María del Puy Alvarado es productora audiovisual y docente en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). En 2005 muestra al mundo su primer trabajo (Luminalia) y en 2006 crea la productora audiovisual Malvanda, que a día de hoy ha creado más de una veintena de cortometrajes y varios largometrajes, con los que ha ganado más de 300 premios.

En los últimos años ha estado nominada a los Goya por los cortos Luchadoras (2009), Primavera Rosa en México (2016) -tiene varias obras enfocadas a la situación de la mujer en el mundo y el colectivo LGTBI, entre otras temáticas sociales- y Madre (2017), que daría lugar al largometraje con el mismo nombre dos años después. 

Este último trabajo, dirigido por Rodrigo Sorogoyen, fue galardonado en los máximos premios del cine español y se encontró con la posibilidad de ganar la estatuilla de Hollywood. “Fue un viaje muy bonito, cuando leí el guion me palpitaba el corazón”, señala desde la humildad, ya que ninguno de los dos se imaginaba, según ella misma desliza, que el trabajo fuera a tener tanto éxito.

La protagonista de estas líneas forma parte precisamente del elenco de los 100 españoles que votan en los Óscar, cuya gala tiene lugar la madrugada del próximo 12 al 13 de marzo, horario español. “Puedes ver muchas pelis”, señala desde el humor antes de destacar la importancia de que la Academia, en este caso de Hollywood, extienda la mayor gala del cine a otros puntos del globo.

Entre otros de sus compañeros históricos del séptimo arte se encuentra Carlos Saura, con quien trabajó en Las Paredes hablan, la última obra del cineasta antes de su fallecimiento. “Todavía hay momentos en los que digo: ‘Voy a escribirle un correo'”.

Del Puy cuenta también el punto en el que se encuentra la industria respecto a la igualdad de género tanto de puertas hacia adentro como de cara al espectador en la que ha sido la semana del 8M en una conversación sencilla, cercana y que es, ante todo, una oda al séptimo arte y la igualdad.

*A continuación se puede leer la entrevista completa a María del Puy Alvarado. Dicho de otro modo, las próximas líneas se presentan como una extensión de lo que este medio ofreció a sus lectores el pasado 8 de marzo.

PREGUNTA (P): ¿Con qué dificultades se encuentran las mujeres en el mundo del cine por el hecho de ser mujeres?

RESPUESTA (R): A mí me gusta siempre dar primero la versión optimista del contexto actual, porque la realidad es que las cosas han cambiado mucho para bien desde que yo empecé. Pese a ello, está claro que la igualdad plena en el sector está todavía lejos.

Como refleja el último informe de la Asociación de Mujeres Cineastas y de medios audiovisuales (CIMA), de 2021, la gran brecha se encuentra en los puestos de responsabilidad, como pasa en la mayoría de los ámbitos. En dirección el 21% son mujeres frente al 79%, que son hombres.

Parece que tenemos a muchas mujeres dirigiendo películas, y es verdad que hay más que antes, pero estamos todavía lejos de que las cifras se igualen. También en los últimos años algunas directoras han tenido un gran éxito y han alumbrado tanto, afortunadamente, -Carla Simón al ganar el Oso de Oro, Pilar Palomero que lo ganó todo... entre otras- que parece que hay más.

En mi terreno -producción ejecutiva- pasa lo mismo, encontramos un 26% de mujeres y un 74% de hombres. En dirección de foto un 16% de las primeras, en composición musical un 12% solamente... Es una objetividad que los puestos más altos están ocupados por hombres en su mayoría. Para que te hagas una idea, la primera directora de foto que ganó un Goya lo hizo hace un par de años o tres.

P: En tu caso, ¿qué complicaciones has tenido?

R: Yo monté la empresa muy joven y lo técnico y práctico funciona igual que si fueras un hombre, pero sí que con el tiempo me he dado cuenta de que algunas cosas no han sido tan fáciles como como debieran, por estereotipos y por cuestiones que tenemos en el imaginario colectivo. Por ejemplo, el productor siempre se asocia a un chico, porque históricamente lo ha sido y porque el éxito en el cine se asocia con la imagen del señor con el puro y la copa de whisky que aparecen en Hollywood. 

