El Banco Central Europeo (BCE) ha presentado su estudio Financial Stabiliy Review de noviembre y las previsiones no son halagüeñas para la zona euro. “Los riesgos para la estabilidad financiera han aumentado, mientras que una recesión técnica en la zona del euro se ha vuelto más probable", refleja el documento. Las causas señaladas por el organismo dirigido por Christine Lagarde son el aumento de la inflación, las perspectivas de crecimiento más débiles y la revisión de los precios de los mercados financieros, pero también la subida de los tipos de interés y el endurecimiento de las condiciones de financiación impulsadas por el propio BCE.

“La combinación de resultados de alta inflación y el aumento de los tipos de interés ha seguido pesando sobre el crecimiento económico en muchas economías avanzadas”, han señalado. Sin embargo, la intención de la autoridad económica es continuar con políticas económicas duras, aumentando los tipos y encareciendo los préstamos, lo que perjudica a las familias y las empresas más vulnerables. Así lo reconoce el BCE, que apunta que el “bajo crecimiento, la alta inflación y el aumento de las tasas exponen las vulnerabilidades de las empresas y los hogares”.

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En el caso de las empresas, el banco detalla un aumento de la rentabilidad y una recuperación en la primera mitad de 2022, por encima de los niveles prepandemia, porque en esos momentos “las empresas aún podían trasladar los precios de los bienes de producción más altos a los clientes”. Sin embargo, “las perspectivas para los hogares de la zona del euro se han vuelto más sombrías”, señalan. “Se espera que la contracción de los ingresos reales afecte de manera desproporcionada a los hogares de menores ingresos”, por el aumento de la inflación pero no de los salarios, que “junto con tipos de interés más elevados, debilita la capacidad de servicio de la deuda de los hogares”.

No obstante, el BCE señala como retén de esta situación a “los mercados laborales resistentes”, como sucede en el caso de España, y “el cambio hacia más préstamos hipotecarios de tasa fija en los últimos años”. En definitiva, el organismo sugiere reforzar los mercados laborales y apostar por los préstamos hipotecarios de tipo fijo para responder a la elevada inflación, la inestabilidad y las subidas de los tipos de interés que ellos mismos van a seguir acometiendo próximamente.

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El BCE, reforzándose en su estudio, continuará con el endurecimiento de la política fiscal que “ha reforzado las perspectivas de rentabilidad a corto plazo de los bancos de la zona del euro”, a pesar de que esto perjudique a los hogares, empresas y Estados (aquellos con mayor deuda) más vulnerables. Necesaria es esta política, desde su perspectiva, para moderar la inflación y reducir la demanda. Por el contrario, cada vez más técnicos señalan que estas medidas tan solo castigarán a los más vulnerables y no mejorarán la situación al enfrentarnos a una crisis de oferta, no de demanda.

Sin embargo, a pesar de que la rentabilidad de las entidades financieras esté creciendo cada vez más, sus previsiones a medio plazo peligran por la situación a la que se encaminan empresas y hogares. “Dado que a las empresas y los hogares les resulta cada vez más difícil pagar el servicio de sus deudas, los bancos podrían enfrentarse a mayores pérdidas crediticias a medio plazo", apunta el BCE. Para preservar la rentabilidad de los bancos, el organismo pide implementar políticas que auxilien a estos sectores, pero solo a los más vulnerables, que son los que considera se encuentra en riesgo de no poder afrontar sus deudas. “Para preservar la sostenibilidad de la deuda y limitar el riesgo de que aumenten las presiones inflacionistas, las medidas de apoyo deben ser temporales y estar dirigidas a los hogares y las empresas más vulnerables”, refleja el estudio.