Cuatro meses después de aquel fatídico 29 de octubre, el sumario al que ha tenido acceso ElPlural.com viene a reflejar, como era evidente, la crueldad y la tragedia de la situación que miles de personas residentes en municipios de Valencia sufrieron aquel día, en un “episodio dantesco, un infierno real de destrucción, muerte y finalmente oscuridad”.

Los testimonios recogidos por la magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 3 de Catarroja plasman en primera persona la fatídica pesadilla que vivieron los vecinos, mucho antes de que se enviara la alerta a los móviles a las 20:11 horas. Algo que la propia jueza que lleva la instrucción del caso ha calificado no solo de “tardía” sino también de “errónea” al considerar que en la alerta no les pedía a los ciudadanos que buscaran zonas altas para poner su vida a salvo. 

Entre las múltiples denuncias, atestados, partes de la Policía, fotografías y actas de levantamiento de cadáveres recogidos en los cuatro tomos del sumario, la magistrada de Catarroja también ha recopilado centenares de testimonios de los familiares que vieron cómo sus seres queridos "se les escapaban literalmente entre sus manos" y se iban de su lado con la impotencia de no poder hacer nada por aferrarlos a la vida. 

Un daño moral irreparable que en el sumario se describe como “síndrome del superviviente” y que viene a referirse al trauma que ahora sufren tantísimos familiares de víctimas mortales de la DANA. Entre ellos, un hombre que conseguía poner a salvo a su esposa pero que, minutos más tarde, acababa falleciendo al no poder resistirse a la fuerza que el torrente de agua arrastraba y se llevaba todo lo que encontraba a su paso. 

Un “importante daño psicológico” que también sufrieron aquellos familiares que fueron testigos de cómo sus seres queridos bajaban a los garajes y nunca más volvieron con ellos. Ejemplo de ello es el caso de una vecina de Benetússer, cuyo marido murió ahogado al intentar sacar el coche del garaje y, mientras buscaba sitio para aparcar, se vio sorprendido por la riada para no volver nunca más a casa. O también aquellos que con un dolor que nada ni nadie podrá remediar todavía guardan los audios y llamadas que sus familiares les enviaron a modo de despedida al sentirse incapaces de hacer algo por salvar su vida. 

Entre los testimonios que se recogen está el de una mujer de Catarroja que llamó a la cuidadora de su madre -de más de 90 años-. En la primera llamada, la cuidadora le dijo que estaba entrando “un hilo” de agua, que, minutos después, acabó convirtiéndose en un fuerte torrente. Entonces, la mujer devolvió la llamada a la hija de la anciana para comunicarle que su madre se había ahogado y que ella estaba a punto de hacerlo también. O también el caso de una vecina anciana con andador que llamó a su hija y con el agua al cuello le dijo: “Me voy a morir ahogada”. Cuando la hija consiguió llegar al domicilio, los vecinos le dijeron que intentaron salvarla pero no pudieron hacer nada.

Según se desprende del sumario, el daño que la vivencia de estas situaciones genera “se produciría de forma genérica por haber sobrevivido a la catástrofe de la DANA y de forma concreta por haber presenciado, en las condiciones dramáticas citadas, la desaparición de miembros de su familia”. Al hilo de esto último, la magistrada de Catarroja añade que “el daño psicológico sufrido por los familiares de los fallecidos se incrementó en este caso por la destrucción sufrida en los municipios, la tardanza en la llegada de la ayuda, la ausencia de servicios básicos de agua, luz, electricidad, teléfono, inmuebles sin ascensor, comercios completamente destruidos, las dificultades en la obtención de comida, el barro omnipresente en las calles, generando todo ello un entorno de desolación. A ello singularmente se le ha de sumar el tiempo transcurrido desde la desaparición hasta la localización de algunos de los fallecidos, lo que aumentó considerablemente el sufrimiento de los familiares”.

boton whatsapp 600