El inicio del nuevo año ha dejado imágenes de fractura en el seno de la coalición de Gobierno que no se vivían desde que la anterior ministra de Economía, Nadia Calviño, puso rumbo al Banco Europeo de Inversiones (BEI). La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, respondió con dureza a los matices presentados por su homólogo de Economía, Carlos Cuerpo, a la reducción de la jornada laboral sin merma salarial pactada con los sindicatos, pero finalmente han conseguido limar asperezas de cara a la negociación con el resto de formaciones políticas.
Acusaciones de “mala persona” o de incumplimiento del acuerdo de Gobierno han quedado atrás y tanto Sumar como el PSOE se preparan ahora para intentar reunir los apoyos suficientes en el Congreso de los Diputados para establecer una jornada laboral de 37,5 horas, reto que se antoja complicado. Antes, el próximo lunes 27, el acuerdo firmado con CCOO y UGT pasará por la Comisión Delegada de Asuntos Económicos (CDGAE), paso previo a su debate y posterior aprobación en el Consejo de Ministros.
“Hemos ganado una batalla”, celebraba Díaz este fin de semana. No obstante, desde la formación magenta evitan inflar un optimismo que podrían pincharse nada más llegar a la Cámara Baja, donde Junts per Catalunya amenaza con hacer valer sus siete escaños. “La patronal española no está sola, tiene formaciones políticas que están a su lado o detrás de ella, que la van acompañado”, advertía la titular de Trabajo, temerosa de que alguno de los partidos que están “al servicio” de las organizaciones empresariales tumben la medida.
Si el texto llega a sede parlamentaria por el trámite de urgencia, tal y como pretenden desde Sumar, no habrá que esperar mucho para conocer la resolución del culebrón de la jornada laboral. En este, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) tiene un papel crucial, pese a que el momento del diálogo social ya ha finalizado y lo ha hecho sin la firma de los de Antonio Garamendi. Lleva un "año sin estar a la altura" del país, ha valorado Díaz la posición de la patronal, a la que acusa de “querer evitar avances” pese a estar "forrándose".
Cuerpo se aleja de la confrontación
El ministro de Economía, Comercio y Empresa ha decidido no entrar al trapo de las críticas de Díaz y, aunque desde la parte minoritaria del Gobierno aseguraban que era el responsable de frenar la aplicación de la reducción de jornada, se ha limitado a negar la mayor y asegurar estar a favor de la medida. "No tenía que hacer las paces con nadie. Yo no he entrado en ningún tipo de declaraciones porque no es mi estilo”, trasladaba Cuerpo días atrás.
“He estado muy centrado en el fondo del asunto porque la reducción de la jornada laboral es un elemento prioritario en la legislatura y una gran conquista social", se reafirmaba el defensor de una “aplicación progresiva”. "El siguiente paso importante es la discusión en la Comisión Delegada de Asuntos Económicos que tendrá lugar el día 27. A partir de ahí, esperamos que pueda haber un acuerdo en el Gobierno y pasar ya no solo a la tramitación en el Consejo de ministros, sino también a la parlamentaria y avanzar lo más rápido posible para tener esta medida en el 2025", zanjaba.
Garamendi critica la negociación
El último en pronunciarse al respecto de la reducción de jornada ha sido el presidente de los empresarios, que ha vuelto a denunciar la forma de negociación del Gobierno y su injerencia en la negociación entre los agentes sociales. Esta acusación la ha focalizado en Díaz, a la que ha acusado de querer “dejar el diálogo social e instalarse en el monólogo social”.” Nadie está diciendo que no se negocien horas o subidas, pero la política está entrando a saco para decir 'esto es así' porque quieren sacar un voto más”, ha valorado en Telecinco.
“Yo creo que esto no es bueno", ha proseguido durante su entrevista. El principal argumento contrario a la reducción presentado por el máximo mandatario de la CEOE es la diferencia entre los sectores. “En algunos se puede hacer y en otro no”, ha asegurado, poniendo el foco en el sector turístico, que “necesitará las jornadas que necesite” (la media actual de estos trabajadores es de 38 horas y media semanales). La productividad y el absentismo son las otras dos patas que sustentan la negativa de la CEOE a una reducción generalizada de los tiempos de trabajo.