No es nada extraño que, cada cierto tiempo, el presidente de la Xunta de Galicia, se convierta en una especie de interlocutor de los diferentes ejecutivos regionales frente al Gobierno central. No lo hace previa petición de sus sus homólogos autonómicos, sino que lo suyo es fruto de una estrategia, tal y como defienden desde determinados ámbitos.

El objetivo es el de siempre y que Alberto Núñez Feijóo se encarga de negar, personalmente o mediante portavoz interpuesto: posicionarse en la carrera por la dirección de su partido.

Esta postura es recurrente y repetitiva y, a pesar de no lograr en muchas ocasiones el propósito de la postura común regional, sí consigue situarlo un paso mediático por delante en esa lucha ‘popular’.

Esta misma semana ha vuelto a hacerlo. En concreto ayer, al anunciar en sede parlamentaria que Galicia solicitará al Ejecutivo de Pedro Sánchez que convoque una Conferencia de Presidentes con el fin de analizar el nuevo escenario que se creará una vez se levante el estado de alarma en el mes de mayo.

Lo justificó el máximo dirigente gallego asegurando que es lo “razonable” pedir una reunión de este tipo para determinar “cómo vamos a trabajar fuera del estado de alarma y sin vacunas suficientes para la inmunidad grupal”.

Sin embargo, la respuesta más contundente se la ofreció el portavoz de los socialistas en el Parlamento gallego, Gonzalo Caballero, quien en apenas dos minutos explicó con claridad y contundencia la actitud de Feijóo y su negativa a buscar acuerdos en su región, mientras los reclaman a nivel nacional. Y todo sin obviar las alusiones a la guerra por el liderazgo del PP o la Gürtel.

Feijóo tiene muchos frentes abiertos, pero no en Galicia. La mayoría absoluta con la que gobierna parece permitirle ir cada vez con mayor frecuencia a Madrid, donde hoy mismo se ha reunido con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos.

Con lo que ocurrido en Murcia y la salida del PP del Ejecutivo de aquella Comunidad y las elecciones convocadas en Madrid no hay que descartar que, de nuevo, el presidente gallego vuelva a lo largo del día a su papel de aspirante ‘popular’.