No es tolerable el daño que Juan Manuel Moreno Bonilla está haciendo con su destrozo en la sanidad pública. Los enormes recortes en personal sanitario, las bajas que no se cubren, la desorganización o la falta de recursos, continúan provocando situaciones dramáticas, cuyas consecuencias se miden en vidas y dolor.
Uno de los casos más desgarradores que refleja esta realidad ha sucedido en el Hospital Materno Infantil de Málaga, que es la única maternidad pública que ha dejado Moreno Bonilla en toda la capital malagueña y su entorno metropolitano, además de ser un centro de referencia para la atención a las gestantes y neonatos. En dicho hospital, una mujer tuvo que parir a su bebé muerto sin epidural, a consecuencia de la falta de enfermeras. Una imagen terrible que pone de manifiesto la gravedad de la crisis en la sanidad pública andaluza.
El pasado miércoles, una mujer acudió al Materno de Málaga para dar a luz a su bebé muerto de 28 semanas. Al llegar, solicitó la administración de la epidural, un derecho básico para aliviar el sufrimiento durante el parto. Sin embargo, la falta de personal sanitario impidió que se le ofreciera el tratamiento adecuado.
La unidad encargada de administrar las epidurales, que anteriormente contaba con dos enfermeras, había reducido su plantilla a una sola, quien se encontraba desbordada al tener que atender simultáneamente a nueve gestantes. Aunque la paciente había sido informada de la muerte de su bebé antes de ingresar, su petición de alivio del dolor no fue atendida a tiempo.
La mujer terminó dando a luz sin epidural, soportando no solo el dolor físico del parto, sino también el insoportable sufrimiento emocional de perder a su hijo. El sindicato de enfermería SATSE ha denunciado lo sucedido, como reflejo de la “grave falta de personal” en el hospital y ha exigido responsabilidades.
No estamos ante un caso aislado. El desmantelamiento progresivo de la sanidad pública, alimentado por los recortes presupuestarios impulsados por Moreno Bonilla, está provocando un deterioro alarmante de los servicios, con consecuencias dramáticas para quienes dependen de ellos.
Moreno Bonilla nos está dejando sin médicos, sin enfermeras y sin administrativos en Atención Primaria. Ha echado a la calle a 18.000 sanitarios y otros muchos se están marchando ante las precarias condiciones laborales que ofrece el presidente andaluz del PP.
En dos años, Andalucía ha perdido 1.116 médicos. Se van porque Moreno Bonilla les paga menos que la media nacional. Les ofrece contratos precarios por muy poco tiempo, les cambia de puesto de trabajo constantemente y les hace trabajar a destajo ante la sobrecarga laboral brutal provocada por los recortes.
No solo los médicos critican las tercermundistas condiciones de trabajo en Andalucía, también lo hacen las enfermeras, que denuncian la abundancia de contratos temporales de pocos meses, semanas o incluso días. Andalucía “exporta” enfermeras. Casi 2.000 sanitarias graduadas en los centros universitarios andaluces emigraron en 2023, según un informe publicado por el Ministerio de Sanidad. La ratio andaluza se sitúa en 5,5 enfermeras por cada mil habitantes, frente a las 6,3 de la media nacional.
La reducción de enfermeras en la unidad de epidurales es un claro ejemplo de cómo la falta de personal no solo afecta la calidad del servicio, sino que también pone en peligro la seguridad de los pacientes. Las largas listas de espera, que en muchos casos superan los plazos recomendados para la atención, son otro reflejo del desastre sanitario de Moreno Bonilla. La escasez de personal en áreas clave como ginecología, pediatría o cirugía aumenta la presión sobre los profesionales de la salud, que ven cómo su capacidad para ofrecer una atención de calidad se ve constantemente limitada por la falta de recursos.
Estamos hablado de vidas humanas. Cada recorte en la sanidad pública se traduce en sufrimiento, en dolor innecesario para las personas que necesitan atención médica. La muerte de un bebé en estas condiciones, sin la posibilidad de aliviar el dolor de la madre durante el parto, es una tragedia que podría haberse evitado.
Las historias de personas que han sufrido por falta de recursos son innumerables. Pacientes que esperan meses, e incluso años, para una intervención quirúrgica, personas que no reciben atención a tiempo porque el sistema está colapsado, y profesionales que trabajan bajo presión, al límite de sus fuerzas, sin la posibilidad de ofrecer la calidad de atención que los pacientes merecen.
La sanidad pública está siendo destruida por Moreno Bonilla y con ella, el derecho de las personas a recibir atención médica adecuada. Los profesionales de la salud piden a gritos que se pongan fin a los recortes y que se invierta en la sanidad pública, para garantizar que todos los ciudadanos puedan acceder a una atención de calidad. ¿Dónde está la “humanización” de la que tanto habla el PP en sanidad?
El caso de la mujer que dio a luz sin epidural ha sido calificado por muchos como una manifestación de violencia obstétrica. El Equipo de Violencia de la Mujer de Málaga ha anunciado que tomará acciones legales tras conocer este caso. Esta denuncia subraya la importancia de garantizar que las mujeres reciban la atención digna y respetuosa que merecen en todo momento, especialmente durante el parto, que es un momento de gran vulnerabilidad física y emocional.
En este caso, la negligencia en la atención a la mujer embarazada, la tardanza en la administración de la epidural y el sufrimiento innecesario que sufrió durante el parto son claros ejemplos de cómo el sistema sanitario puede fallar gravemente. La violencia obstétrica no solo es una cuestión de maltrato físico, sino también de falta de respeto a los derechos de las mujeres en un momento tan vulnerable de sus vidas.
Para terminar, insistir en que los recortes impuestos por el gobierno de Moreno Bonilla están costando vidas, dolor y sufrimiento a miles de andaluces y andaluzas. Son cientos de millones que deberían de ir a la sanidad pública, los que se están desviando para la sanidad privada. Y ello repercute de forma importante en el bienestar de los ciudadanos.
Es hora de que Moreno Bonilla y su gobierno dejen de atacar la sanidad pública y comiencen a invertir más en ella, para que tragedias como la vivida en el Materno de Málaga nunca más se repitan. Las vidas de las personas no son negociables.