Bélgica, Congreso, Senado y vuelta a la Cámara Baja. Así ha sido el trayecto del proyecto de ley de amnistía que llega, por fin, a su última estación. No hay lugar para las sorpresas. Un camino eterno no exento de los giros de guion habituales de la política española, pero cuyo desenlace llegará antes del mediodía de este jueves, tras un debate que se ceñirá a los estándares habituales, a pesar de las maniobras del Partido Popular para exprimirlo al máximo. El bloque de la investidura quiere salir del bucle parlamentario que ha supuesto la medida de gracia, al tiempo que afean a los conservadores que busquen “estirar un chicle que ya no existe”.

El Partido Popular vertebró con la amnistía su estrategia de oposición al Gobierno. Los conservadores llevaron a la calle los pactos suscritos por el Partido Socialista y las formaciones independentistas, con movilizaciones -la última este pasado domingo- e intervenciones parlamentarias que se barruntaban como agente acelerador del desgaste de un Ejecutivo que ya no disponía de la geometría variable de la pasada legislatura. Con los votos contados, los populares buscaron medrar entre sus socios, especialmente en el más díscolo, Junts, quienes incluso tumbaron la primera tentativa del proyecto de ley allá por el mes de enero.

Los neoconvergentes se disociaron del grueso del bloque de la investidura, al entender que aquella redacción del texto -elaborada por ellos mismos- no ofrecía las garantías pertinentes al expresident Carles Puigdemont y al resto de líderes del procés huidos de la justicia. El ‘no’ de Junts obligaba a extender de nuevo de los plazos, armando de razones, en parte, a la estrategia del Partido Popular, que percutía en el desgaste de la medida de gracia sobre el Gobierno. Sin embargo, poco después, PSOE y sus socios independentistas cerraron un acuerdo a tres para sellar la aprobación con un nuevo texto que, ahora sí, contaba con el beneplácito también del futuro candidato a la Generalitat.

Un asunto “desfasado”

Del Congreso salió al Senado, donde la mayoría absoluta del PP lo retuvo durante dos meses, previa reforma para estirar el plazo de retención. Por primera vez en democracia, España se vio inmersa en un conflicto institucional entre las dos Cámaras. Pero la amnistía se diluía entre otros asuntos de actualidad y perdió la fuerza que barruntaban los conservadores. Hasta el punto de que, en los pasillos de la Carrera de San Jerónimo, se ve ya como un “tema totalmente desfasado”.

Como ya hiciera la semana pasada, el PP trataba de estirar los tiempos del debate parlamentario de este jueves. El portavoz del Grupo Popular lo expuso ante los medios de comunicación en la sala de prensa del Congreso este pasado martes. Reclamó en la Junta de Portavoces que la votación de la ley de amnistía fuese de nuevo por llamamiento. Así se hará. Pero lo que no consiguieron fue que los tiempos del debate se ampliaran de siete a doce minutos. Algo que en el resto de formaciones entienden como una nueva salida del tiesto de Miguel Tellado. O el “punto Tellado” como ya lo califican algunos de sus compañeros.

En los pasillos del Congreso ironizaban con la petición que hacía extensible Tellado en el cónclave de portavoces rutinario. Una reunión que se preveía más corta de lo habitual, dado que la semana que viene no hay plenos a la vista por la celebración de las elecciones europeas. Pese a ello, la reunión fue algo más abstrusa de lo esperado, tal y como lamentaban fuentes parlamentarias, que al mismo tiempo ironizaban que incluso con “un minuto” les bastaba para sellar unas posiciones que ya de por sí están perfectamente delimitadas.

Diputados del Grupo Plurinacional encapsulaban la reacción de Tellado como una nueva sobreactuación del Partido Popular. Estas voces inciden en que la medida de gracia ya no canaliza tanto voto como en un principio suponían en Génova. De hecho, parlamentarios socialistas asumen que los conservadores “estiran un chicle que ya no existe” por el mero hecho de que “no tienen más que mascar”. Así lo confirmaron los resultados en Cataluña, que neutralizaron por primera vez en décadas una mayoría independentista. “Es un tema desfasado”, resuelven.

Nuevas vías para tumbar la amnistía

En el PP parece que ya han entregado la cuchara, más allá de las reclamaciones ya inherentes a este debate de retirar la ley de amnistía. Los conservadores asumen que este jueves la medida de gracia saldrá del Congreso ya con su aprobación definitiva, aunque advierten de que actuarán por diversas vías para tumbarla. El portavoz popular no abundó, ni en público ni en privado, cuáles serían esos caminos alternativos, pero sí expuso que seguirán los plazos y los tiempos que “más convengan” a su estrategia política.

Tellado insistió en rueda de prensa: la amnistía es “inconstitucional” y ya fue “expresamente rechazada en campaña electoral” por el propio Pedro Sánchez. Una iniciativa parlamentaria que será la consumación del “mayor actor de traición” a España y que, además, cuenta con el “rechazo mayoritario de la sociedad española”, aduciendo a las movilizaciones organizadas por su formación en la calle. Preguntado por la vía de un recurso ante el Tribunal Constitucional, el portavoz popular redundó en que el PP “medirá los tiempos” sin responder a plazos. “Lo estudiaremos”, se limitó a comentar, aunque remarcó que la estrategia de Génova es “tumbar” la medida de gracia “por la vía jurisdiccional, constitucional” o las que estimen “más adecuadas y efectivas”.

En este sentido, la amnistía no sólo supone una “traición” para todo el país, sino que además implica la culminación de la “obra magna del sanchismo”. En suma, el “compendio de perversión moral, corrupción política, degradación institucional y fraude electoral”. El portavoz conservador ironizaba sobre esa “mayoría progresista” de la que alardea Sánchez, de la que dice no estar preparada para Presupuestos o tramitar otras legislativas. “No está para gobernar”, redundó. En definitiva, Tellado se refirió al bloque de la investidura como una “coalición de intereses” conformada en exclusiva para “intercambiar impunidad a cambio de poder”.

Por eso, plantea la amnistía como la “única medida de calado” que Sánchez ha logrado sacar adelante, que coincide con la “única que se comprometió a no tomar en campaña electoral”. Aun con todo, cree que la mayoría de “conveniencia” de la legislatura está “rota”, parafraseando a la portavoz de Junts, Míriam Nogueras. Por ello, insta al Ejecutivo a retirar la ley y convocar elecciones y “dé voz a todos los españoles”.

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