Esto unido a que la sociedad, a veces inconscientemente, asocia el poder y el dinero más a él que a ella construye una barrera difícil de cuantificar, pero que existe. Si bien es cierto que las ayudas públicas y a nivel institucional están yendo hacia la discriminación positiva y al final todo suma.

A veces es difícil decir en qué y cómo exactamente, pero sabes que hay algo. Yo siempre cuento lo mismo, y es que cuando estaba empezando me preguntaron dónde estaba mi jefe. Creo que esa frase tan lapidaria es un buen resumen de lo que te intento explicar.

P: Esa mejora que también has mencionado, ¿se nota asimismo de cara el espectador? Un ejemplo claro es el humor, antes éste se asociaba a algo muy conservador, mientras que ahora se huye de eso y, cuando se apela a él, suele ser en tono de crítica. Ni qué decir tiene los discursos en las galas, que también sirven para esto...

R: Hay una conciencia importante que se ha acelerado en los últimos años, sin duda. No sabría decirte cuándo ni dónde fue el pistoletazo de salida, pero el me too tuvo mucho que ver y nos hizo concienciarnos más de según qué temas. Ahora se debaten asuntos en cualquier mesa que antes no. Además, desde muchas televisiones, plataformas y puentes de financiación tienen departamentos que se ocupan exclusivamente de preservar que haya paridad e inclusión. 

Al final el cine no deja de ser un espejo del escenario social y político. Si miramos hacia atrás y nos fijamos en algunas obras nos echamos las manos a la cabeza. Pasa lo mismo con el cine o la literatura... Partiendo de que las películas hay que intentar verlas con la perspectiva de la época, creo que el debate a la hora de hacer algo está sobre la mesa y eso es importantísimo, porque el poder del audiovisual, de la cultura en general es tan grande y llega tan lejos que es fundamental no solo contar algo, sino la manera en la que se hace.

El cambio no se produce de un día para otro. Yo siempre cuento un ejemplo muy bonito que hablaba con Carlos Saura: en su última película éramos casi todo mujeres y en su primer rodaje ocurría justo lo contrario

P: Tú primer trabajo (Luminalia) data de 2005 y tú fundas Malvanda en 2006. Casi dos décadas después, ¿has notado que las chicas que empiezan ahora encuentran menos trabas de las que pudiste tener tú?, ¿lo tienen un poquito menos difícil?

R: Bueno... hay más oportunidad, pero el problema principal, como he dicho antes, sigue estando en los puestos altos, en los que realmente se sitúa el gran techo de cristal.

Mujeres trabajando en rodajes, auxiliares, foquistas, montaje, hasta directoras de producción hay más. De hecho, los datos muestran que el 59% de las directoras de producción son mujeres, frente al 41%, que son hombres; según los últimos informes. 

Lo que sí tengo claro es que las jóvenes, lo veo en mis alumnas, tienen un discurso muy integrado que nosotras no teníamos. Yo, al menos, no lo recuerdo entre mis compañeras de facultad.

Sí que hubo un momento en el que fuimos conscientes de las conquistas de nuestras madres después de una dictadura -la incorporación al mundo laboral, trataban igual a los hermanos fuesen chico o chica- pero no eran tan conscientes de lo que quedaba por lograr en el mundo profesional. 

Todo son pasos, el cambio no se produce de un día para otro. Hacen falta muchas generaciones para cambiar las cosas. De hecho, si mañana se hace una política aún más agresiva para conseguir la igualdad estarían forzando las cosas para que sucedan rápidamente, como una cuerda que tensas mucho y se puede romper. Esto tiene que ir en el tiempo y dejar que vaya calando en todas las generaciones y las edades. 

Yo siempre cuento un ejemplo bonito e interesante. En el último rodaje de Carlos Saura éramos casi todo mujeres, la montadora fue Vanessa Marimbert… y casi todas las jefas de equipo menos el director y el compositor musical éramos mujeres. Lo hablaba con él y nos parecía curioso, porque en su primera película ocurrió justo lo contrario. Para que veas cómo en una trayectoria y una vida cambian tanto las cosas.

