La primera crisis de Gobierno realmente seria ya ha llegado a la coalición. No se trata de enfrentamientos de café, reproches públicos o cruces de declaraciones envenenadas. Las desavenencias políticas, fingidas y exageradas en muchos casos para marcar perfil no son sino fruto de una obviedad: la coalición la forman partidos de distinto signo. Sin embargo, este lunes se han abierto varios frentes que sacudirán la plácida calma tensa de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias: el relevo del ministro de Sanidad en pleno pico de la tercera ola de la pandemia de coronavirus y el malestar al que subyace rumores de cese y dimisión de José Luis Escrivá.

Este lunes será el último día de Salvador Illa al frente de la cartera de Sanidad. El Consejo de Ministros de mañana martes pondrá fin a su etapa en el Gobierno para centrarse en la campaña de las elecciones catalanes que se celebrarán el próximo 14 de febrero.

Illa se marcha en el peor momento posible. La tercera ola no es que ya haya llegado, es que nos ha arrasado con cifras record. El pasado jueves, las comunidades autónomas notificaron al Ministerio de Sanidad 44.357 nuevos casos de Covid-19, 18.504 de ellos diagnosticados en las últimas 24 horas. La cifra total de contagios en España se eleva ya a 2.456.675 desde el inicio de la pandemia; y la incidencia acumulada en los últimos 14 días por 100.000 habitantes se sitúa en 795.

Los sanitarios consideran que las restricciones impuestas por las distintas administraciones no son suficientes y han iniciado una campaña en redes sociales para alertar a la ciudadanía de que la situación es peor que en marzo. El sistema sanitario afronta una nueva amenaza de colapso mientras Sanidad se enfrasca en una transición de ministros.

El nombre que ha adquirido enteros para sustituir a Illa es el de la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darías; quien a su vez, podría ser relevada por Miquel Iceta.

Las nubes sobre Escrivá

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José luis Escrivá, ha sido uno de los púgiles que más ha batallado con el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias.

¿El motivo? El Ingreso Mínimo Vital. El líder de Podemos presionó para ponerlo en marcha cuanto antes y su funcionamiento ha sido de todo menos normal. Sus carencias son notorias. La iniciativa ha sido -y es- asfixiada por una burocracia apabullante y la vicepresidencia social no hace sino presionar a Escrivá y lamentar su mala marcha.

Un enfrentamiento aderezado con solicitudes de dimisión. La Asociación Víctimas del Paro ha solicitado este lunes públicamente la dimisión de Escrivá “por la mala gestión y organización del Ingreso Mínimo Vital. 

“Se crearon expectativas de llegar a 850.000 hogares y en 2020 solo se ha llegado a 160 000 (90.000 de oficio)”, denuncia el presidente de la asociación, Joaquín García.

A su juicio “se tardó en aprobar el decreto del Ingreso Mínimo Vital (29 de mayo), se tardó en poder solicitar (hasta el 15 de junio) y se tardó mucho en empezar a resolver las solicitudes (en agosto no se llegaba ni al 5%)”.

“Los últimos datos se dieron a finales de noviembre y principios de diciembre. Y hasta la fecha no se han dado nuevos datos. En enero se iba a hacer una evaluación. Y seguimos esperando” explica, concluyendo que “por dejar a tantos hogares sin ingresos  debería de dimitir o ser sustituido”.

Y a estos nubarrones que planean sobre Escrivá hay que sumarle una nueva polémica a raíz de un informe errante sobre una presunta reforma de las pensiones que elevaría el cálculo de las prestaciones de 25 a 35 años, rebajando así en un 6,3% las cuantías.

Se publicó que esta propuesta fue remitida a Bruselas, sin embargo, el propio Escrivá negó su existencia hasta el punto de que la tomó con el periodista Carlos Alsina al ser preguntado por ello. No obstante, pese al enfado e indignación mostradas por Escrivá, cabe precisar que el documento sí existe.

El Ministerio de Seguridad Social elaboró el informe para enviarlo a Europa. Su contenido era claro: elevar el periodo de cómputo para el cálculo de las pensiones de 25 a 35 años, lo que supondría un descenso general del 6,3%. Esta ficha estuvo entre los planes del Gobierno de Pedro Sánchez hasta hace apenas unos días y contaba con la aprobación del PSOE, además del membrete del Ministerio comandado por Escrivá.

El enfado de Escrivá

El ministro negó su existencia durante una entrevista en Onda Cero, donde insistió en que “el cómputo de la pensión se va a quedar como está. Mientras esté el Gobierno de coalición que hoy tenemos esto no se va a modificar”.

“Permítame con toda cordialidad [...] que transmita mi desconcierto e incluso mi decepción de que la presenten con una narrativa sobre lo que es el plan de reformas que mandamos a Bruselas, que básicamente es la traslación, con alguna concreción de lo que aprobó el Pacto de Toledo. Una narrativa que nunca me la habrán oído a mí, que nunca la habrán podido extraer de las recomendaciones del Pacto de Toledo, sino que se ha creado artificialmente a partir de una realidad que no existe”, insistió visiblemente enfadado.

Y añadió que “yo siempre les digo: escuchen al ministro responsable, escuchen lo que vamos diciendo y escuchen menos lo que viene de otros sitios. Tal y como lo han presentado ustedes, con toda cordialidad se lo digo, me parece que en este caso no han sido consistentes con algunas cosas que ustedes dicen algunas veces”.

Alsina, en este punto, le recuerda que fue publicado hace varias semanas por la prensa y él no lo negó: “No creo sinceramente que tenga que salir yo a desmentir cosas que sean de mi área de responsabilidad”.

Finalmente, Moncloa no incluyó el documento en el envío que hizo a la Comisión Europea para pactar el Plan de Inversiones y Reformas anexo a los 140.000 euros de los fondos europeos que llegarán en los próximos años.