Vanessa Marimbert lleva más de 20 años dedicándose al mundo audiovisual, ese todavía gran desconocido cuando desempeña su trabajo en "las sombras". Sin embargo, su labor sí fue reconocida el año pasado con el Goya al Mejor Montaje con El buen patrón, película de Fernando León de Aranoa y cuyo protagonista es Javier Bardem

El filme se alzó con un total de seis galardones, pero el de Marimbert es uno de los más especiales por tratarse de una profesión -la de montadora- que no está tan acostumbrada a los focos, como ella misma cuenta a ElPlural.com: "Me llenó de orgullo, evidentemente, pero el pensar que tenía que ir a una gala, que si me lo daban tenía que salir a hablar delante de un auditorio lleno de gente, me sobrepasó un poco desde el punto de vista de la exposición".

Con proyectos sobre la mesa con, entre otras, la productora de Álex de la Iglesia, la cántabra acaba de participar de Las paredes hablan, un recorrido por la historia del arte desde la Prehistoria hasta lo urbano que ha realizado de la mano del emblemático Carlos Saura, quien sigue dando guerra a los 91 años y este año recibe el Goya de honor. "Me parece que es un premio que llega tarde. Ha sido todo un referente, el más moderno de todos, ya desde los años 50 y uno de los directores más conocidos en el extranjero. Creo que esto se necesitaba ya".

Marimbert tiene gran experiencia en largometrajes (El planEl rey de todo el mundo), documentales (Flamenco, flamenco Renzo Piano, un arquitecto para Santander) series de ficción (HIT o Estoy vivo) y programas de televisión (Ochéntame Un país para comérselo).

PREGUNTA (P): Para quien no lo sepa, ¿qué hace un montador y por qué es tan importante su función?

RESPUESTA (R):  La labor de un montador, tanto en ficción como en documental, aunque somos conscientes de que es muy desconocida, se torna clave para que salgan adelante los proyectos audiovisuales. Para que todo el mundo lo entienda, si una película tiene una duración de rodaje de siete semanas, en montaje podemos llegar a estar hasta cuatro meses. De hecho, es la media.

Lo que hace el montador es narrar una historia con las imágenes que se han grabado en rodaje. Se encarga de combinar los planos, músicas y efectos sonoros para que la película llegue al público. En el caso de la ficción hay un guion y, por ende, un camino trazado; pero en el documental es diferente. Aquí suele haber unos objetivos, una sinopsis, una idea de lo que se quiere contar… Pero en el 90% de los casos el guion se va elaborando a medida que se rueda.

En el caso concreto de Las paredes hablan había un guion previo que finalmente no se usó, que iba más encaminado a las cuevas y la época prehistórica. Yo recibí el material, lo monté y Carlos notó que eso ya estaba contado, por lo que decidió tomar el derrotero que ahora se ve en la pantalla.

P: En esta última ocasión has trabajado con Carlos Saura, pero también lo has hecho con Fernando León de Aranoa, entre otros. ¿Cuál es el director que más difícil te lo ha puesto?

R: En cuanto a nivel de exigencia, es verdad que con Carlos me exijo mucho, pero me lo exijo yo a mí misma porque considero que estoy al lado de un grande.

Con él el viaje es siempre maravilloso, y eso no se da con todos los directores. Yo llevo quince años trabajando a su lado y siempre se apoya en los colaboradores. Nos hemos llegado a hacer amigos. Te deja trabajar un montón, lo que provoca que te auto exijas de forma positiva porque quieres enseñarle cosas buenas.

P: ¿Y del que más has aprendido?

R: En realidad de cada director aprendes cosas. Es verdad que Carlos es posiblemente el que más me ha marcado para bien, pero he aprendido y lo he pasado mal también con otros directores.

La sala de montaje es un poco un confesionario en el mundo del cine. Los directores vienen derrotados del rodaje porque normalmente es una experiencia muy estresante, no tanto con Carlos, con quien solemos tener rodajes muy llevaderos, pero con otros sí; y cuando llegan aquí lo hacen devastados y tú lo que intentas es mimar su película, arreglar las cosas en las que se ha metido la pata y ensalzar las que están bien. Por ende, todos los directores son conscientes de que el montaje es clave y donde su película realmente se está haciendo.

P: Decías antes que tu profesión es todavía una gran desconocida. Este es un sentimiento muy extendido en el mundo del arte y la cultura. En el audiovisual pasa mucho. ¿Alguna vez te ha ocurrido que la gente te pregunte a qué te dedicas o que no termine de entender tu profesión, incluso dentro de tu propio círculo?

