La Comunidad de Madrid es cada día un territorio más hostil para todo aquel que no goce de una cuenta bancaria plagada de ceros. Su gestora, Isabel Díaz Ayuso, no disimula sus acciones en favor de los que más tienen y legisla para que sus intereses se engrosen, aunque esto suponga condenar a las clases trabajadoras al más estricto olvido. Imposible es encontrar otra explicación para que, mientras se aprueban rebajas de impuestos millonarias para las rentas más altas y se regala suelo público, no se repartan el bono del alquiler o las becas comedor.

Ayuso no juega al despiste y ya en 2022 decidió perdonarle 1.200 millones de euros a los declarantes más ricos de la Comunidad, que se suman a los 992 millones de euros que regaló a las grandes fortunas al bonificarles el impuesto de patrimonio. Madrid atesora el 98,85% de los impuestos perdonados a los ricos y su presidenta lo porta como bandera. El liberalismo aporófobo de la líder del Partido Popular (PP) está creando escuela y en territorios como Andalucía, donde han aprobado las rebajas fiscales a la madrileña, o Extremadura, donde el Gobierno de PP y Vox, han eliminado la gratuidad universal de los comedores escolares, siguen sus pasos al detalle.

Años de ventaja les lleva la presidenta de la Comunidad de Madrid. En 2022, convencida de que los ricos estaban atravesando un muy mal momento, su Ejecutivo aprobó las becas para ricos, destinadas para familias con ingresos superiores a los 100.000 euros que decidan llevar a sus hijos a la educación privada. A penas un mes después, llegaron las hipotecas avaladas al 95% para viviendas de hasta 390.000 euros, con requisitos mucho más laxos que los exigidos para acceder a una vivienda social.

El broche a la batería de ayudas para ricos lo han puesto este verano los cheques de hasta 4.000 euros para contratar empleadas del hogar. Este verano llegaba a Madrid con una victoria electoral aplastante para los de Ayuso, que no titubearon al aprobar un cheque canguro con un umbral de renta situado en los 30.000 euros per cápita, es decir, de 90.000 euros para una familia de dos miembros con un menor, de 120.000 si son dos adultos y dos menores o de hasta 150.000 euros para las familias más numerosas.

Con una mayoría absoluta en la mochila, Ayuso ha afrontado la vuelta al cole de la misma manera que terminó el curso anterior: sonriéndole a los ricos e ignorando a los más pobres. Miles de profesores menos de los necesarios, el comedor escolar más caro y sin haberse asignado las becas son algunas de las claves del retorno a las clases. Para los que van al cole solos, podrán hacerlo en metro, salvo que vivan en Vallecas. La línea 1 permanece cerrada y los vecinos del barrio de Vallecas aislados, con un servicio de sustitución irrisorio.

Los vecinos del recorrido que cubren las doce paradas de la línea 6 (entre Conde Casal y Ciudad Universitaria) que serán cerradas durante un año pueden ir preparándose para una situación similar. Estos pueden optar por abandonar sus hogares habituales y buscar un alquiler en otra zona, pero si esperan poder contar con el Bono del Alquiler Joven, pueden esperar sentados. En enero aprobó el Gobierno de España esta ayuda y destinó millones de euros a las comunidades para que los repartiesen. En Madrid, a septiembre de 2023, se ha asignado un 20% de la ayuda.

Por descontado se da que Ayuso no aplicará la ley de Vivienda, que da la posibilidad a los Ejecutivos autonómicos de definir las zonas de mercado más tensionadas para evitar que los alquileres sufran subidas desmedidas. Probablemente, ni siquiera estén abiertos los parques como último recurso, sea por falta de árboles o porque en su interior se puede disfrutar sin consumir. A la Comunidad de Madrid le esperan cuatro años de rodillo neoliberal, fundamentado en una mayoría absoluta. Con la ayuda inestimable de su segundo de abordo, el alcalde de la capital, Ayuso extenderá políticas antisociales a todos los sectores.

El transporte público, a merced de cuatro gotas de lluvia, continúa su descenso hacia el desmantelamiento. Los centros de salud se mantienen sin recursos y la sanidad sigue sufriendo la falta de plantilla, aunque esto ya no cope televisiones. Entre barracones y colegios en mal estado, faltan miles de profesores y las becas son ahora un privilegio. La vivienda es un bien de mercado garantizado en Madrid, aunque ello requiera desahuciar una familia con dos niños y una persona mayor enferma. Y las cervecitas, las de la libertad, están demasiado caras como para poder costearse el olvido de esta larga lista.