El colectivo de personas mayores ingresadas en residencias es el que más ha sufrido la pandemia. No ha habido diferencias entre la primera y la tercera ola, en términos generales, de incidencia entre este colectivo.

Galicia, como el resto del país, no ha sido ajena al enorme impacto causado entre los residentes. Tampoco en lo referente a algunos episodios lamentables por parte de gestores de este tipo de centros. Solo hay que recordar lo que en ELPLURAL.COM se calificó como ‘la residencia de los horrores’ o, más recientemente, lo ocurrido en las instalaciones del centro ourensano de Nuestra Señora de Los Gozos, perteneciente a la Fundación San Rosendo.

Desde diferentes ámbitos han responsabilizado de estos y otros casos a la Xunta de Galicia, así como de lo acontecido, en general, con las personas mayores. Manuel Martín, presidente de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública a nivel estatal, aseguraba en agosto pasado a este medio que en la región “no hubo gestión del coronavirus”, haciendo especial hincapié en el caso de las residencias.

También han sido constantes las críticas y denuncias de organizaciones que, de forma específica, defienden los derechos de los usuarios y sus familiares.

Ahora que la crisis sanitaria alcanza el pico de la tercera ola, las cifras no son mucho mejores. Solo en el mes de enero casi el 40% del total de fallecidos eran mayores ingresados en instalaciones de este tipo.

Sin embargo, en esta situación se observa una doble luz de esperanza al final del oscuro túnel para el núcleo de población más castigado por la COVID-19. Es por partida doble porque, por una parte, está la vacunación. Según reconoce Paulino Campos, presidente de la Asociación Galega de Familiares y Usuarias de Residencias e da Dependencia, REDE, esta fase va por buen camino.

“Soy muy crítico con la gestión de la Xunta durante la pandemia en relación con los mayores, pero tengo que decir que la vacunación va bien”, añade. En este sentido, está previsto que mañana mismo concluya en estos centros, a falta de las personas que no han podido recibir su dosis por otros motivos. “No hay ningún tipo de problema. De hecho el pasado día 21, según nuestros datos, se había vacunado a prácticamente todos los residentes”, corrobora Campos.

Y esto casará - la otra luz de esperanza- perfectamente con un proyecto piloto que, desde hace semanas, se impulsa, ensaya y prepara en un centro privado de la provincia de Pontevedra bajo la fiscalización y control del gobierno gallego a través de varias direcciones generales dependientes de la Consellería de Política Social.

Por etapas

Se trata de una especie de desescalada en las residencias. Un plan dividido en etapas por el que, bien al término de las mismas, bien durante su desarrollo y a tenor de los resultados, los familiares podrán volver a tocar, sentir y tener contacto directo con sus mayores, siempre con las medidas de seguridad y protección adecuadas.

Cuando se materialice, Galicia volverá a ser pionera a nivel estatal, como ya ocurriera a mediados de junio con el estreno de la ‘nueva normalidad’, con un plan que trata de mejorar las condiciones de vida del colectivo más castigado por la pandemia.

Paulino Campos está al tanto de una iniciativa que busca mejorar la vida de los mayores. Él y su organización se han mostrado en contra siempre de las restricciones de visitas, de ahí que este plan piloto lo observen con buenos ojos. 

Se desarrolla desde hace casi dos meses en la residencia que DomusVI tiene en la localidad pontevedresa de Ribadumia. La elección de este centro, cuando todavía se llevan a cabo las vacunaciones, se debe a un criterio de seguridad para los residentes. Cumple el requisito de tener a un número de mayores que han pasado la enfermedad, de manera que cuentan con la inmunidad suficiente y en los plazos que marcan los expertos. La experiencia piloto “está funcionando de manera soberbia”, indica a ELPLURAL.COM.

A través de este plan piloto se separa a los que se no han enfrentado al coronavirus, que siguen las normas de solo una visita a la semana, etc., de aquellos otros que sí lo han dejado atrás. “A estos últimos se les puede tocar, dar besos… Hay vídeos fantásticos y muy emotivos. Es una experiencia pionera y muy importante”, resalta Campos. 

Según ha podido saber este medio en 10 o 15 días podrían adoptarse las primeras medidas en centros gallegos, como podría ser la reapertura de sus puertas al exterior para, de manera escalonada, recuperar el contacto perdido durante casi todo un año.

El proceso está en marcha y los buenos resultados que arroja hasta el momento provocan el optimismo entre quienes luchan por los derechos y el bienestar de los mayores desde antes de esta crisis sanitaria. “Esperamos que se ponga en marcha en poco más de diez días” en otros puntos de la geografía gallega, concluye el presidente de REDE.

La próxima semana está previsto que se anuncie la creación de una plataforma estatal de asociaciones de familiares y usuarios de residencias. Entre las primeras cuestiones que solicitará, tanto a Comunidades Autónomas, como a Gobierno central, es que el traslado, con las características propias de cada región, el plan gallego de desescalada de este tipo de centros al resto del país.