El movimiento de Alemania, que ha decidido iniciar por su cuenta las negociaciones para comprar la vacuna rusa Sputnik V, ha vuelto a poner en el disparadero la situación de esta solución y la posibilidad de que otros países tomen la misma decisión. Sin embargo, existen algunas dudas sobre la posibilidad de que reciba la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), al menos en el corto plazo. Hablamos sobre la Sputnik V y los intentos de adquirirla por la Comunidad de Madrid que preside Isabel Díaz Ayuso con José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y ex secretario general de Sanidad en el Ministerio de Sanidad.

“Los datos oficiales de vacunación en Rusia con las dos dosis son del 3,5% de la población”, señala Olmos a ElPlural.com. “La vacuna tiene una escasa implantación, lo que puede tener que ver con la cantidad de dosis o con el sistema sanitario de Rusia, no se sabe todavía”, subraya el profesor.

A un mayor número de dosis implantadas, más posibilidad de encontrar posibles efectos adversos, que es lo que ha ocurrido con Astrazeneca y los residuales efectos que producen trombosis. “Usarla mucho da más datos de farmacovigilancia y es más posible encontrar un efecto raro”. Sin embargo, apunta Olmos, ese no es el problema de la vacuna rusa, que ronda los 10 millones de dosis “y es un número muy alto”. “La calidad de la vacuna Sputnik V no la podemos medir por eso, si no por etapas y en la etapa actual está en los ensayos clínicos de la agencia del medicamento europeo”, señala el profesor de Salud Pública.

“Primero tenemos que ver que la EMA la autorice y luego, si quieres vender un número X de dosis es probable que necesiten acudir a terceros” para poder suministrar una gran cantidad de viales, a la vista de los que Rusia ha conseguido producir hasta ahora. Y, para empezar, “la mayoría de laboratorios de Europa no se dedican a ello y tendrían que hacer una dotación de tecnología”. A eso hay que sumar que los laboratorios que fueran a producirla “tienen que pasar por una acreditación de la agencia, que va al laboratorio para comprobar que cumple con la guía de buenas prácticas, las instalaciones requeridas, con el personal cualificado… hay que acreditarlo”. Un trámite que, para dosis que se vayan a vender a Europa, tiene que pasar cualquier laboratorio, “venga de Europa, de África o de Rusia; como si está en la India”.

“Lo que no acredita la Agencia Europea del Medicamento es el numero de dosis que vayan a administrar, eso es una cuestión más política”, señala Olmos. Y es que la política juega un papel importante también el proceso. Un país puede saltarse a la EMA y autorizar por su cuenta una vacuna solo para comprarla y distribuirla dentro de sus fronteras y eso es lo que ha anunciado Alemania que va a hacer y que ya ha hecho Austria. “La agencia nacional puede valorarlo y distribuirlo solo en su territorio, solo para su país”, señala Olmos, “pero legalmente deja  a los demás con cara de tontos y rompe un elemento de cohesión que hasta ahora nos ha dado mucha fuerza para tener todas las vacunas”, en referencia a la compra centralizada que ha asegurado dosis para todos los países de la UE:

Sin embargo, lo que “no tiene ningún sentido” es el movimiento del que presume Ayuso, el supuesto intento de comprar vacunas rusas de Madrid, como también ha hecho el lander alemán de Baviera. “No tiene ningún sentido porque la competencia es europea o estatal”, insiste Olmos, porque “Madrid o Andalucía no pueden comprar la vacuna mientras la Agencia Española no la autorice y compruebe que es técnicamente segura y eficaz”. “Pero luego la autorización de comercialización la hace cada Gobierno o la Unión Europea, no tiene ningún sentido”, comenta el profesor de Salud Pública.