El estado del Gobierno poco nada tiene que ver con el de hace algo más de una semana. Antes de afrontar la sesión doble del Congreso de los Diputados el pasado miércoles, Pedro Sánchez achicaba el agua del barco de la investidura. La mayoría parlamentaria parecía diluirse por la proliferación de casos de corrupción, pero el presidente del Gobierno provocó un cierre de filas prácticamente unánime ante la ola ”reaccionaria” que encarnan PP y Vox. Por este motivo, el que fuera jefe del Ejecutivo desde 2004 a 2011 José Luis Rodríguez Zapatero no sólo ha hecho lo propio, sino que ha urgido a la militancia del Partido Socialista a mantenerse firmes ante el acoso y derribo de la coalición de las derechas.
“No hay que dejarse intimidar”, resumía el ex secretario general del PSOE ante las cámaras de La noche en 24 horas. José Luis Rodríguez Zapatero ha abordado numerosos temas durante su intervención en el canal 24 horas, pero se ha detenido especialmente en la estrategia de Partido Popular y Vox. Derecha y ultraderecha han sacado lustre a sus armas para disparar a todo lo que se mueva y aprovechar los casos de corrupción de los dos ex secretarios de Organización socialistas – José Luis Ábalos y Santos Cerdán – para redoblar la presión hacia el presidente del Gobierno y forzar el adelanto electoral o la precipitación de sus siglas.
Frente a este hostigamiento, Zapatero llama a resistir. Pide a las bases del PSOE no dejarse amedrentar por las palabras gruesas de los ultras y plantar cara a sus soflamas a golpe de dato y buen gobierno. En este sentido, el expresidente ha remarcado que la coalición “tiene rumbo, logros sociales y compromiso democrático”. Por lo tanto, a su juicio, sobre estas bases se ha de edificar la estrategia de defensa y blindaje del Ejecutivo.
A ojos de Zapatero, el presidente del Gobierno, en lo que respecta al caso Cerdán, poco más puede hacer, puesto que ya ha comparecido ante la Cámara Baja, ha tenido un debate, ha ofrecido explicaciones “y no parece que el Parlamento le haya negado su confianza” para mantenerse al frente de la Administración. Más bien todo lo contrario, reafirmándose esta misma semana con los acuerdos cosechados con los ejecutivos regionales de Cataluña (PSC) y Euskadi (PNV y PSE).
En cualquier caso, la democracia tiene unas normas y se cimenta sobre leyes e instituciones. De ahí, lamentaba que la derecha exija responsabilidades políticas sin recurrir a mecanismos como la moción de censura. PP y Vox repiten hasta la saciedad que Sánchez está en “su peor momento” desde que aterrizó a la zona noble de Ferraz. Lo verdaderamente reseñable para Zapatero, sin embargo, es que el presidente cuenta “con el apoyo del 99% del Partido Socialista”. De hecho, aporta una dosis de humor a sus tesis y recuerda que “no había nacido Sánchez y la derecha ya estaba pidiendo su dimisión sin saber si iba”.
Críticas internas
Sobre este ámbito, el de los sectores críticos que pululan por el PSOE, también se pronunció el expresidente. Concretamente se refirió al jefe del Ejecutivo de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page o el que fuera su homólogo en Aragón Javier Lambán. Zapatero ha aludido a la importancia de la lealtad interna, sobre todo cuando recordaba que actuó con solidaridad hacia Page en momentos complicados y ha añadido que “la lealtad es un valor imprescindible en la vida política”.
En este corpúsculo también se ha adherido el que fuera primer presidente del Gobierno de signo socialista de la democracia española: Felipe González. El histórico dirigente del partido es una de las voces más críticas contra Pedro Sánchez, hasta el punto de avanzar que, por primera vez en su vida, no votará al PSOE. Una “actitud” que no termina de comprender Zapatero: “No se lo he preguntado […] Yo siempre votaré al PSOE, sea quien sea, lo siento como un deber y un compromiso. No sé qué piensa, a él todos le apoyamos en situaciones difíciles, muy difíciles”.
Zapatero, que incluso ha expresado su fe absoluta en la figura de Gonzáles desde siempre porque “hizo una gran tarea por España”, esperaría que “estuviera en otra actitud”. Recordaba que le brindó su apoyo en momentos muy difíciles, aludiendo a su etapa como portavoz de prisiones, cuando tuvo que defender decisiones comprometidas de la Administración González: “Lo hice porque apoyaba a Felipe”. A pesar de ello, mantiene un “respeto” profundo por su figura. No obstante, y a pesar de las diferencias internas, pondera a sus siglas como el epítome del avance social en España.