sitúa ya en un 3,018%, valores no vistos desde la crisis de 2008.

La guerra de Putin ha puesto fin a años de política económica laxa y ha obligado al Banco Central Europeo (BCE) a endurecer sus tipos de interés. Un endurecimiento que lleva aparejado el aumento de los índices hipotecarios y que, por tanto, está generando una crisis severa en aquellos hogares que, cada vez más, encuentran muy complicado hacer frente a su hipoteca.

La deriva del Euríbor y el alza de las hipotecas

El principal índice de referencia del mercado hipotecario español inauguraba el 2022 en anotando un valor de -0,477%, conservando la tendencia negativa mantenida durante los últimos años.

Con el estallido de la guerra que trajo consigo el término inflación, copando titulares junto con el conflicto, el BCE puso fin al precio del dinero en índices negativos. En julio, el banco comunitario acometió su primera subida de tipos en 50 puntos básicos.

Ante la alarma inflacionista el Euríbor comenzó su ascenso. En abril, ya con ecos de una subida de tipos por parte del BCE, el índice hipotecario comenzó su ascenso y se sitúo en positivo anotando un 0,013%, tendencia alcista que no ha cesado hasta la fecha y que se prevé que continúe escalando con las sucesivas subidas de tipos que anuncie el banco comunitario.

Con la subida de 50 puntos básicos de julio, el principal índice de referencia hipotecario se colocó rozando el punto positivo en un 0,992%. No obstante, el mayor incremento del Euríbor se dio entre agosto y septiembre coincidiendo con el anuncio del BCE de llevar a cabo la mayor subida de tipos de su historia, 75 puntos básicos. Subida que se hizo efectiva el 8 de septiembre.

Así pues, el final del verano llevó aparejado un Euríbor que marcaba un 2,629% que continúo incrementándose con una nueva subida del precio del dinero en octubre por parte del banco comunitario. Finalmente, durante el mes de diciembre el BCE volvió a acometer la última subida de tipos del año encareciendo aún más las hipotecas y disparando el Euríbor hasta el 3,018% actual.

De hecho, el alza total en las hipotecas variables supera ya, teniendo en cuenta la anterior subida, los 250 euros mensuales y, cumpliendo con las previsiones, el Euríbor se sitúa ya en valores superiores al 3%, una muy mala noticia para las familias que tenga que renovar sus hipotecas variables en los próximos meses o aquellas que quieran suscribir nuevas hipotecas, caso en el que las fijas también se verán afectadas al estar su valor siempre por encima de la variable. 

En noviembre, confirmado el cierre mensual en el 2,8%, una hipoteca variable a 30 años de 150.000 euros y con un diferencial del 0,99% más Euríbor sufrió un aumento de su cuota hipotecaria de alrededor de 251 euros, es decir, pasando de pagar 448 euros al mes a abonar 700 euros a partir de la revisión, lo que equivale a un incremento de 3.000 euros anuales.

Con este nuevo índice hipotecario el incremento para principios del 2023 podría situarse entre los 280 y los 300 euros mensuales. Sobra decir que esto es inasumible para las familias trabajadoras, empujadas a elegir, en muchos casos, entre pagar la hipoteca, los recibos de la casa o una cesta de la compra digna.