“La legislatura empieza ahora”, señaló en mayo la vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y líder de Unidas Podemos en la coalición de Gobierno, Yolanda Díaz. La pandemia, al menos tal y como la conocemos, toca a su fin; el ecuador de la XIV Legislatura está a la vuelta de la esquina y se avecina una fase donde la política será fundamental. Pero Unidas Podemos afronta el desafío con preocupación ante el fracaso de su estrategia mediática: Las Cosas Claras de Jesús Cintora ha sido cancelado, sus apoyos en la prensa se cuentan con los dedos de una mano, y el principal es La Última Hora de Dina Bousselham, con escasa relevancia más allá del círculo fiel al partido. Y, mientras, la derecha mediática se rearma y en el horizonte, incluso, se vislumbran nuevos proyectos como la televisión que pretende abrir el exdiputado de Ciudadanos, Marcos de Quinto.

“A este paso nos vamos a quedar en la irrelevancia mediática”, aseguran a este medio fuentes de las confluencias, muy críticas con la estrategia diseñada por el núcleo duro del Podemos más clásico. Las principales críticas surgen entre los componentes de la coalición, como los Comunes de Jaume Asens o la Izquierda Unida de Alberto Garzón, desde donde señalan al proyecto mediático diseñado por el exjefe de Gabinete de Pablo Iglesias, Juanma del Olmo, para los cuatro años de Gobierno. Un malestar que se ha liberado con la salida de Iglesias de la política y la pérdida de poder de Del Olmo, que ha pasado de director de Estrategia y Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno a asesor del Ministerio de Derechos Sociales de Ione Belarra.

Desde las Confluencias, e incluso dentro del propio Podemos, surgen voces que señalan que la estrategia de ataque a los medios “va a dificultar y complicar” la relación de la formación y sus dirigentes con la prensa. “Se está reduciendo y jibarizando a Unidas Podemos a pequeños territorios mediáticos, en algunos casos hasta frikis”, señalan a este diario desde estas formaciones, que temen que “solos quedaran los muy convencidos”.

Rearme de la derecha frente a la ofensiva mediática de Podemos

Las mismas fuentes muestran su preocupación ante el rearme de la derecha mediática y la apuesta por una ofensiva más dura contra la coalición de Gobierno, con el fin de ofrecer dos años de desgaste continuo hasta las elecciones. Marcos de Quinto, el derechizado exdiputado de Ciudadanos, está preparando una televisión que ya se presenta como “La Sexta de centroderecha” y cuyo nombre baraja que sea La Séptima. Y a esto se suma el renovado control de Telemadrid por parte del PP​, con el visto bueno de Vox, tras años de pluralidad en la cadena pública madrileña.

Mientras, Podemos mantiene una estrategia de confrontación contra prácticamente todos los medios de comunicación y grupos editoriales. Desde Mediaset a Atresmedia, desde Unedisa a Vocento, pasando por los medios digitales, sean o no beligerantes contra ellos. Incluso contra RTVE y sus trabajadores, más allá del contencioso por Las Cosas Claras. Un ejemplo que llegó a su clímax durante la campaña de las autonómicas madrileñas, donde CCOO, Podemos, La Última Hora y sus fieles en redes sociales acusaron a la cadena de censurar la candidatura de Pablo Iglesias.

Al final, el Telediario tuvo que defenderse de las acusaciones con datos y el Consejo de Informativos atendió las peticiones de amparo de sus profesionales por estos ataques. El Informativo explicó que a Podemos solo le correspondía el 5% del espacio televisivo por sus resultados en Madrid (6 segundos en una crónica de 2 minutos), mientras que los periodistas de la cadena explicaron que la candidatura de Iglesias les dificultaba el trabajo, puesto que no repartía una agenda de los actos del candidato, lo que imposibilitaba hacerle preguntas, y solo se les suministraba, a posteriori, declaraciones enlatadas. “Dan un producto empaquetado, en el que Pablo Iglesias habla de lo que a su partido le interesa y que por tanto no tiene por qué coincidir con nuestros criterios informativos del día”, defendían.

"Los trapos sucios se lavan en casa"

Desde la salida de Iglesias del Gobierno de coalición y el ascenso de Yolanda Díaz, hay una expresión que se ha instalada en Moncloa: “Los trapos sucios se lavan en casa”. Una estrategia que desplegó la líder gallega desde abril en privado y que se hizo pública en mayo, en su discurso ante el grupo parlamentario de Unidas Podemos (“menos ruido” y “menos Twitter”). Se puso en práctica con la crisis migratoria en Ceuta de finales de mayo, donde los ministros morados no agravaron la crisis pese a su postura contraria a Marruecos, y, tras la remodelación de la parte socialista de la coalición, Díaz la ha refrendado en sus conversaciones con el nuevo hombre fuerte en Moncloa, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños.

