El Gobierno de coalición se ha armado de estoicismo y ha aplicado este martes la máxima de hacer, de la necesidad, virtud. A la palestra han salido la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, que hace 24 horas estaban enfrentados en público por las palabras del ministro sobre la edad de jubilación. Pero lo que podía haber sido un riesgo se ha convertido en oportunidad para unir fuerzas y presumir de reforma de las pensiones, gracias al regalo del Partido Popular, propiciado por Mariano Rajoy y Pablo Casado.

El Consejo de Ministros, celebrado este martes, ha aprobado medidas tan trascendentales como la ampliación de los ERTE, el primer paquete de ayudas a los afectados por el volcán de La Palma o la subida del Salario Mínimo Interprofesional. Las medidas, sobre todo las de carácter laboral, justificaban que Díaz y Escrivá acudiesen a la sala de prensa de Moncloa, a pesar de que ambos se habían cruzado reproches en público en las horas previas. Sin embargo, el elefante en la sala sobre la polémica de la edad de jubilación se ha convertido en un arma de guerra contra el Partido Popular que ambos han utilizado a dúo.

La entrevista de Escrivá en ARA, y sobre todo la frase sobre el “cambio cultural” que pedía en el país para trabajar hasta los 75 años, levantó ampollas en las dos orillas de la coalición. Aunque la voz con cartera ministerial que más se oyó fue la de Díaz, quien no sólo avisó de que ese punto no estaba en el acuerdo de Gobierno, sino que también pidió que "seamos cautos, prudentes y no generemos más tensiones en un país que lo está pasando mal". Por su parte, Escrivá aclaraba su postura al respecto en un hilo en Twitter donde culpaba de la polémica a que “algunas personas han sacado de contexto mis palabras”.

Y, aunque este martes, Escrivá ha insistido en esa postura (“alguna de las reacciones de los últimos días se han manifestado sin conocer lo que había dicho, es evidente"), los dos miembros del Gobierno han esquivado las continuas preguntas sobre el enfrentamiento y han usado el hacha de guerra para atizar juntos al Partido Popular, después de que el lunes Mariano Rajoy apareciese en la Convención del PP para ensombrecer el pretendido relanzamiento de Pablo Casado, que no termina de despegar, bien sea por el pasado (Rajoy) o por el futuro (que algunos ven en Ayuso).

Con el Gobierno de coalición enfrentado, Rajoy ponía en bandeja la reforma de las pensiones que este jueves defenderá el Gobierno y dejaba caer, no sólo que estuviera en contra de acabar con el índice de revaloración del 0,25% (lo que en la práctica supone un recorte de las pensiones), sino que además apostaba a que a Casado le tocaría volver a ejecutarlo cuando llegase a La Moncloa. Una afirmación ante la que el actual líder del PP, que no suele estar ágil en sus conferencias acompañado, se limitó a reír como gesto de aprobación.

Salvavidas al Gobierno

A ese salvavidas se ha agarrado Escrivá en cuanto ha tenido oportunidad y se le ha preguntado por las pensiones, y se ha lanzado a señalar que su ley “mantiene el marco actual de edad de jubilación” y que, si acaso establece “nuevos mecanismos para que las “profesiones penosas” puedan acceder a jubilaciones anticipadas. “Solicito al PP que retire la enmienda a la totalidad, porque [la reforma de las pensiones] tiene consenso de todos los agentes sociales y responde a las peticiones del Pacto de Toledo”, añadía el ministro de Seguridad Social, que hincaba después el diente: “Rajoy nos indicó ayer por dónde iba la reforma del 2013, con un recorte de pensiones intensísimo”.

Con más acento político, la portavoz y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez,  embestía con más fuerza: “El PP sigue anclado en una posición de ataque a los pensionistas y se ratificó ayer en su posición de mantener congeladas las pensiones, en una posición de ataque a los 9 millones de españoles”. “Este Gobierno atiende a las necesidades de los pensionistas y tiene una apuesta clara por revalidar las pensiones con el IPC”, remachaba la portavoz. Y cerraba la faena Díaz, que sacaba pecho de “la norma del ministro Escrivá y su equipo” e insistía en que el jueves “vamos a cumplir nuestra palabra. No solamente no recortamos, como quiere el Partido Popular, sino que además estamos garantizando que los pensionistas sigan caminando por una senda de protección social”.

El PP reaviva el fuego de la confusión

A esta tregua ha venido a ayudar, aún más, el Partido Popular, que este martes insistía no sólo en el desliz de Mariano Rajoy, sino que además daba pruebas de escasa comunicación interna, diciendo una cosa y la contraria. En Valladolid, donde este martes hacía parada la Convención ambulante del PP, Pablo Casado recalcaba que sí, que estaba de acuerdo con las palabras del expresidente y que él es partidario de no revalorizar las pensiones de acuerdo a la subida de los precios y volver al sistema ideado por el anterior Gobierno conservador, que suponía subidas pírricas del 0,25%. "Derogar la que haga Sánchez y volver a la nuestra, por supuesto. Mantener la nuestra que es la buena y la que está en vigor todavía, es Sánchez el que la contrarreforma”, insistía el actual líder del PP.

Sin embargo, al mismo tiempo, y desde el Congreso de los Diputados, en la habitual ronda de ruedas de prensa de portavoces, la del PP, Cuca Gamarra, intentaba convencer a los periodistas de que su partido es proclive a que las pensiones suban con los precios. Según la portavoz, el PP está “a favor de garantizar las pensiones conforme al IPC”, pero a lo que se opone es a que no haya ningún factor de sostenibilidad.