P: Antes de hablar de Carlos Saura, ¿cómo transmites a tus alumnos el mensaje de la igualdad y lo que has aprendido?

R: Lo primero, intento que vean que este camino tenemos que hacerlo todos y todas juntos, de la mano. El feminismo, además, no debería tener color político y lamento profundamente que se haya malinterpretado y utilizado con esa idea. Es algo que debería recorrer todos los partidos, porque es igualdad, no es otra cosa.

Yo invito siempre a mis alumnos a que acudan a la RAE, que se ha puesto en entredicho en los últimos años, pero sirve. Pensaba que el significado de feminismo era un debate que estaba más que superado, pero por cosas que escucho en algunas esferas me parece que no.

Por otro lado, procuro ponerles referentes tanto masculinos como femeninos, porque si una chica joven no tiene un referente difícilmente va a decir que quiere ser eso. Que las mujeres suban a recoger premios creo que es fundamental. Antes te ponía el ejemplo de Carla Simón, que es la primera española que recoge un Oso de Oro. 

P: Ahora sí, ¿cómo ha sido trabajar con Carlos Saura?

R: Era de esas personas a las que se las coge mucho cariño. Era un maestro del cine, con una trayectoria de más de 50 películas… y un ser absolutamente generoso, que te escuchaba, conciliador, ha sido impresionante. Ha rodado lo más grande, y ha hecho teatro, y ha escrito, y ha pintado, y ha fotografiado… Era impresionante la cabeza y el coco que tenía, y además era una persona divertidísima, nos hemos reído muchísimo con él. Cada momento con él era un aprendizaje.

P: ¿De qué manera sentiste su pérdida?

R: Fue muy dura, la verdad. En pleno estreno de la película, un día antes de recibir el Goya de honor… Fue una gran pérdida. Reconozco que hay momentos en los que me cuesta creérmelo y digo “voy a escribirle un correo”. Ha sido como si hubiera escrito la secuencia final de su película, estrenando un filme, una obra de teatro y a punto de recoger el homenaje.

P: ¿Qué te pareció el discurso tan emotivo que le hizo su familia la noche de Sevilla?

R: Súper emotivo y emocionante, como bien has dicho. Creo que si Carlos nos viera estaría sorprendido con un agradecimiento tan bonito por parte de la gente que estuvo con él hasta el final.

Sobre Carlos Saura: “Todavía hay momentos en los que digo: ‘Voy a escribirle un correo'”

 

Sobre Rodrigo Sorogoyen: “El corto empezó a ganar y nos vimos en los Óscar. Nos hicimos un viaje muy bonito”

 

P: ¿Y cómo ha sido trabajar con Rodrigo Sorogoyen?

R: Nos hicimos un viaje muy bonito. Nos conocimos en el corto y no sabíamos que iba a ser un éxito. Él quería hacer ese corto y yo cuando lo leí me palpitaba el corazón. Poco a poco empezó a ganar, logró más de 100 premios y nos vimos en los Óscar. Es algo que nunca habíamos imaginado cuando lo rodamos. Así que dos años después estábamos en ese punto y con la película terminada. Rodrigo es un director absolutamente talentoso y creo que ese salto del corto al lago lo hizo de una manera brillante, como era él.

P: Hablando de los Óscar, eres una de los 100 españoles que vota por las películas nominadas a la estatuilla. ¿Cómo te sientes?

R: Puedes ver muchas pelis (risas). En serio, es una buena noticia que la Academia de cine de EEUU se abra también a la diversidad y a otros países en este sentido, para que haya pluralidad. Más allá de esto, lo considero un reconocimiento laboral, a una trayectoria, y estoy muy contenta. 

Las academias de EEUU y la de España hacen muchas más cosas además de los Óscar y los Goya. Tienen los Óscar de escuela, por ejemplo, que son menos conocidos, pero también muy importantes; y ambas academias conservan museos, hacen actividades por el cine, programas de formación y educación y un largo etcétera.