Mañana se cumple un mes de la entrevista que la directora xeral de Saúde Pública, Carmen Durán, concedió a un medio de comunicación gallego. De todas sus afirmaciones una, que además sirvió para titular la noticia, sobresalió sobre el resto: “Sin usar todo los recursos, podríamos vacunar a 120.000 personas cada día”.

El pasado jueves, el presidente de la Xunta de Galicia, hizo las cuentas y a las mismas les atribuyó un plazo de ejecución: “Se podría vacunar a todos los gallegos en un mes y medio”.

Las cuentas que hacen desde la administración gallega, no solo dan, sino que incluso, de ellas, teóricamente se desprende que casi sobrarían vacunas.

Así, si la población gallega (dato de enero de este año) es de 2,69 millones de habitantes y se tiene en cuenta la necesidad de las dos dosis, en el período marcado por Alberto Núñez Feijóo, se suministrarían 5,4 millones de vacunas. Esta cantidad sería suficiente si se tiene en consideración que al total habría que restar a los alrededor de 200.000 menores de 16 años (los expertos recomiendan no vacunar a este grupo de edad), así como a los mayores que ya la han recibido, además de a quienes, por temas de salud, también tienen desaconsejado el suministro.

Pero, ¿está preparado el sistema gallego de salud para hacer realidad estas afirmaciones? Quienes mejor pueden responder a una pregunta de este tipo son los que se encuentran en la primera línea sanitaria y, en este caso, las representantes de una de las organizaciones más activas en la denuncia de la situación en la que trabaja su colectivo: Enfermeiras Eventuais en Loita.

En comunicación con ELPLURAL.COM aseguran que, “si la logística y la distribución lo permitieran, algo que no se está produciendo” el colectivo no pondría inconveniente alguno para ofrecerse “fuera de nuestro horario laboral a realizar todas las horas extras necesarias con el fin de vacunar a toda la población”.

Hasta el momento, los datos lo demuestran. Galicia ocupa los primeros puestos en capacidad de vacunación de todo el país y esto a pesar de que son un colectivo “sistemáticamente desprotegido y precarizado”.

Una vez más, las cifras vuelven a dar la razón a las enfermeras. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la región presentaba en 2019 una ratio de enfermería de 5,42 por cada 100.000 habitantes, la segunda más baja de toda España. Sin embargo, desde Enfermeiras Eventuais advierten de que “las ratios son todavía más bajas”.

Insinuaciones contra el Gobierno central

Precisamente, el presidente de la Xunta de Galicia, inmerso como se encuentra en la dinámica sucesora de su propio partido a nivel nacional, obvia ese volumen de profesionales y aprovecha su aparición ante los medios de comunicación tras las reuniones del Comité clínico para recordar una y otra vez que no dispone de las vacunas necesarias. Incluso, no faltan en sus palabras insinuaciones acerca de un reparto interesado por parte del Gobierno central del que, claro está, saldría malparada la región gallega.

No obstante, una vez más, para que la afirmación de Feijóo sobre la vacunación total en un mes y medio pudiera cumplirse, además de disponer de las dosis necesarias, Xunta tedría que estar “sobrada de recursos” humanos.

Según los cálculos del propio Servizo Galego de Saúde, Sergas acerca de la nueva fase de vacunación de los mayores de 80 años (alrededor de 200.000) cada enfermera debería vacunar de media por turno (7 horas) entre 70 y 80 personas (así lo recoge una instrucción). Enfermeiras en Loita calcula que, si se siguen esos criterios, “teniendo que vacunar a casi la totalidad de la población gallega, con dos dosis”, decir que se puede completar la vacunación de toda Galicia en 45 días “son estimaciones extremadamente optimistas”.

Además, ante el déficit de personal, con el número actual de enfermeras la realidad es que el intento de conseguir ese objetivo conllevaría  “sobrecargar las jornadas todavía más y tener que desatender las labores diarias de nuestros servicios”, dicen las profesionales.

Feijóo, desde el inicio de la pandemia y, en particular, tras el regreso a la ‘nueva normalidad’, se ha afanado en presentar diferentes iniciativas centradas en la crisis sanitaria. Una de las más llamativas es lo que denominaron desde la Consellería de Sanidade Plan de Contigencia para hacer frente al coronavirus, con una parte destacada dedicada a materia de personal. Lo hizo público el actual titular de Sanidade, Julio García Comesaña en los primeros días del pasado noviembre.

Enfermeiras en Loita lo criticaron entonces por incompleto y poco realista y, una vez más, el tiempo ha vuelto a darles la razón. Lo llaman “Plan de Pantomima” porque lo que “vendieron” a los gallegos era “más de lo mismo”, es decir, “precariedad e improvisación”.

Centran sus quejas sobre las Áreas Sanitarias y en la falta de capacidad para escuchar a las profesionales de enfermería. Las consecuencias, como han denunciado en más de una ocasión diferentes organizaciones, siempre se traducen en una merma del servicio que presta la sanidad pública gallega.