La entrevista que concedió este jueves la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, en el programa La Cafetera de Fernando Berlín, está dando mucho de qué hablar por sus palabras sobre la pandemia, pero muy poco sobre las aristas de su análisis político. Por no mencionar los excelentes datos de empleo, que han quedado eclipsados por completo. Díaz se pronunció sobre la intención del PSOE de situarla, o arrinconarla, a su izquierda, mientras que ella recalcaba su apuesta por la transversalidad. Una posición que en su día defendió Íñigo Errejón dentro de Podemos y que le valió su salida de la formación morada. Ahora, el propio Errejón tira de emoticonos para responder cuando le preguntan si le están plagiando el discurso, mientras calla sobre su futuro.
Mientras que la derecha, y sobre todo el PP, se esfuerza en sacar punta a las declaraciones de Díaz acerca de sus avisos precoces acerca del riesgo del coronavirus, otros aspectos se pasan por alto. Los avisos de Díaz se plasmaron en un manual para empresas que el propio PP, los empresarios y los medios de su órbita tacharon de “alarmista”, para ahora calificarla de "miserable" porque no hiciera públicas las mismas advertencias con las que la censuraron. La clásica polémica de frenopático con la que la derecha nos ha castigado durante toda la pandemia, pero que esta vez, gracias quizás a la sobreexposición del Gobierno, le ha bastado a la oposición para tapar unos datos de empleo nunca vistos en la historia de España.
Entretanto, nos hemos perdido la reflexión política de Yolanda Díaz sobre la posición ideológica que quiere darle a su liderazgo dentro de Unidas Podemos, en un contexto en el que el PSOE, y hasta el propio Pedro Sánchez, reclaman unidad a las corrientes y partidos que hay a su izquierda para que no se presenten divididos a unas elecciones generales. Fue el propio presidente del Gobierno el que avisó tras el Congreso del PSOE y pidió consolidar “ese espacio a la izquierda del PSOE” porque “el sistema electoral penaliza la división”. Con los Presupuestos Generales encarrilados, el presidente del Gobierno es el único que decide cuando tocan elecciones generales. Y aunque en Moncloa siempre hablan de acabar la Legislatura, ya nos conocemos todos en esta nueva España que nos ha tocado vivir y en Génova ya están preparando adelantos electorales. El PP se rearma para adelantar elecciones en Castilla y León antes de que el PSOE les plante otra moción de censura, Andalucía tiene un color electoral que pa' qué y ya veremos si Sánchez no ordena pulsar el botón nuclear en Valencia o más acá para contrarrestar la imagen victoriosa de Casado que planifican en la calle Génova.
Con el pecho lleno de galones, pero quizás desconocedora de la que se iba a liar con sus palabras sobre “la antesala del 8M”, Díaz quiso salir ayer a contestar a los consejos de un Sánchez que es uno y trino: presidente en su gobierno, compañero en la coalición y rival en las urnas. "Yo no quiero estar a la izquierda del PSOE, le regalo al PSOE esa esquinita. Eso es algo muy pequeño y muy marginal. Yo creo que las políticas que despliego son transversales. La sanidad pública no es ni de derechas ni de izquierdas, es de la ciudadanía", comentaba Díaz en su entrevista en La Cafetera de este martes.
Mientras el panorama mediático, con más o menos aspavientos, miraba el dedo, el periodista Iván Gil señalaba a la luna en su cuenta de Twitter y su compañera de El Confidencial, Isabel Morillo, leía entre líneas: “Esto se lo he oído yo palabra por palabra a Íñigo Errejón”. Y el líder de Más País, citado en el tuit, respondía, pero de manera escueta, con un emoticono de sonrisa tímida. Un sutil reconocimiento a que el discurso de Díaz no es nuevo para el político madrileño.

De hecho, la discusión sobre la necesidad de hacerse transversales o mantenerse fieles a las esencias fue la que dividió a Podemos por la mitad y rompió la relación entre Íñigo Errejón y Pablo Iglesias. Sólo que Díaz lo condensa ahora en algo más fácil de entender con su “la sanidad no es de derechas ni de izquierdas”, mientras que Errejón filosofaba sobre tensiones entre “núcleos irradiadores y sectores aliados laterales”.
La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales. Afirmación - apertura.
— Íñigo Errejón (@ierrejon) June 19, 2015
Pero no hay que olvidar que, para malestar de muchos sectores tradicionales de Podemos que no están cómodos con el liderazgo de Díaz, la vicepresidenta segunda tiene en su gabinete como asesor a Rodrigo Amírola, quien trabajase con Errejón y le acompañase en su fallida candidatura en Vistalegre II. Amírola y Errejón siempre defendieron la necesidad de que Podemos se transformase en “una fuerza política más abierta” en el Documento Político de 100 páginas que vertebraba su candidatura y con la que reclamaban “Un Podemos abierto, que no se encierre en sí mismo ni en las etiquetas viejas, sino que trabaje hacia afuera, para que los que faltan confíen y para que los que están se ilusionen”.
Justo como ahora defiende Yolanda Díaz, con sus acercamientos a movimientos de la izquierda con Más Madrid, Compromís o los Comunes de Ada Colau. Un viaje de años para el que no hacían falta tantas alforjas y en el que todavía no se sabe si, más allá de emoticonos, volverá a embarcarse Errejón.