Talgo arranca una semana más con la incertidumbre que ha invadido la compañía desde hace ya más de un año. Más aún tras los últimos acontecimientos en el seno político. Los votos en contra de PP, Vox y Junts frente al último Real Decreto llevado por el Gobierno al Congreso de los Diputados han dejado sin aplicación las rebajas en el transporte público, la revalorización de las pensiones a partir de febrero y otra serie de medidas socioeconómicas. Entre ellas, hay una medida que se ha quedado sin aplicación, al menos de momento, y que puede marcar ahora el presente y futuro de Talgo. Pero también el del resto de empresas españolas consideradas "estratégicas". 

Los grupos políticos han votado en contra, entre otras muchas medidas, de prorrogar el escudo antiopas diseñado por el Gobierno -y aprobado por primera vez durante la pandemia- para proteger la "españolidad" y la autonomía estratégica de las empresas clave para la sociedad española, es decir, aquellas consideradas estratégicas. Es el caso de Talgo, con esta anulación siendo decisiva para el presente y futuro de la compañía, pero también de otras empresas como Telefónica o Naturgy. Casos recientes que, gracias a la medida aprobada en pandemia, dejan patente la importancia de este escudo antiopas en la práctica. 

PP y Junts ponen en peligro la "españolidad" de las empresas nacionales

El voto en contra de PP, Vox y Junts a esta medida permite ahora que cualquier inversor extranjero llegue con su dinero y compre el porcentaje de capital que quiera de una empresa, sea o no estratégica para la sociedad, sin ningún impedimento en la operación. Y es que esta medida es la que ha permitido que la SEPI se haya convertido en el accionista principal de Telefónica y no los saudís tras la irrupción sorpresa de la teleco Saudi Telecom Company (STC) en el accionariado de la compañía en septiembre de 2023.

El escudo diseñado por el Ejecutivo ha permitido que el accionista saudí se quede con un 9,97% de la compañía, apenas unas centésimas por debajo de la participación de la SEPI como inversor público, pero todavía sin el control de la compañía. La medida también ha impedido que los accionistas extranjeros, procedentes de Arabía Saudí y de Emiratos, se hicieran con el porcentaje que quisieran de Naturgy en el nuevo intento de opa que tuvo lugar en el verano de 2024. 

Clave en el caso de Talgo

Sin embargo, el caso de Talgo es más relevante -y ha sido más polémico- por el contundente no del Gobierno a la entrada en el capital de fabricante de trenes del grupo húngaro Ganz-MaVag, propietario a su vez de la empresa Magyar Vagon, también dedicada a la fabricación de trenes. El conglomerado húngaro mantiene estrechos lazos con el gobierno de ultraderecha de Viktor Orban en Hungría e, incluso, algunas fuentes conocedoras aseguraban que mantendría cierta relación con Vladimir Putin. Sea como fuere, finalmente el Gobierno vetó la opa -otra más- que quería lanzar el grupo húngaro para hacerse con parte del capital de Talgo a finales de agosto. El Consejo de Ministros declaró su oposición a este movimiento accionarial por considerar que no respetaba la seguridad nacional y que ponía en peligro la autonomía estratégica del sector. 

Tras el no del Ejecutivo a la entrada de Magyar Vagon en el capital de Talgo, meses después apareció otro inversor interesado en el negocio del fabricante de trenes: Sidenor. La diferencia de este inversor frente al resto de interesados en Talgo es que era español, concretamente vasco, y que, además, contaba con el apoyo del ejecutivo autonómico y central para llevar a cabo sus planes en Talgo. Sidenor parecía ser la mejor opción para Talgo a vista de todos. No solo por ser español, ya que mantendría la autonomía estratégica de la compañía y del sector y su entrada no pondría en peligro la "españolidad" de la compañía; sino que además tiene una amplia experiencia y know how en el sector industrial, con una aplicación relevante para una empresa que se dedica a fabricar material ferroviario. 

Sidenor, con el apoyo del Gobierno vasco desde el lado institucional y el apoyo económico de las fundaciones vascas, se presentó hace unos meses como el salvador que Talgo necesitaba. Sin embargo, el tiempo corre y el consejo de Talgo parece no tomar una decisión para cerrar el culebrón que empezó hace ya más de un año. Así, mientras Sidenor metía prisa para cerrar las negociaciones en el capital de Talgo cuanto antes, a últimos de año empezaban a aparecer nuevos actores interesados en el fabricante de trenes. Todos ellos extranjeros.