R: Me ha pasado durante toda mi carrera, hasta con gente muy cercana que no trabaja en el sector y no entiende muy bien lo que hago. Cuando digo que soy montadora me preguntan también si de decorados o de qué, si el director no está conmigo todo el tiempo, etc. Es como que tienes que explicar constantemente lo que aportas. Para que te hagas una idea, me hicieron recientemente una entrevista en Días de cine y mucha gente muy cercana a mí me llamó para decirme que por fin había entendido lo que hacía.

Por otro lado, siempre ha sido una profesión muy en la sombra, aunque es la que termina decidiendo la película. Hace tres años se creó una asociación de montadores del audiovisual que está haciendo una labor encomiable por difundir lo que hacemos. Igual que se conoce lo que hace un director de foto o un compositor, éramos conscientes que de esta manera podíamos reivindicar tanto condiciones laborales como lo que hacemos dentro de la profesión.

Hay gente muy cercana a mí que todavía no entiende muy bien lo que hago

 

P: ¿Hay algún momento que guardes con especial cariño, ya sea por experiencia, por compañero de reparto con el que lo has compartido…?

R: Saura me ha marcado mucho por la cercanía que he llegado a tener con él no solo por el trabajo, sino también por las horas de conversación respecto del arte, la fotografía, la vida… Es un recuerdo muy bonito que me llevo.

Pero luego tengo otros muy buenos como lo que supuso el Goya a nivel personal en el sentido de que la gente se volcó conmigo… El premio me sobrepasó un poco porque los montadores no estamos acostumbrados a estar tan expuestos. De mi época de ayudante también guardo recuerdos preciosos, lo que aprendí cuando era más joven mirando a directores como Gonzalo Suárez, Luca Guadagnino…

P: ¿Qué se siente al ganar un premio de estas dimensiones?

R: Yo sinceramente me ha dado cuenta de lo que supone a posteriori. En el momento te parece demasiado. Quiero decir, piensas que el trabajo por el que lo gané lo merecía porque fue muy, muy, muy complejo; pero… no sé, como que me sobrepasó.

P: Has dicho un par de veces que te sobrepasó. ¿En qué sentido?

R: Me llenó de orgullo, evidentemente, pero el pensar que tenía que ir a una gala, que si me lo daban tenía que salir a hablar delante de un auditorio lleno de gente… Fue más desde el punto de vista de la exposición, porque estoy en un gremio en el que no estamos acostumbrados a estar expuestos sino a trabajar muy solos.

Por ejemplo, en el rodaje sí es donde estoy con 100 personas… O yo no tengo por qué ir a estrenos. A esas cosas me refiero. Para entendernos, hay veces que te cruzas con el actor por los pasillos y no te conoce, aunque te hayas pasado cuatro meses limando sus imágenes.

A veces te cruzas con el actor por los pasillos y no te conoce

P: ¿Qué esperas de la edición de este año?

R: Me llama la atención la amplia representación femenina, lo cual me llena de orgullo.

P: Precisamente Carlos Saura recibe el Goya de honor. El otro día hablábamos con su hija y nos decía que parece que la cultura de nuestro país se valora a veces más fuera, por lo que es un reconocimiento muy importante. ¿Por qué se lo merece tanto y es una pieza tan fundamental de nuestro cine?

R: Me parece que es un Goya que llega tarde. Carlos Saura ha sido todo un referente, el más moderno de todos, ya desde los años 50. Hablamos mucho de vanguardias francesas y demás, pero Carlos también cambió la manera de contar las cosas. Es uno de los directores más conocidos en el extranjero y creo que se necesitaba ya.

El Goya a Carlos Saura llega tarde (...) Hablamos mucho de vanguardias francesas y demás, pero él también cambió la manera de contar las cosas

P: ¿Qué te ha aportado Las paredes hablan que no te hayan aportado otras películas?

R: Yo creo que sobre todo estar muy en la cocción del documental. He estado mucho con Carlos y con María a la producción, a quien pongo de ejemplo, porque pienso que ya no quedan muchos productores de verdad y ella ha conseguido hacer equipo. Todos hemos estado muy volcados, en rodajes, fui a ver a Miquel Barceló, a quien admiro un montón como referente de la pintura… Ese sentir que estás realmente dentro de la creación del proyecto.

P: ¿Tienes ya sobre la mesa algún contrato después de esta película o algún proyecto

R: Sí, he hecho una serie muy grande con el director Miguel del Arco, otra que se estrena en Atresmedia sobre cárceles para homosexuales en el franquismo… También he trabajado con Nacho Vigalondo en uno de los capítulos de Historias para no dormir, y ahora estoy con la productora de Álex de la Iglesia haciendo la última película de Eva Hache.