El ministro de Asuntos Religiosos de Israel, Michael Malchieli, ha confirmado este miércoles la salida del partido ultraortodoxo Shas del Gobierno de coalición liderado por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, debido a la disputa por el servicio militar obligatorio para los estudiantes haredíes -un brazo de la ortodoxia judía- de los centros de estudios judíos llamados yeshivás.

El organismo con máxima autoridad en Shas, el Consejo de Sabios de la Torá, ha determinado que tras las "exigencias draconianas" del presidente de la comisión de Exteriores y Defensa, Yuli Edelstein, y su incumplimiento del acuerdo, los miembros del partido dimitirán "de inmediato" de sus cargos y ha indicado que "en la situación actual, no es posible formar parte del gobierno".

Esto supone un golpe político significativo para Netanyahu dado que Malchieli ha sido descrito como uno de sus principales socios gubernamentales y la retirada de su partido significa que Netanyahu tendrá que gobernar en minoría. Sin embargo, Shas ha afirmado que, en un esfuerzo por no debilitar al gobierno externamente, votará con la coalición del gobierno en algunos asuntos. No obstante, su despedida significa que el gobierno de Netanyahu tendrá 49 escaños de los 120 que componen el Parlamento israelí.  

Esto, además, se produce después de la salida del partido Judaísmo Unido de la Torá en protesta por la violación del acuerdo suscrito en junio entre Edelstein y los partidos ultraortodoxos, que evitó la disolución del Parlamento y prometía condiciones más laxas para el reclutamiento a los haredíes.

Este grupo ha estado exento del servicio militar obligatorio dado que sus lideres religiosos consideran que su rol en el ejército los llevará a alejarse de su vida religiosa. No obstante, esta excepción ha sido criticada por partes de la sociedad israelí por ser una medida injusta para los demás, por lo que la Corte Suprema exigió el final de la excepción el año pasado. Malchieli ha criticado el intento de perseguir a las personas que han evitado el servicio militar, señalando que es una “persecución que no es nada menos que cruel y criminal contra estudiantes de yeshivá”.

Sin embargo, este último anuncio ha sucedido justo antes del descanso del verano del parlamento, lo que le concede a Netanyahu un par de meses para volver a consolidar su poder en el gobierno. Sin embargo, también se encuentra en medio de un juicio por corrupción que, hasta ahora, ha conseguido aplazar por cuestiones de seguridad.

El caso judicial de Netanyahu

Pese a varias convocatorias para que el primer ministro israelí testifique en la investigación por su presunta corrupción, ha conseguido que estas se aplacen por razones diplomáticas y de seguridad. Las Cortes de Distrito de Jerusalén señalaron a finales del mes pasado que había “aceptado parcialmente la solicitud y cancelación” de las “audiencias judiciales programadas” para esa semana.

Netanyahu fue acusado en 2019 por sobornos, fraude y por abuso de confianza, cargos que niega. Paralelamente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha señalado que se está haciendo una “caza de brujas” con su homólogo israelí y que se debería “indultar a un gran héroe”.

Paralelamente a estas acusaciones, Israel ha estado inmerso en varios conflictos, incluyendo la ofensiva con Irán que ha durado 12 días, la guerra en gaza y actualmente, el conflicto en el sur de Siria. Algunos analistas han señalado que Netanyahu está “enamorado” de la guerra porque garantiza su supervivencia política dado que apacigua los miembros de extrema derecha de la coalición del gobierno mientras que disrumpe su propio juicio.

Al mismo tiempo, Netanyahu también se está enfrentando con problemas dentro de coalición por presiones desde diferentes miembros. El partido del ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, Sionismo Religioso, junto con el del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, el partido Otzma Yehudit, han amenazado en varias ocasiones que dejarán la coalición si se finaliza la guerra con el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás). Esta amenaza se ha hecho más prevalente actualmente dado que Israel y Hamás están en negociaciones para conseguir un alto el fuego con una duración de 60 días.

En el caso de que se cumplan con estas amenazas, Netanyahu se quedaría únicamente con los partidos ultraortodoxos. Por ello y según The Times of Israel, hay especulación sobre la posibilidad de un adelanto a las próximas reelecciones presidenciales para evitar el derrumbe de su gobierno. No obstante, actualmente no hay indicios de que este escenario se produzca y es posible que los partidos que han abandonado la coalición se vuelvan a incorporar dado que deben pasar 48 horas hasta que se procese oficialmente su salida del gobierno.  

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