En el corazón de Lanzarote, esta antigua capital conserva viva la esencia de la isla con calles de piedra, casas blancas y campanas que marcan el ritmo tranquilo del lugar. No es solo pasado, sino también vida y tradición compartida con quienes la habitan o la visitan.

Nos adentramos en la Villa de Teguise, donde sentirás que abres un libro de historia que aún respira entre la brisa del océano y el eco de su pasado. A su riqueza histórica se suma una costa variada, con playas salvajes como Famara o más tranquilas como las de Costa Teguise, que hacen de este destino un lugar especial y lleno de encanto.

La villa que sobrevivió a piratas y conserva intacta la memoria de Lanzarote

La Villa de Teguise es un viaje al pasado de la isla. Fue la capital insular hasta el siglo XIX, cuando Arrecife asumió ese papel. Sin embargo, Teguise continúa latiendo con fuerza gracias a toda la población que ha vivido intensamente en sus tierras y conserva su esencia histórica. Fundada en el siglo XV, supo protegerse de los continuos ataques piratas que asolaban la costa. Aun así, su historia no está exenta de episodios de fuego y saqueo, que han dejado una huella imborrable en la villa.

A día de hoy, ese pasado noble y resistente se siente en cada esquina del casco histórico gracias a sus calles empedradas, casas encaladas con puertas verdes, patios escondidos y campanas que resuenan sobre tejados antiguos. 

Un recorrido único a través del tiempo y la belleza

Teguise no deslumbra solo por lo que fue, sino también por todo lo que sigue ofreciendo. En la Plaza de la Constitución, junto a la oficina de turismo, se encuentra el Palacio Spínola, una elegante casa señorial del siglo XVIII que hoy acoge la Casa-Museo del Timple. Este pequeño instrumento de cuerda, lleno de alma, forma parte esencial de la tradición canaria. Además de descubrir su historia, el visitante puede disfrutar de conciertos en este espacio íntimo y cuidadosamente restaurado por César Manrique en los años 70.

La Plaza de la Constitución en Teguise, Lanzarote
La Plaza de la Constitución en Teguise, Lanzarote

A pocos pasos, la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe se alza majestuosamente en el corazón de la plaza, con su inconfundible torre de piedra roja. En su interior se conserva parte del patrimonio religioso más valioso de la isla, incluida una delicada imagen del Cristo de La Laguna.

Finalmente, a escasos minutos en coche o a través de un agradable paseo, el Castillo de Santa Bárbara vigila desde las alturas sobre el volcán Guanapay. Convertido en Museo de la Piratería, este bastión defensivo ofrece una visita familiar perfecta, con mapas, armas e inquietantes historias que descubrir.

Playas que se adaptan a todos los gustos

Uno de los grandes atractivos del municipio de Teguise reside en la riqueza y diversidad de su costa, donde el paisaje marino cautiva a quienes lo visitan. En la costa oeste, la playa de Famara deslumbra con sus cinco kilómetros de arena dorada, siendo un lugar ideal tanto para largos paseos como para los amantes del surf, que encuentran aquí condiciones privilegiadas para practicar este deporte. Flanqueada por imponentes acantilados de origen volcánico, con una brisa constante y un horizonte que cambia de color a lo largo del día, Famara se presenta como un entorno natural único e inolvidable.

En la zona de Costa Teguise, la oferta es más urbana, con playas adaptadas a todo tipo de planes y perfiles. Las Cucharas es perfecta para quienes practican windsurf; El Jablillo, de pequeñas dimensiones y aguas tranquilas, resulta ideal para familias; Los Charcos ofrece un entorno resguardado y sereno; y Bastián destaca por sus palmeras y zonas ajardinadas pensadas para el descanso y la desconexión. Además, el Charco del Palo ofrece una experiencia distinta: una playa naturista con piscinas naturales formadas entre rocas volcánicas, donde el contacto con la naturaleza se vive de forma libre y auténtica.

La riqueza y diversidad de Teguise, donde el paisaje marino cautiva a quienes lo visitan
La riqueza y diversidad de Teguise, donde el paisaje marino cautiva a quienes lo visitan

Rutas, paisajes y naturaleza que emociona

Teguise también propone múltiples opciones para conectar con su entorno natural a través de diferentes rutas de senderismo, pensadas para todos los niveles. Desde breves paseos históricos por el centro del pueblo hasta travesías más extensas que conducen a Haría, Tías o incluso a la vecina isla de La Graciosa. Ascender al cráter de la montaña Corona o caminar entre campos de jable y tuneras permite descubrir la esencia de Lanzarote desde una perspectiva más íntima y pausada.

El entorno volcánico y las vistas al Atlántico acompañan cada recorrido en estas tierras consideradas un auténtico paraíso. Dentro de esta propuesta natural destaca el Jardín de Cactus, ubicado en Guatiza. Esta obra de César Manrique reúne más de 1.400 especies de cactus en una antigua cantera transformada en anfiteatro natural. Entre estanques, esculturas y un diseño integrado en el paisaje, el jardín se convierte en un lugar de belleza única, ideal para una visita en familia.

Fascinantes vistas hacia la villa de Teguise, en Lanzarote
Fascinantes vistas hacia la villa de Teguise, en Lanzarote

Gastronomía con alma lanzaroteña

La villa de Teguise invita también a descubrir la autenticidad de la cocina insular a través de sus restaurantes y tascas. En estos espacios, los sabores de siempre se celebran como un patrimonio vivo. Entre los platos más emblemáticos se encuentran las papas arrugadas con mojo, el queso de cabra curado al sol o un buen sancocho canario. En la localidad destacan establecimientos como La Tahona, La Bodeguita del Medio o El Chiringuito, donde el trato cercano acompaña a una cocina sencilla y honesta, llena de identidad.

Sabores auténticos de Lanzarote y Teguise. Oficina turística Costa Teguise
Sabores auténticos de Lanzarote y Teguise. Oficina turística Costa Teguise

Otro de los momentos más esperados de la semana es el mercadillo dominical. Cada domingo, Teguise se transforma en un colorido y animado punto de encuentro entre artesanos, agricultores, artistas y visitantes. Entre los numerosos puestos se pueden encontrar desde cerámica tradicional hasta jabones artesanales o quesos locales. Entre los recuerdos más singulares destacan las figuras de los “novios de El Mojón”, unas simpáticas esculturas de barro típicas de la alfarería popular de la isla.

Para una inmersión más profunda en la tradición agrícola, se recomienda visitar el Museo Agrícola El Patio, en Tiagua. Allí es posible conocer de cerca los procesos de elaboración del vino y el queso en un entorno rural cuidado y acogedor. También en Tahíche, el espacio cultural y gastronómico Los Aljibes ofrece carnes a la brasa en un entorno arquitectónico que respira arte y memoria.

Vinos que nacen de la lava

La experiencia no estaría completa sin una copa de vino. Las cepas de Malvasía que crecen en La Geria, plantadas en hoyos excavados en la ceniza volcánica, dan lugar a algunos de los vinos más singulares del mundo. Una copa al atardecer, con vistas al paisaje lunar de Lanzarote, representa el broche perfecto a un viaje que deja huella en la memoria y en los sentidos.

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