La Convención Nacional arrancó este lunes en Santiago de Compostela con la presencia de tres rostros de renombre sobre la tarima. Mariano Rajoy, de la mano de Pablo Casado, abrían un cónclave que se convirtió en una suave regañina al líder de la oposición por su proximidad ideológica y argumental con Vox. Tanto el expresidente del Gobierno como el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, lanzaron un mensaje al maestro de ceremonias: “No gobernar con el populismo antieuropeo y de derechas”. Es decir, con Vox.

El Día 1 de la Convención nacional se incrustará en la memoria de Pablo Casado como una jornada agridulce. El presidente del Partido Popular sacó pecho por la gestión de sus predecesores, mientras aderezaba sus alardes con críticas al modelo socialista junto a Mariano Rajoy. “No hay dos sin tres”, declaró el expresidente del Gobierno en alusión a los líderes del PP que llegaron a la Moncloa “por el bien de España”.

El gallego, inmerso en su retiro dorado en el Registro de la Propiedad, provocó algunas muecas mal disimuladas de asombro en el rostro de Pablo Casado al valorar positivamente medidas puntuales del Gobierno de Pedro Sánchez, como los ERTE o los préstamos ICO. No sería la primera vez que pillase a Casado con el pie cambiado y tampoco sería el único en propinarle una medida regañina, pero sí el primero en hacerlo.

Los populistas creen que todo se arregla en un cuarto de hora y se quejan de que hay demasiada inmigración

El expresidente del Gobierno fue pionero en la primera jornada de la Convención, al sacarse de la chistera al “populismo”. Rajoy recomendó a su sucesor que tuviera en la economía su principal aliada para desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa y, por ende, que se alejara de los postulados de los “partidos populistas”. “Creen que todo se arregla en un cuarto de hora y se quejan de que hay demasiada inmigración”, ha apostillado el ex jefe del Ejecutivo.

El camino ya fue allanado por Rajoy. El expresidente hizo mutis por el foro, respetando escrupulosamente la media hora de intervención que había prometido. Despedido entre aplausos, el protagonismo recayó sobre otro gallego ilustre: Alberto Núñez Feijóo. El presidente de la Xunta, ceñido al centro-derecha que reivindica, siguió los pasos del expresidente del Gobierno y situó a Vox en el eje de su discurso.  

Nunca hemos gobernado con los que no creen en Europa”, aseveraba el presidente de la Xunta de Galicia durante su conversación con Margaritis Schinas. “Nunca hemos gobernado con cualquiera”, insistía un Feijóo que evocaba mínimamente al Pablo Casado de la moción de censura de Vox. Una advertencia que el líder gallego vociferó a escasos metros del jefe de la oposición.

De hecho, Feijóo arguyó, libre de acuerdos o pactos de gobierno con la ultraderecha, hablando desde la comodidad que brinda una mayoría absoluta, el fenómeno populista viene acompañado por una “regresión infantil” que contagia al mundo de la política. El jefe del Ejecutivo gallego sacó toda su artillería contra un “frente populista y reaccionario” que se ubica tanto a la “izquierda como a la derecha” del espectro político.

Feijóo, como Rajoy previamente, enfatizó el “reformismo” como el rasgo definitorio de lo que debe ser el Partido Popular. A juicio del líder de la Xunta, esta actitud arrinconaría a la negación de cualquier medida de un Gobierno de distinto color.

En este sentido, Feijóo subrayó que el PP no debe “caer en las trampas” de los postulados “nostálgicos”. “Nunca lo hemos sido”, apostilló antes de recordar a los presentes que el Partido Popular tampoco ha sido “xenófobo, insolidario o reaccionarios. “Eso se lo dejamos a otros partidos”, apuntaló.

Schinas no quitó mano y se adhirió al discurso de Feijóo y de Rajoy. El vicepresidente de la Comisión Europea no ocultó su alegría de que “en esta convención se hable de la lucha contra el populismo porque es una lucha que tenemos que asumir”. El dirigente heleno aludió a su experiencia propia con el partido nazi Amanecer Dorado, que alcanzó el 10% de los votos en 2014, pero ahora transita en la delgada frontera con la desaparición.