Las obras de la Ciudad de la Justicia de Madrid han vuelto a arrancar este jueves con la plantación de un pequeño roble. No obstante, el proyecto no ha arrancado este jueves, sino que lo hizo hace 18 años, cuando Esperanza Aguirre colocó casi en el mismo lugar la primera piedra de su proyecto que terminó siendo un pelotazo urbanístico o, de otra forma, un pozo de la corrupción.

Y es que el Gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid dilapidó 355 millones de euros en un proyecto megalómano que iba a servir para levantar algo más de una docena de edificios públicos pero que terminó con cinco altos cargos de su Ejecutivo condenados a penas de cárcel, acusados de prevaricar y malversar fondos públicos en 24 contratos entre 2005 y 2007.

Después, Ignacio González intentó fallidamente reactivar el proyecto entre 2012 y 2015, algo que ha intentado Isabel Díaz Ayuso en dos intentos desde que en 2019 llegara a la Puerta del Sol. Ahora, la mandataria de la Comunidad de Madrid ha anunciado que invertirá más de 653 millones de euros, y empleará un equipo de 3.000 profesionales, más de 200.000 metros cúbicos de hormigón y cerca de 24.000 toneladas de acero para hacer posible en tres años la Ciudad de la Justicia, casi 20 años después de su primera proyección.

Los 355 millones de Aguirre que sirvieron para un edificio

El Gobierno de Esperanza Aguirre llegó a invertir 355 millones de euros en su proyecto estrella, para únicamente terminar construyendo uno de los 14 edificios proyectados, el del Instituto de Medicina Legal. Solo el acto de colocación de la primera piedra costó más de un millón, concretamente 1,4 millones de euros.

A ello hay que añadir los gastos aparejados a la presentación del proyecto en 72 ocasiones, con viajes pagados a Nueva York o Singapur, entre otros lugares, los informes inservibles por más de 60.000 euros, el programa publicitario de unos 200.000 euros invertidos en paraguas, gorras, camisetas y hasta un libro promocional, o las nóminas por encima de los 100.000 euros de los directivos empleados en el complejo, que superaban en número a los subordinados.

La vuelta de tuerca de Ayuso

Con su llegada a Sol, Ayuso tenía decidido retomar el proyecto de Aguirre, el mismo que había descartado Cristina Cifuentes durante su gobierno entre 2015 y 2018. Poco le importaba que la justicia estuviera condenando a los gestores de aquel primer intento de Aguirre, ya que el equipo de la actual lideresa del PP de Madrid empezó a buscar un nuevo comienzo. Y este jueves fue la materialización de todos estos planes con el mejor simbolismo para la ruptura con el pasado: la plantación de un árbol.

“Sus raíces profundas evocan el arraigo en los principios democráticos recogidos en la Constitución de 1978, que ahora más que nunca tenemos que defender. Y sus ramas abiertas simbolizan el derecho de todos a una tutela judicial efectiva y recuerdan que todos somos iguales ante la ley”, decía este jueves el consejero Miguel Ángel García Martín para presentar la infraestructura de la nueva Ciudad de la Justicia.

Por su parte, Ayuso lo ha definido como “el complejo judicial más grande del mundo y donde se unificarán las 26 sedes dispersas en la capital”.

Algo que, por otra parte, ya había intentado en una primera ocasión. Fue al poco de su llegada al Gobierno cuando planteaba una concesión a 35 años y un canon anual que se iba a pagar a la empresa adjudicataria de 1.750 millones de euros, en total por construir los edificios. Pero este concurso se cayó al quedar desierto.

En este segundo intento, el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha optado por la formula de la adjudicación directa en lotes de edificios por parte de la Comunidad a un conglomerado de constructoras.

El presupuesto es de 653 millones de euros para levantar “el mayor palacio de Justicia del mundo, 26 sedes judiciales en 470.000 metros cuadrados” y que todo esté terminado en 2031, lo que supondría 27 años después de su primera concepción.

Con esto, comienza una segunda temporada de la Ciudad de la Justicia tras la primera marcada por la corrupción, los políticos encarcelados, los arquitectos estrella, los viajes internacionales y los millones de euros perdidos por el camino. De culminarse, un plazo de medio siglo y más de 1.000 millones de inversión. Queda por ver si la proyección de Ayuso esquiva los tribunales y los sobrecostes -protagonista en los proyectos de la lideresa, como el Hospital Isabel Zendal-, o hay una tercera temporada de este proyecto megalómano.

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