Aunque parezca incongruente, para un periodista no hay nada mejor que ir a cubrir unos disturbios y que no haya noticia. A veces, la mejor noticia es que no haya noticia. Anoche, en Torre Pacheco, los únicos que íbamos por las calles del barrio de San Antonio éramos los periodistas y la Guardia Civil. Torre Pacheco y sus ciudadanos le han ganado la partida a la extrema derecha y a los fascistas racistas que querían perturbar la paz en este municipio murciano.
La manifestación racista, como les contábamos en ElPlural.com, fue un pinchazo histórico. A las ocho de la tarde, hora en la que empezaba, en la plaza del ayuntamiento literalmente había más periodistas y miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad que manifestantes.
Han sido cinco días en los que los ultras de extrema derecha han desatado el caos con agresiones e insultos a la población magrebí, y a los que no son magrebíes, pues hay que recordar la paliza que recibió un niño de 16 años que acudió a la primera manifestación contra la agresión a un anciano cuando la turba le confundió con uno de los agresores y le dieron una paliza. Pero, por suerte, la sensatez ha imperado y el racismo se ha ido por el sumidero.
Un debate mucho más profundo
El debate sobre lo ocurrido en Torre Pacheco estos días es mucho más profundo que escribir este análisis pero hay algo que no puedo dejar de escribir, comenzando por preguntarnos si estos youtubers o pseudo periodistas que no han hecho más que fomentar el odio no deberían tener sus canales de información cerrados ¿Falla la ley? ¿Se queda corta? ¿Debería ser modificada? Son unas preguntas que lanzo al aire. Y es que no puedo entender que alguien lance, de forma indiscriminada, mensajes de odio diciendo que hay que apalear a inmigrantes o cazarlos y no pase nada.
La Libertad de expresión es un derecho fundamental. Ustedes me han visto defenderlo con uñas y dientes. Pero como cualquier derecho, tiene límites. El problema es que aquí los límites, las líneas que separan ese derecho del discurso de odio, parece ser que se difuminan y, lo siento, pero eso no es tolerable. Ante un discurso de odio la línea es clara, al menos para mí.
Estos días que he pasado en Torre Pacheco he visto tantas faltas de respeto que he perdido la cuenta. He leído titulares que deberían acarrear multas, así como cierres de web y canales de redes sociales. No es censura, se lo juro, es que lo que hace esta gente es directamente delictivo.
En Torre Pacheco hemos tenido suerte dentro de la barbaridad que ha supuesto este asunto, pero no puedo dejar de pensar qué pasará la próxima vez que un nazi haga un llamamiento a ‘cazar’ inmigrantes. Pues asumo que, como siempre en este santo país, aquí todo seguirá igual hasta que tengamos un muerto sobre la mesa. Y solo entonces todos nos lamentaremos y pediremos explicaciones y cambios legales. Pues no, señores, no hay que esperar a que alguien pierda la vida para ser conscientes de que tenemos un problema con la extrema derecha y tomar medidas.