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Sin embargo, la estrategia mediática es el único fleco que no se ha adaptado a los nuevos tiempos y, según critican las confluencias, sigue basada en la “táctica de la agresividad” diseñada desde Podemos en tiempos de Iglesias, por mucho que Díaz pidiese alejarse de la “política de Twitter”, el “ruido” y los “grandes titulares” conseguidos a base de airear las discrepancias. Una estrategia basada en tres pilares: la ofensiva en redes sociales como “primera fase de respuesta”, la creación del pseudoperiódico La Última Hora, y el control de parcelas de RTVE que se tradujo en la creación de Las Cosas Claras a petición de Podemos, como acaba de confirmar el nuevo presidente del Ente, José Manuel Pérez Tornero.

Ataques a periodistas desde Twitter y La Última Hora

Las dos primeras patas están interrelacionadas. Varios influencers políticos de Twitter afines a Podemos participan como columnistas de La Última Hora, mientras que redactores del periódico dirigido por la exasesora de Iglesias, Dina Bousselham, ganan influencia en la red social. Pero lo que es denominador común es el ataque continuo a periodistas y medios de comunicación, llegando a la descalificción personal, y que ha condenado la APM, que tacha a La Última Hora de "página web que se autodenomina medios de información". Una ofensiva que en estos días experimenta ElPlural.com tras haber revelado la operación del núcleo duro de Podemos para evitar que Yolanda Díaz sea candidata a presidenta del Gobierno de Unidas Podemos o tras haber informado de los datos reales de audiencia en la pugna televisiva entre Al Rojo Vivo y Las Cosas Claras.

Ambas estrategias tienen sus defectos. La ofensiva tuitera no suele llegar más allá de la caja de resonancia que son las redes sociales, con un eco que queda encerrado en las burbujas de fieles. Y la gran apuesta por La Última Hora tampoco ha destacado por sus resultados. En sus inicios, fueron denunciados por el diario mallorquín Última Hora con las acusaciones de competencia desleal y usurpación de la marca que les pertenece desde hace 127 años. La Oficina Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) decretó que el periódico de Bousselham actuó "de mala fe" y, a la espera de que el caso se resuelva en los tribunales, el periódico cambió a inicios de este mes su URL y su cabecera, pasando a llamarse LUHNoticias. Por otra parte, la audiencia no le ha acompañado y, aunque el medio no está auditado por ningún medidor oficial, en páginas como Similarweb apenas registra un millón de visitas. Por comparar, en el mes de junio obtuvo 890.000 visitas, frente a las 7.750.000 visitas de Nius, el diario creado por Mediaset ocho meses antes, o los 5 millones de media que le otorga a ElPlural.com.

El cierre de Las Cosas Claras

Lo que sí parecía un caso de éxito era la influencia conseguida en RTVE y la creación de un programa como Las Cosas Claras, a la medida de Podemos para crear agenda y favorecer los marcos del partido. Pero el experimento llegó a su fin el pasado jueves, con el adiós definitivo de Jesús Cintora. El propio director de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, confirmaba este viernes en El País lo que era vox populi: que la creación del programa era una exigencia de Podemos. “La cuestión es si algún espacio tiene que venir predeterminado desde fuera. Yo entiendo que no. La RAI ha arrastrado una nefasta tradición: la división de la televisión en parcelas, con un espacio para un partido, otro para a otro o para el presidente de la República. Es una malísima experiencia que no vamos a cometer en este país”, explicaba Pérez Tornero.

El programa de Cintora ha vivido marcado por una pugna interna que ha dividido a los trabajadores y a la dirección. De un lado, el Comité Intercentros, en nombre de la mayoría de sindicatos, denunció que TVE vulneraba varias leyes por contratar a una productora externa para realizar un programa de informativos, que debería hacerse en exclusiva con medios de la casa. Solo CCOO defendía la permanencia del espacio, mientras que desde Podemos defendían al presentador enmarcando el conflicto en una supuesta lucha por la libertad de expresión.

De igual manera, los consejeros de la Dirección han protagonizado duros enfrentamientos en sus votaciones. Siete consejeros apoyaron prorrogar el programa en el mes de julio (el contrato acababa en junio), frente a los tres del PP que pidieron su cierre. Y la mayor división vino en la votación sobre si Cintora debía protagonizar esta prórroga: dos del PP votaron en contra; tres del PSOE, uno del PP y otro de PNV se abstuvieron, y uno del PSOE y los dos de Unidas Podemos votaron a favor, incluido, el director de Mundo Obrero Manuel Martín Medem, quien había sido tertuliano antes de Las Cosas Claras y colaborador de La Última Hora.