Nuevos interesados extranjeros en Talgo

Por un lado, la polaca Pesa parece también estar interesada en Talgo, en este caso con una relación de trabajo ya constatada a través de acuerdos transfronterizos entre ambas empresas. Por otro lado, también la empresa india Jupiter Wagons ha revelado públicamente su interés por entrar en el capital de fabricante de trenes. Incluso habría contratado a asesores expertos en operaciones como esta para asegurarse el éxito de sus planes, según fuentes conocedoras. Nuevas opciones para Talgo que, a finales de enero, parece seguir sin tener una solución para su presente y futuro. 

A todo esto hay que sumar que, hace apenas dos semanas, parece que el ministro de Transportes, Óscar Puente, cambió de opinión sobre la "españolidad" de Talgo. De repente Puente aseguró públicamente, en una visita oficial a Londres, que el Gobierno vería bien la entrada de capital extranjero en Talgo "siempre que fueran participaciones minoritarias". Esto cambiaba el discurso del Gobierno, tras el contundente no a la opa de Magyar Vagon a finales de agosto, y dejaba la puerta semiabierta a la entrada de inversores extranjeros en el capital de la compañía, considerada "estratégica" para el Ejecutivo nacional. 

Las palabras de Puente quedaron ahí y, mientras tanto, Sidenor seguía reiterando su interés por el capital de Talgo. Los plazos para cerrar las negociaciones, y el culebrón de Talgo, parecían retrasarse y los protagonistas se emplazaban ya a cerrar el caso en febrero, y no en enero como se había planteado. A 27 de enero parece no haber nada cerrado en el capital de Talgo y la anulación del escudo antiopas gracias al voto en contra de PP y Junts solo hace que aumentar la incertidumbre en el presente y futuro de la compañía.

Magyar Vagon, Pesa o Jupiter Wagons podrían entrar en Talgo sin el ok del Gobierno 

Y es que ahora los actores extranjeros interesados en el capital de Talgo, y en cualquier otra compañía española, podrían entrar en su capital sin necesitar el visto bueno del Ejecutivo para ello. Ya fuera comprar un 3%, un 5%, un 10% o incluso un 50%, si así los accionistas de la compañía lo quisieran. Es decir, se pone en peligro la "españolidad" de las empresas españolas, sean estratégicas o no, pudiendo tomar el control de ellas cualquier inversor extranjero con una sola operación de compra de acciones. 

El Real Decreto contemplaba que el Gobierno debía dar el visto bueno a aquellas inversiones superiores al 10% del capital de una cotizada española, con matices desde el 5% como el caso de Telefónica, así como en aquellas no cotizadas en las que la inversión superase los 500 millones de euros. Una medida que quedó anulada el pasado jueves 23 de enero tras el no de PP, Vox y Junts. Este régimen se aplicaba a las inversiones extranjeras directas realizadas por residentes de otros países de la Unión Europea y de la Asociación Europea de Libre Comercio. Es decir, afectaría a inversores extracomunitarios. 

El caso Talgo sigue estando marcado por la incertidumbre, que se ha disparado incluso más en los últimos días, a la espera de cerrar las negociaciones de los fondos presentes actualmente en el capital de la compañía, concretamente Trilantic, y el interés de las interesadas en entrar a formar parte del accionariado de Talgo. En estos momentos: Sidenor, la polaca Pesa o la india Jupiter Wagons. Habrá que esperar a ver qué ocurre, previsiblemente ya en el mes de febrero a no ser que este semana quede cerrado por fin el culebrón Talgo.

Mientras tanto, a la espera de lo que ocurra en la mesa de negociación, las acciones de la cotizada arrancan la sesión bursátil del lunes con caídas de alrededor del 1,50% en el Ibex 35, cotizando a un precio de 3,76 euros por título, en mínimos de -precisamente- la tarde del jueves 23 de enero, en el mismo cierre del mercado tras anularse la aplicación del escudo antiopas del Ejecutivo tras lo que ocurrió en el Congreso de los Diputados el miércoles 22 de enero. 

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