Roberto Manrique fue vícitma del atentado de Hipercor, alejado del activismo puramente político siempre ha buscado la manera de ayudar a las víctimas de atentados terroristas. Ahora es asesor de la Unidad de Atención a las Víctimas de Afectados por el Terrorismo (UAVAT), una iniciativa creada para ayudar a las víctimas de los atentados de Barcelona, Cambrills y Alcanar. "Esta unidad no tendría que existir", afirma rotundo Manrique, "existe porque está haciendo una labor que la Administración no ha hecho, concretamente el ministerio del Interior". Y es que poco después de los atentados, el ministerio del Interior de Juan Ignacio Zoido abrió una oficina de atención a las víctimas sólo unos días después del atentado y la cerró pasada una semana, cuando el plazo para solicitar ser declarado víctimas del terrorismo es de un año. "Abrieron una sola oficina y de manera provisional del 22 al 29 de agosto", explica Manrique, "cuando muchas de las vícitmas aún estaban enterrando a los suyos, hospitalizadas o simplmente incapaces de salir de casa por las consecuencias del atentado". Muchas de las personas que sufrieron y aún sufren secuelas derivadas del ataque terrorista, ni siquiera eran conscientes de que eran víctimas o recibieron atención suficiente. 

"Hay personas que han perdido sus trabajos, porque eran incapaces de ir a su lugar de trabajo, cerca de los atentados y han terminado siendo despedidas. Y de esto nos enteramos nosotros con el tiempo, porque las instituciones no se han ocupado de ello", relata Manrique. La UAVAT se ha encargado de ir contactando con las personas afectadas, de informarles de sus derechos y también de proporcionarles asesoramiento legal y psicológico. A día de hoy, explica, se ha atendido a más de 180 personas por los atentados del 17A.

Casi un año después, ¿dónde quedan las víctimas? Los focos parecen más centrados en los conflictos institucionales o en saber cómo recibirán los independentistas al rey. "El follón político lo tapa todo", lamenta Manrique, que cree que a las vícitmas de los atentados no hace falta pedirles el carnet ideológico para ser atendidas. "Esto es un problema social y asistencial, no uno de competencia política". Para Manrique, lo ideal sería que "en la noche del 16 los políticos llegasen a una tregua, que el 17 fuera un día de recuerdo y de homenaje a las víctimas y que luego sigan peleando a partir del 18". 

Aunque Manrique, que fue delegado en Cataluña de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), ha visto en demasiadas ocasiones cómo se usa a determinados colectivos de víctimas para fines políticos. "Hay entidades muy politizadas; por ejemplo no entiendo que la presidenta de una asociación sea diputada de un partido político [Mari Mar Blanco, presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo y diputada del PP]". Para Manrique las víctimas deberían ser tratadas por igual y no distinguiendo entre el tipo de terrorismo que han sufrido o al colectivo al que pertenecen.