La Yolanda Díaz combativa ha vuelto para quedarse y Sumar lo agradece. Después de un tiempo con un perfil bajo marcado por el caso de Íñigo Errejón, la ministra de Trabajo y Economía Social decidió recuperar su posición beligerante con la patronal, focalizada en Antonio Garamendi, y con gran parte del arco parlamentario, incluido su socio de Gobierno y algunos ministros con los que comparte café los martes, antes de las fechas navideñas. Y parece que este perfil va a quedarse, por lo menos un tiempo.
La formación magenta que renunció a encabezar, pero de la que sigue siendo la cara visible, no atraviesa sus mejores momentos y, a medio camino entre defender las rectas del PSOE y revolverse contra las cesiones del Ejecutivo a poderes económicos, pierde terreno en las encuestas con respecto a otras alternativas a la izquierda del tótem socialista. La agrupación de partidos parece haber decidido la manera de contrarrestar esta dinámica y, con Díaz a la cabeza, los Ministerios bajo su dominio son las puntas de lanza elegidas.
La también vicepresidenta segunda ha aprovechado la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para reeditar su siempre rentable, en términos electorales, lucha contra el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). A la par, ha protagonizado duros ataques contra su homólogo de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, a cuenta de la reducción de jornada hasta las 37,5 horas (sin merma salarial), acusando a los socialistas de no querer acometer esta ganancia de derechos de los trabajadores. Dos contiendas de las que, por el momento, ha salido victoriosa.
Dos victorias
La titular de Trabajo ha logrado que el aminoramiento de los tiempos de trabajo pactada con los sindicatos vaya al Consejo de Ministros el próximo martes, respetando el texto original, donde se tramitará con carácter de urgencia. Los problemas llegarán en el proceso parlamentario, donde el Gobierno no disfruta de una mayoría y Junts per Catalunya, servil a la patronal catalana (Foment del Treball), no está por la labor de posicionarse con los trabajadores. Ni qué decir del Partido Popular (PP) y Vox.
El incremento de la retribución de los que menos cobran también ha caído del lado magenta. Las organizaciones empresariales pedían menos y los sindicatos exigían más, pero finalmente el SMI subirá los 50 euros mensuales propuestos por la ministra de Trabajo, tras la escucha de la recomendación del comité de expertos. Esta política no pasará por la Cámara Baja, dado que es una competencia exclusiva del Ejecutivo, por lo que el culebrón se ha zanjado, a expensas de que Hacienda acepte sumir el mínimo exento del IRPF. Ahora, Díaz pone el foco más allá de su propio departamento.
Luchas entre ministerios
La vivienda, principal problema del país, siempre está en el centro del debate y con una ministra, Isabel Rodríguez, partidaria de las rebajas fiscales y las ayudas a los caseros, Sumar tiene bastante fácil la confrontación. A la par, la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, también ha sufrido recientemente un tirón de orejas de Díaz por su defensa de la reincorporación progresiva al trabajo de los asalariados con Incapacidad Permanente (IT). Altas progresivas las han denominado desde Seguridad Social.
Son tres los ministros del PSOE con los que la cabeza visible de Sumar ha tenido fricciones últimamente. A la par, dos de los otros cuatro departamentos en manos de la formación, más allá de Trabajo, empiezan a moverse. Pablo Bustinduy, al mando de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, protagoniza una pugna con el presidente de Ryanair, Michael O’Leary, que le ha considerado un “ministro loco comunista” por establecer una multa millonaria a esta y otras aerolíneas por cobrar ilegalmente el equipaje de mano.
“Este ‘ministro ridículo’ no va a dejar de defender a los consumidores”, ha recogido Bustinduy, conocedor de que el choque con una figura que encarna el neoliberalismo despiadado siempre tiene rédito. A la par, el ministro de Derechos Sociales también está buscando impulsar las leyes de discapacidad y dependencia. Desde otra cartera, Sanidad, Mónica García confronta con otro ministro del PSOE, Óscar López (Función Pública), por Muface y el chantaje de las aseguradoras, mientras encabeza la guerra contra el tabaco y confronta el modelo de sanidad pública contra figuras como Isabel Díaz Ayuso.
A los ministros de Cultura, Ernest Urtasun, y de Juventud e Infancia, Sira Rego, aún se les espera. Ambas figuras se encuentran en segundo plano y, aunque con papeles relevantes en la organización de Sumar, no están protagonizando grandes campañas desde sus departamentos. Sea como fuere, resulta evidente que Sumar y Díaz han cambiado el chip y que la intención es volver a dar pelea. Para ello ha comenzado una gira por España que este jueves ha parado en Asturias, pero que llegará a otros territorios en busca de una reactivación ideológica ansiada.