Uno de cada tres menores de 18 años se encuentra en riesgo de pobreza en España. En torno a dos millones y medio de niños se asoman al abismo y tan solo un 11% recibe apoyo económico para poder hacer frente al gasto del comedor escolar. Excluidos, un millón de niños no pueden acceder a él por razones económicas. Estas son las vergonzosas cifras del estudio publicado por Educo, que señalan a las Administraciones de las Comunidades Autónomas como principales responsables de definir un sistema de becas excluyente.

Esta situación ha importado poco a los Gobiernos de algunos territorios, que no han tenido miramientos en subir el coste del comedor escolar. La Comunidad de Madrid, como no podía ser de otra manera, es una de las autonomías donde más se han incrementado el precio, pasando de los 4,88 a los 5,50 euros diarios, lo que representa un incremento del 12,7% y de poco más de 12 euros al mes. Cataluña tampoco lo ha dudado y ha elevado el precio de los 6,54 a los 6,91 euros diarios (5,65%).

El catalán es sin duda el menú más caro, con un coste de 138 euros en un mes de cuatro semanas.  A la caza de estas dos CCAA aparece Andalucía, donde el Gobierno de Juanma Moreno ha dado luz verde a tres subidas anuales consecutivas. Para este curso, el menú se ha incrementado un 4,16%, pasando a costar de 4,78 a 4,98 euros diarios. La Región de Murcia y Castilla – La Mancha completan el grupo de territorios con ascensos. El menú murciano se ha incrementado casi 40 céntimos y el manchego ha pasado de los 3,70 a los 4,07 euros.

Multiplicidad de sistemas de becas

En becas comedor cada autonomía es un mundo y ninguno de ellos consigue alcanzar los niveles óptimos para que no se quede fuera gran parte de la población vulnerable. Algunos territorios tienen tope presupuestario, es decir, cuando se acaba el dinero destinado a esta partida no sé dan más becas, aunque los solicitantes cumplan los requisitos. Este sistema de concurrencia competitiva, denunciado por Educo, está presente en siete CCAA, donde se compite por ver quién es más pobre: Asturias, Castilla y León, Aragón, Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares y Canarias.

En otros territorios no existe la posibilidad de que, aun cumpliendo los requisitos y recibiendo una solicitud aprobada, la beca cubra el 100% del coste del comedor en ningún caso. Esta situación se reproduce en la Comunidad de Madrid, Cantabria, Baleares, Navarra y La Rioja. En otras tres, Canarias, Cataluña y Comunidad Valenciana, la cobertura total depende de otros requisitos. "El copago de la beca comedor, por ínfimo que sea, supone un gasto que para familias que viven bajo el umbral de pobreza para las que vivir o llegar a fin de mes es toda una heroicidad", ha denunciado Macarena Céspedes, directora de Incidencia e Investigación de Educo.

La burocracia tampoco lo pone nada fácil, independientemente del territorio. Simplicidad, transparencia, agilidad y un calendario adecuado son cuatro de los diez ingredientes que componen la receta que Educo plantea. A mayor vulnerabilidad, más dificultad de acceso a convocatorias, nuevas tecnologías y conocimientos relacionados con el martirio que suelen suponer las convocatorias.

"La burocracia pone peso en el eslabón más débil de las cadenas", denuncia Céspedes. Además, una vez superado el desafío de conseguir una beca, en muchas ocasiones tocará esperar meses hasta que su cuantía llegue. Así, familias se ven obligadas a reservar plaza del comedor escolar antes de saber si se ha concedido la beca, con lo que muchas familias deciden no reservarla. Otro caso común es que las ayudas al comedor llegan después de haber empezado el curso. Eso quiere decir que los niños no van al comedor hasta que no reciben la beca o que las familias tienen que adelantar el coste, algo que no siempre pueden hacer.

Las fallas en el sistema de becas comedor son múltiples y evidentes, razón por la que extremadamente urgente que la acción de los ejecutivos nacional y autonómicos realicen una mayor inversión y destinen tiempo y dinero a revisar los procesos. La igualdad de los menores y su equidad educativa no debería ser una pugna política, pero lo es. Un curso más empieza con desigualdades y las familias más vulnerables sufren la discriminación en un aspecto más de sus vidas. Si bien solucionar el problema de pobreza español no parece el objetivo de muchas administraciones, garantizar que ningún niño pase hambre en el cole debería serlo.